En el lugar del Ejecutivo que se inscribe como único ministerio con funcionarios de trayectoria, las internas se expresan en modo vieja política, lejos de la pretensión anti casta. Es que justo en las horas en las cuales el debate por Ley Ómnibus expone centralidad y acuerdos subterráneos, el asesor en desregulación económica de Javier Milei, Federico Sturzzenegger, empieza a ganar un lugar cada vez más preponderante en el gabinete, avalado por un aprecio particular del presidente y mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, ya camina a pagar los costos políticos del ajuste. Inclusive, y según confirmó Página I12 de fuentes oficiales que lo conocen al ex Golden boy del JP Morgan, ya le avisó al primer mandatario que se quedará pocos meses en el cargo, escudado en “cuestiones familiares”.
“Lo tenemos calentando…”, dijo a este diario un importante hombre del gabinete sobre la posibilidad de que Sturzzenegger, ex funcionario del gobierno de Mauricio Macri y autor de fracaso de las metas de inflación durante su paso por el Banco Central (BCRA), asuma en Hacienda. Cuentan que habla a diario con Milei y su nexo “de aprecio” está “en su mejor momento”. Hoy, aseguran, si le das a elegir al Presidente con quien se queda, elige a Sturzzenegger. Fue el propio mandatario quien le pidió que se guarde de las críticas y las chicanas del Congreso, que en varias oportunidades le pidió que vaya a explicar el laberinto de la Ley Ómnibus, un proyecto que el ex BCRA había armado para Patricia Bullrich pero luego, ante la derrota de Juntos, les acercó a los libertarios.
Hoy, estoy Sturzzenegger tiene en el apoyo del presidente un gran beneficio y un gran problema. Milei es el único que lo apoya al 100 por cien, y está en choque permanente con Caputo y, sobre todo, con Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, que quedó desempoderado en el manejo de la Ley y el DNU, que quedó baja la gestión total de Sturzzenegger. Tanto lugar ganó el personaje en cuestión que en las últimas horas desató un escándalo, con choque manifiesto con un histórico del Parlamento: Miguel Pichetto fue convocado a una reunión en un departamento de Palermo, propiedad del ex Grupo Sushi, actual dueño de Madero Tango y referente libertario Cristian Caram, donde se iban a debatir puntos de la Ley de Ómnibus, y se enojó fuerte cuando al llegar los vio a Sturzzenegger, quien además suele colarse en todas las reuniones de jefes de bloque.
Es que, al fin y al cabo, por más vueltas que se le de al tema, el gobierno de Milei tiene en la Ley Ómnibus el corazón de su plan económico, su modelo de fondo, con el eje en la desregulación. Ergo, siempre, aun siendo ministro sin cartera, Sturzzenegger es un personaje central para Milei desde antes de su asunción. Es el único con el que mantiene una relación previa muy fluida. Inclusive, según supo este diario, había hasta hace horas un malestar con Caputo por no salir a exponerse por la ley Ómnibus. Eso, que el presidente le hizo saber a su ministro, redundó en una furia tuitera de Caputo con mensajes en la red social X, hasta llegando a plantear una amenaza de mayor ajuste a los gobernadores del interior que no voten la norma.
El quinto piso está en (des) orden
Mientras en reuniones privadas sigue admitiendo Caputo su carácter de “ministro fusible”, el orden interno en las oficinas de Hacienda no es la norma. Uno de los temas que divide aguas es la suba de retenciones a las exportaciones que dispuso Sturzzenegger en la Ley Ómnibus. Fernando Vilella, actual secretario de Bioeconomía es hombre de Posse y llegó de la academia con la premisa de retenciones cero. Ya había tenido diferencias con Caputo por ese tema, pero ahora se planteó otro choque por la ley de semillas, un pedido muy expreso del campo y que el propio Vilella había prometido sacar de la ley ómnibus. Lo curioso es que después de esa promesa sacó un comunicado contrario a esa posición, lo que levantó la ira de Caputo. El ministro de Economía le había pedido al secretario no agitar con ese tema para tenerlo como prenda de negociación con los gobernadores del interior, hoy esquivos a votar muchos puntos de la ley madre.
En ese escenario, emergió un liderazgo que se está cargando buena parte de todos los temas que no son financieros. Juan Pazo, ex socio de Francisco de Narváez en Grupo Alas (Rapsodia, Caro Cuore) y secretario de Coordinación del Ministerio de Economía, se empezó a quedar con las decisiones sobre pymes, agro e industria. La ventaja de Pazo, en un gobierno que se creó sobre segundas y terceras líneas nada lucidas en sus rubros, es ser un personaje muy bien contactado. Con el agro se lleva bien porque, además de ser un empresario textil, tiene inversiones en criaderos: el ex superintendente de Seguros con Macri es dueño de Invernea SRL, junto a Martín Voss, funcionario de Pazo en la superintendencia y Mario Bitar, actual encargado de Estrategia de la firma Globant.
Además, es amigo íntimo de la familia Caputo, llegó avalado por Santiago Caputo, hombre de confianza de Milei y sobrino del ministro de Economía. En particular, es muy cercano a Nicky, dueño de Mirgor, la firma que ensambla en Tierra del Fuego. Muchos explican en esos nexos la pelea interna que sostienen en el Gobierno para no agitar ruido contra el gasto que le supone a Nación la inversión en impuestos en la producción de electro en la isla. Tanto Pazo como Sturzzenegger aparecieron en público, en las últimas horas, en una reunión en la que iba a estar sólo Caputo, con empresarios de diferentes rubros.