Desde El Salvador

Duplicaciones de votos, fallos en sistema para la transmisión del conteo, falta de datos oficiales y la suplantación de personas en las mesas electorales, marcaron las elecciones presidenciales del pasado domingo en El Salvador, en las que Nayib Bukele busca la reelección.

La noche del lunes, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) todavía no daba por terminado el escrutinio preliminar de las elecciones, para luego pasar al escrutinio final. Y con un total de 70 por ciento por ciento de las actas escrutadas, Bukele aventajaba las elecciones.

Por la tarde, la presidenta del tribunal electoral, Dora Martínez, reconoció que no había sido posible dar los resultados preliminares y que no habían recibido desde las mesas electorales 2,547 actas, por lo que estas urnas tenían que abrirse y así contar voto por voto. Ocurriría lo mismo con los votos para la elección de diputados de la Asamblea Legislativa.

Bukele, el político que ha catapultado su imagen por las medidas de seguridad implementadas contra las pandillas, compitió contra cinco candidatos: Manuel Flores (FMLN), Joel Sánchez (ARENA), Luis Parada (Nuestro Tiempo), José Renderos (Fuerza Solidaria) y Marina Murillo (Fraternidad Patriótica Salvadoreña).

En estas elecciones, 5.2 millones de ciudadanos estaban inscritos en el padrón. También votaron para renovar a los diputados del Congreso que, la nueva legislación oficialista, redujo de 84 a 60, a la vez que cambió las elecciones del sistema electoral “Hare” al “D’Hondt”.

Al inicio de la jornada electoral, ciudadanos que habían sido sorteados por número de documento para conformar las Juntas Receptoras de Votos (JRV) denunciaron que los centros de votación en los que tenían que ejercer estas funciones, no les permitieron acceder a la mesas y sus lugares fueron ocupados por otras personas sin base legal.

Otras irregularidades también ocurrieron durante la madrugada del lunes, cuando varios ciudadanos denunciaron por X que en algunos centros de votación no había equipo o sistema para transmitir los resultados desde las mesas electorales al tribunal electoral; y que había actas que duplicaban los votos de las actas electorales que ingresaban al software.

Un favorable sondeo e ilegal

Bukele no esperó los resultados oficiales y la noche del domingo ya se había declarado ganador por X, red en la que dijo que según “sus números”, el partido Nuevas Ideas había ganado la presidencia con más del 85 por ciento de los votos y había alcanzado 58 de los 60 diputados de la Asamblea Legislativa. Y convocó a sus simpatizantes a un acto en el Centro Histórico de San Salvador.

Antes de autoproclamarse reelecto, la casa encuestadora CID Gallup había presentado un sondeo en el que decía que Bukele habría ganado con el 87 por ciento de votos. Estos resultados los dio a conocer en el mismo hotel que el tribunal electoral tiene como sede para el proceso electoral. Pese a que la legislación prohíbe la divulgación de este tipo de encuestas en elecciones, el tribunal electoral no se pronunció.

Antes de la medianoche del domingo, el actual presidente salió a dar un discurso desde el balcón principal del Palacio Nacional, frente a la plaza Gerardo Barrios en la que estaban reunidos miles de simpatizantes.

“Este día, El Salvador ha roto todos los récords de todas las democracias en toda la historia del mundo. Desde que existe la democracia nunca un proyecto había ganado con la cantidad de votos que hemos ganado este día. Es literalmente el porcentaje más alto de toda la historia”, inició su discurso Bukele frente a miles de personas. Y dijo que era la primera vez que en un país con un sistema plenamente democratico existía un partido único. Defendió el régimen de excepción implementado desde marzo de 2022 en El Salvador y que ha dejado sin garantías constitucionales a los salvadoreños, y arremetió contra sus opositores, la prensa y los organismos internacionales.

“¿Por qué va a venir un periodista español a decirnos lo que los salvadoreños tenemos que hacer?”, cuestionó en tono exaltado en referencia a un periodista del periódico El País que, horas antes había consultado a Bukele sobre las declaraciones del candidato a la vicepresidente, Félix Ulloa, en las que señalaba que ellos querían “eliminar la democracia”.

Esta conferencia, montada media hora antes de que se cerraran los centros de votación y en las que Bukele omitió la prohibición a incitar al voto, fue de las pocas convocadas en sus últimos años de gobierno. La prensa nacional e independiente no pudo hacerle preguntas al mandatario.

La mañana de este lunes, previo a la última actualización de datos del TSE, los opositores políticos se pronunciaron por las irregularidades en las votaciones. El FMLN, el partido de izquierda, denunció que el tribunal electoral había tenido dos simulaciones en las que pudieran resolverse los inconvenientes de la transmisión de resultados. 

“Tenemos denuncias claras; cuando sí cargaba el sistema, era para duplicar o triplicar los datos específicamente de Nuevas Ideas”, señaló la diputada Anabel Belloso. “También compartimos la vulneración y manipulación del proceso electoral”, agregó.

Por su parte, el colectivo feminista protestó con caceroazos ayer por las irregularidades electorales en la plaza Salvador del Mundo, una plaza simbólica de la capital.

Reelección inconstitucional

La Constitución salvadoreña prohíbe la reelección inmediata de los mandatarios en seis artículos. Pero el tribunal electoral justifica la candidatura de Bukele citando una resolución del Tribunal Constitucional, impuesto en la primera sesión del Congreso oficialista, en mayo de 2021. Además alude a una “licencia” de su cargo que el actual presidente se tomó para poder competir.

Enrique Anaya, un constitucionalista salvadoreño, también cuestiona la búsqueda de la reelección de Bukele, pues dice que el Tribunal Constitucional actual no interpreta la Constitución, sino que la “desinterpreta”.

“Todas las dictaduras buscan, en cualquier parte del mundo e históricamente, darse una apariencia de legalidad, porque a nadie le gusta que le digan dictador, tirano”, enfatiza el constitucionalista.

Ruth López, experta electoral, explicó a Página/12 que las elecciones salvadoreñas han ocurrido con irregularidades, no solo durante la jornada electoral, sino desde que el tribunal electoral avaló la candidatura de Bukele por la reelección.

El ente electoral, señala López, tampoco reguló que los partidos políticos opositores recibieran el apoyo económico que les permitiera hacer una campaña en igualdad de condiciones.

Hasta una semana antes de las elecciones, el gobierno oficialista inauguró obras y la prensa documentó la entrega de paquetes alimenticios a nombre de un programa estatal en varias comunidades salvadoreñas.

“Se advierte cómo trata de instalar una narrativa que más allá de la cantidad de votos que pudo haber obtenido. Lo cierto es que (Bukele) continuamente vulnera la regulación electoral. Y sobre todo, tratando de imponer esta narrativa del dominio total de la Asamblea Legislativa, cuando todavía no hay resultados. Es decir, puede ser que sea cierto pero aún no hay resultados”, dice López, la especialista.

Desde la década de 1938, el país centroamericano no había vivido un proceso de reelección presidencial. En 1980, dio inicio a una guerra civil entre la guerrilla y el Ejército financiada por EE.UU. hasta llegar a los Acuerdos de Paz firmados en 1992.

Tras la paz, El Salvador fue gobernado veinte años por el partido de derecha, ARENA, y fue durante sus gobiernos que surgieron las pandillas. La izquierda, representada por el partido FMLN, gobernó otros diez años. En ambos gobiernos salieron a luz casos de corrupción y negociaciones de estos partidos con las pandillas. De esas negociaciones, Bukele no ha estado excento, según investigaciones periodísticas.

Bukele, un publicista de 42 años, llegó a la presidencia salvadoreña en 2019. Comenzó su carrera política en 2011 con el FMLN como alcalde de Nuevo Cuscatlán. Luego se lanzó como candidato a la alcaldía capitalina, que ganó en 2015. Bukele fue expulsado del FMLN y quiso correr a la presidencia con el partido Nuevas Ideas. 

La simpatía de Bukele ha aumentado entre los salvadoreños por la implementación del régimen de excepción. Las organizaciones de derechos humanos registran al menos la detención de 75 mil salvadoreños, de los cuales, dicen, no todos son pandilleros. Otros 200 salvadoreños han muerto en la cárcel. 



Fuente-Página/12