El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encabezará este lunes una gran ceremonia institucional de “reafirmación de la democracia”, un año después de la asonada promovida por la extrema derecha del exmandatario Jair Bolsonaro, que intentó derrocar a su gobierno. El acto será celebrado en el Salón Negro del Congreso y reunirá a autoridades de todos los poderes del Estado, gobernadores, ministros y representantes de la sociedad civil, que se unirán en repudio al golpismo y en defensa de la democracia.
“El más brutal ataque a la democracia”
El 8 de enero de 2023, una semana después de la investidura de Lula, las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema, en la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, fueron invadidas y saqueadas por miles de seguidores radicalizados de Bolsonaro, que no aceptaban su derrota en las urnas. El incidente fue una réplica de la invasión al Capitolio realizada por seguidores de Donald Trump en Estados Unidos dos años antes.
La justicia lo consideró el “más brutal ataque a la democracia” brasileña desde el golpe militar de 1964 e imputó por esos desmanes a unas dos mil personas, de las cuales una treintena ya cumple penas de hasta 17 años de prisión. El violento asalto del 8 de enero fue, según una comisión parlamentaria que investigó el asunto, el ápice de un movimiento golpista que empezó el 30 de octubre de 2022, cuando se conoció el resultado de las elecciones en las que Lula derrotó a Bolsonaro con una diferencia de 1,8 puntos porcentuales.
Primero fueron decenas de cortes de ruta por parte de camioneros y luego miles de bolsonaristas montaron campamentos frente a cuarteles de todo el país para exigirle a los militares que impidieran que Lula asumiera la presidencia. Bolsonaro, a quien la justicia investiga como supuesto “mentor intelectual” de ese movimiento, tampoco reconoció su derrota en las urnas y un día antes de la investidura de Lula viajó a Estados Unidos con el único objetivo de no entregarle el poder al líder progresista, quien asumió el primero de enero con un fuerte apoyo popular.
Ocho días después, desde el campamento bolsonarista montado frente al cuartel general del Ejército partió la caravana golpista que, casi sin resistencia policial, destrozó las sedes de los tres poderes e instó a los militares a derrocar a Lula. Luego de esos hechos, Lula buscó fortalecer a las instituciones del Estado y recuperar las políticas públicas abandonadas por Bolsonaro mientras ejerció el poder. El líder de ultraderecha enfrentó durante todo 2023 diversos procesos en la justicia, tanto civil como penal y electoral, en su mayoría aún en trámite, incluyendo el que lo señala como presunto “autor intelectual” de la asonada del 8 de enero.
Bolsonarismo ausente
Hasta el día de hoy hubo solo una sentencia contra Bolsonaro en la justicia electoral, que suspendió sus derechos políticos durante ocho años por distintas irregularidades en las que incurrió durante la campaña de 2022. Bolsonaro y la ultraderecha denunciaron supuestos maltratos a los detenidos por el 8 de enero y aseguraron que eran “patriotas” que ese día protestaron pacíficamente y cayeron en una “emboscada” articulada por “infiltrados comunistas y violentos”, una tesis ya desmontada completamente por la justicia.
Bolsonaro, residente en Brasilia, avisó que estará en su casa de la playa de Angra dos Reis, mientras que el bolsonarista gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, informó a través de su oficina de prensa, ante una consulta de la agencia Télam, que se encuentra de vacaciones en Europa. También se ausentarán el libertario Romeu Zema, gobernador de Minas Gerais, el derechista Claudio Castro, de Río de Janeiro, y el líder ruralista que gobierna Goias, Ronaldo Caiado, entre otros.
En redes sociales las autoridades detectaron convocatorias de la extrema derecha, que animan a los brasileños a protestar contra el gobierno “comunista” de Lula este mismo lunes. El ministerio de Justicia, sin embargo, aclaró que hasta ahora no ha identificado “nada serio” en esos llamamientos. Aún así este lunes la seguridad será reforzada en Brasilia, donde serán desplegados unos tres mil agentes, sobre todo en torno a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia.