La última vez que Brasil y Argentina se enfrentaron por Eliminatorias Sudamericanas en territorio “verdeamarillo” el partido duró apenas cinco minutos, en época de pospandemia de coronavirus, y los 85 restantes nunca más se jugaron ni se jugarán, porque a ninguno de los dos más grandes seleccionados de Sudamérica “les hacían faltan puntos” para clasificarse al Mundial de Qatar.
Esta inédita resolución dejó entonces a las Eliminatorias para el Mundial qatarí con dos seleccionados habiendo jugado un partido menos que los ocho restantes sudamericanos, y esto aceptado reglamentariamente por las autoridades. Y esos dos equipos fueron nada menos que el más ganador en la historia de los mundiales y el vigente campeón del mundo.
Lo que ocurrió, no lo que debía ocurrir, que era jugarse un partido de fútbol durante 90 minutos, tuvo lugar el 5 de septiembre de 2021 en el estadio Arena Corinthians del club de San Pablo, cuando a Brasil todavía lo dirigía Tite.
La delegación argentina llegó sin inconvenientes a Brasil y se pudo entrenar como estaba previsto, pero había algo dando vueltas desde el principio que tenía que ver con el ingreso al país de personas que hubiesen estado en Gran Bretaña durante al menos las dos semanas anteriores a hacerlo.
Como Argentina tenía a cuatro jugadores en esa condición, los marplatenses Emiliano Martínez y Buendía, de Aston Villa, más Cristian Romero y Giovani Lo Celso, en Tottenham Hotspur, la AFA recibió una planilla de la Conmebol para habilitar a que todos ellos tuvieran un tratamiento de excepcionalidad para cumplir con la cuarentena exigida a quienes justamente llegaban como ellos desde Inglaterra.
Pero la respuesta a esta petición de parte de ANViSa, el ente autárquico brasileño que por ello es independiente del gobierno nacional, fue negativa, por lo que los cuatro futbolistas argentinos debían cumplir con los requisitos exigidos de realizar la cuarentena y abandonar territorio brasileño.
Pero nada de esto ocurrió porque la Conmebol autorizó igualmente la realización del encuentro que por entonces era formalmente “a puertas cerradas”.
Pero cuando se estaba jugando el quinto minuto del primer tiempo ingresó al terreno de juego un funcionario de ANViSa respaldado por la Policía Federal brasileña e interrumpió el desarrollo del encuentro.
Las autoridades sanitarias y de seguridad le habían solicitado al cuarto árbitro, el colombiano Carlos Betancur, que detuviera el encuentro, pero como este se negó, lo interrumpieron ellos, lo que derivó en largos cabildeos de los que formaron parte desde Tité y Lionel Scaloni hasta los propios Lionel Messi y Neymar.
Pero todos los intentos por continuar fueron inútiles el partido nunca continuó, a los cuatro jugadores argentinos les aplicaron dos fechas de suspensión por “desobediencia”, la AFA debió oblar una multa de 270.000 dólares, y por eso mañana Argentina volverá a visitar a Brasil por Eliminatorias ocho años después, con un indecodificable espacio en blanco en el medio.