El expresidente brasileño Jair Bolsonaro reunió este domingo a miles de seguidores en San Pablo para darse su primer baño de masas desde que dejó el poder y defenderse de las investigaciones por un supuesto intento de golpe de Estado. Subido a un camión instalado en plena Avenida Paulista, la más emblemática de la ciudad, Bolsonaro negó la existencia de una trama golpista, se dijo víctima de una “persecución” y criticó los “abusos de algunos”. El gobernador del Estado de San Pablo y exministro de Bolsonaro, Tarcisio de Freitas, y el alcalde de la ciudad, Ricardo Nunes, participaron de la marcha.

“Amnistía” para los presos en Brasilia

“¿Qué es un golpe? Son tanques en la calle, son armas, es conspiración… Nada de eso ocurrió en Brasil”, se defendió Bolsonaro ante una multitud vestida de verde y amarillo, los colores de la bandera, y que lo aplaudía y le gritaba “mito” cada tres frases. El ultraderechista llamó a “pacificar” el país y pidió a los legisladores que aprueben una amnistía para las personas condenadas por invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia el 8 de enero de 2023.

Bolsonaro evitó cargar explícitamente contra uno de sus blancos favoritos, la Corte Suprema, que ya le retiró el pasaporte a principios de mes y le prohibió salir del país en el marco de las investigaciones policiales que también involucran a varios generales y aliados del expresidente. Bolsonaro planeaba viajar este fin de semana a Washington para participar de la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC) junto al expresidente estadounidense Donald Trump y el presidente argentino Javier Milei.

Según la investigación judicial, los sospechosos intentaron desacreditar el sistema de votación electrónica antes de las elecciones, y después prepararon un golpe de Estado, que no se llevó a cabo, contra el nuevo gobierno de Lula. Bolsonaro se dice víctima de una persecución y el jueves guardó silencio al ser interrogado por la policía.

Queremos amnistía para los pobres que están presos en Brasilia. En el pasado amnistiamos a quien hizo barbaridades, ahora pedimos a diputados y senadores un proyecto de amnistía para que se haga justicia en Brasil”, aseguró este domingo Bolsonaro, quien dijo que hay que castigar a quienes el 8 de enero de 2023 destruyeron las sede de los de poderes “pero no con esas condenas que no son razonables”. 

“No podemos aceptar que un poder elimine del escenario político a quien quiera que sea, a no ser por un motivo justo. No podemos pensar en elecciones apartando a los opositores”, afirmó el ultraderechista. La Corte Suprema condenó hasta ahora a más de 100 personas a penas que llegan a 17 años de prisión por atentar contra el Estado de derecho.

“Ingeniería del mal”

Antes de Bolsonaro estuvo presente en el acto otro investigado por el intento de golpe, el presidente del Partido Liberal, Valdemar Costa Neto. La esposa del expresidente, Michelle Bolsonaro, jefa de la rama femenina del Partido Liberal y fervorosa activista evangelista, lloró durante una oración que dio a la multitud y lamentó que se haya separado en la elección “la religión de la política”. “Con eso pensamiento las cosas salieron mal”, cuestionó entre lágrimas.

A diferencia del tono comedido usado por Bolsonaro, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia sí arremetió contra la Corte y habló sobre una supuesta “ingeniería del mal” para tratar de encarcelar al líder ultraderechista, que ya fue inhabilitado hasta 2030 por cuestionar las urnas electrónicas usadas en los comicios. 

Malafaia advirtió que, si los magistrados del tribunal mandan a detener a Bolsonaro, “no será para su destrucción (del expresidente), sino para la de ellos”. En las encuestas Bolsonaro se mantiene como líder de la oposición, aunque no puede presentarse a ninguna elección al haber sido inhabilitado hasta 2030 precisamente por criticar sin pruebas las urnas electrónicas.





Fuente-Página/12