A pesar de lo prometido en declaraciones públicas, el gobierno aún no le puso fecha a la convocatoria del Consejo del Salario para acordar un nuevo aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM). “Es muy difícil conseguir un consenso en el marco del paro general”, aseguraron fuentes de Trabajo a PáginaI12. Actualmente está en 156.000 pesos. Con la escalada de precios en diciembre, el poder adquisitivo del SMVM quedó 26,7 por ciento por debajo del nivel del mismo mes de 2019.
La convocatoria al Consejo del Salario fue una de las primeras definiciones de la cartera de Trabajo en el gobierno entrante. El secretario de Trabajo de la Nación, Omar Yasín, había confirmado en una entrevista gráfica que había que aumentarlo “desde enero en un porcentaje bastante considerable. Vamos a ver lo que piden las partes”. La primera fecha era a principios de enero, la segunda entre el 20 y el 30. “Ahora no hay fecha”, responden a la consulta de este diario y, ante la pregunta acerca de cuánto influye en a decisión el paro general que convoca la CGT para el miércoles 24, agregan que”es muy difícil conseguir un consenso en ese marco. Hay que calmar los ánimos”.
La convocatoria es bastante urgente: es que con la devaluación que el gobierno de Javier Milei hizo en diciembre, con su consecuente impacto en precios, el poder adquisitivo del SMVM quedó 26,7 por ciento por debajo del nivel del mismo mes de 2019 y 43,5 por ciento debajo con respecto al 2015, de acuerdo a datos de Cifra.
En tanto un ranking que reveló Bloomberg sobre los salarios mínimos de los países de Latinoamérica en dólares ubicó a Argentina como el país con el segundo nivel más bajo de la región, con un valor en el orden de los 152 dólares, superado únicamente por el de Venezuela (3,61 dólares). Según ese ranking, el salario mínimo argentino es menor que el de República Dominicana (245 dólares); Perú, (277 dólares); y Brasil (291 dólares).
Actualmente, el SMVM es de 156.000 pesos (la última suba se había acordado a fines de septiembre, bajo la gestión de la anterior ministra de Trabajo Raquel “Kelly” Olmos durante el gobierno de Alberto Fernández). La cifra no alcanza a cubrir una Canasta Básica Total de 160.453 pesos que requería una persona para no ser considerada pobre en diciembre. En tanto, apenas duplica la cantidad de pesos que requería una persona para no ser considerada indigente (77.890).
Se trata de una paritaria más compleja que la normal porque tiene 32 miembros, y el Estado interviene en caso de que no haya acuerdo. Al encuentro asisten normalmente los representantes de las tres centrales obreras CGT y las dos CTA y de los principales gremios nacionales tanto de estatales como del sector privado. Participan también dirigentes empresarios de entidades como la Unión Industrial Argentina (UIA) o de la Sociedad Rural.
Impacto
De acuerdo a su definición formal, el Salario Mínimo es el punto de partida del monto que debería percibir cualquier trabajador de más de 18 años por su trabajo y debe asegurarle una “alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, recreación y vacaciones”. Además de lo que establece la Ley de Contrato de Trabajo, fue una herramienta utilizada por el gobierno de Néstor Kirchner para empujar hacia arriba la dinámica salarial (sobre todo de los salarios más bajos).
Durante los 90, el Salario Mínimo se estableció en un monto fijo de alrededor del 25 por ciento del promedio de los salarios en general, por lo que no servía como referencia para negociar. A partir de 2004, el gobierno de Néstor Kirchner rompió esta lógica y se lo apropió como herramienta para impulsar al alza la negociación salarial. En efecto, en 2004, el salario mínimo pasó a representar entre el 40 y el 45 por ciento del promedio de los salarios cobrados en la economía.
Hoy, apenas el 5 por ciento de los trabajadores asalariados registrados -excluyendo los del servicio doméstico, sector agropecuario y público- cobran menos que el SMVM. Con esta pérdida el impacto directo de ese salario sobre los trabajadores registrados es casi nulo, ya que los básicos iniciales de cada convenio se encuentran por encima de este monto, salvo para algunos sectores como las trabajadoras de casas particulares que, de todos modos, cuentan con un estatuto distinto a la Ley de Contrato de Trabajo por lo que el SMVM no sirve como garantía al momento de negociar.
La cifra, en cambio, impacta más para los asalariados no registrados- el 36, 8 por ciento cobra menos que el SMVM, guarismo que aumenta a 69,5 por ciento si se hace doble click en las empleadas de casas particulares-. Para los trabajadores informales, el salario mínimo impacta indirectamente, ya que establece un piso de remuneraciones como referencia para ese sector del mercado laboral.
El verdadero impacto de la cifra afecta directamente a algunos Programas Sociales. El más importante es Potenciar Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social: más de un millón mil personas cobran un 50 por ciento del salario mínimo. Sin embargo, esta relación directa también está en duda. Yasin señaló que se está estudiando “reformular el Potenciar Trabajo desenganchado del Salario mínimo y vital”, que determina su monto, y con la posibilidad de que “cambie incluso el nombre del Programa”.
La misma incertidumbre (sobre todo por si van a seguir brindándose) corre para el programa Acompañar del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, dirigido a mujeres y LGBTI+ en situación de violencia de género consiste de un apoyo económico equivalente al salario mínimo, vital y móvil por seis meses consecutivos, a la vez que se brinda un acompañamiento integral a las personas incluidas en el programa. El salario mínimo sirve hasta ahora también como referencia para algunas cláusulas para ingresar a programas como las becas Progresar, en el que el beneficiario lo cobra si su familia gana menos de tres salarios mínimos.