Cada familia tiene sus tradiciones de Nochevieja y los Windsor no son una excepción. Si bien el ritual fue evidentemente interrumpido por la muerte de la reina Isabel II el año pasado, su sucesor desea preservar algunas de las tradiciones inauguradas por su madre en su época.
Para empezar, la Reina tenía por costumbre pasar las vacaciones de fin de año en Sandringham, su casa situada en Norfolk, y permanecer allí hasta el 6 de febrero, aniversario de la muerte de su padre, el rey Jorge VI. Aquí es donde todos los miembros de la familia real estaban invitados a pasar la Nochevieja si así lo deseaban.
Y después El independiente, que toma prestada esta información de William Hesletine, ex secretario de la reina, este último se propuso como cuestión de honor que todos permanecieran despiertos hasta medianoche, incluidos los empleados de la casa. Mientras esperaba la hora fatídica, la familia real jugó un pequeño juego que quizás tengas la tentación de volver a jugar esta noche con tus seres queridos.
Para empezar bien el año
Según Brian Hoey, que escribió un libro dedicado a la vida privada del difunto soberano, la familia real tenía la costumbre de jugar a un juego llamado “lucky dip”, que podría traducirse como “pescar la buena fortuna”. El principio es sencillo: los empleados traen un contenedor lleno de serrín, donde se esconden predicciones para el nuevo año escritas en trozos de papel.
Sin embargo, se desconoce si Carlos III mantuvo esta tradición. Por otro lado, el año pasado optó por acudir a la iglesia de Santa María Magdalena con la reina Camilla el 1 de enero como lo hizo su madre antes que él. En cuanto al resto del día, está de moda que la familia real pase un rato al aire libre, ya sea para dar un paseo a caballo o incluso cazar faisanes.