Anatomía de una caída – 6 puntos
(Anatomie d’une chute / Francia, 2023)

Dirección: Justine Triet

Guion: Arthur Harari y Justine Triet

Duración: 150 minutos

Intérpretes: Sandra Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado Graner, Samuel Theis y Antoine Reinartz

Estreno en salas.

No hay que ser un especialista en historia del cine para encontrar el muy evidente vínculo entre el título de la ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes y el de uno de los grandes clásicos de la pantalla grande. Se trata, claro está, de Anatomía de un asesinato, en la que el realizador Otto Preminger mostraba cómo un abogado (James Stewart) exponía ante el jurado los pormenores del crimen del dueño de un bar para demostrar la inocencia de su cliente, un teniente de la base militar.

Anatomía de una caída también tiene como punto central de trama la resolución de lo que podría ser un homicidio, con la diferencia de que no hay un acusado sino una acusada, más precisamente, la esposa de la víctima. Ambas películas también comparten –ésta de una manera un tanto más obvia y subrayada– la idea de la verdad como un elemento escurridizo e imposible de atrapar por las redes de lógica, como algo que, lejos de lo muchas veces se piensa, tiene un altísimo componente de subjetividad.

Pero Anatomía… no es una película de juicios pura y dura. Si bien el subgénero del martillo y las togas –del que el autor del primer borrador de la ley ómnibus propulsada por Javier Milei es fanático, en tanto su articulado buscaba imponer el uso de esos elementos en la Justicia local– es la plataforma para dilucidar la participación (o no) de la mujer en la muerte de la víctima, a medida que se acerque a su punto medio la película va corriendo su foco hacia el desgaste de los engranajes de la pareja. A esa caída refiere el título del largometraje de la francesa Justine Triet: la de una apacible dinámica familiar y, con ella, la de las estructuras emotivas y de contención en las que supo apoyarse Sandra (Sandra Hüller).

La mujer es una reputada escritora con una de esas vidas que, vistas desde afuera, despiertan envidia. Vive junto a su pareja y su hijo, ciego desde que un accidente sufrido a sus cuatro años y por el que padre se responsabiliza, en una imponente casa en los Alpes rodeada de nieve. Pero se sabe que no todo lo que reluce es oro. En la primera escena, Sandra está entrevistándose con una posible alumna cuando su marido, que también se dedica a la escritura, pone la música a todo volumen, un acto que ella interpreta como una manifestación de molestia. El hijo vuelve a casa poco tiempo después de esa situación y, aún con el sonido atronador del parlante irrumpiendo el apacible silencio del lugar, patea algo que le llama la atención: con apenas tocarlo descubre que en suelo yace el cuerpo ya sin vida de su padre.

¿Qué ocurrió allí? ¿Ese hombre se arrojó desde el altillo o lo tiraron? Y si fuera este último escenario, ¿quién lo hizo? ¿El metro y pico que se arrastró sobre la nieve fue fruto de un esfuerzo agónico o una maniobra realizada por alguien más? Rápidamente los ojos de la policía se posan sobre Sandra, que en ese momento estaba durmiendo y se despertó al escuchar los gritos de su hijo, una coartada que se desploma ante el hecho de que se acostó con tapones auditivos y que, incluso si es cierto que se le salieron mientras dormía, la recreación muestra que con el volumen de la música era imposible escuchar. Esos y otros tantos vacíos serán la comidilla de una fiscalía que le saltará a la yugular.

Ganadora de dos Globos de Oro y nominada a cinco premios Oscars, incluyendo Mejor Film, Dirección, Guion Original y Actriz protagónica para Hüller, la película aspira a ser muchas cosas a la vez, aunque no quiere empaparse con las aguas de ninguna. Es demasiado desatenta a los detalles discursivos para un courtroom film, le falta pasión y vísceras para ser el registro de la disolución de una pareja y tiene una protagonista tan impenetrable que no permite auscultar en sus pliegues más íntimos. Pliegues que, de haber salido a la luz, hubieran hecho que la muy prolijita Anatomía de una caída sea mucho mejor de lo que es.



Fuente Pagina12