Familiares y amigos de Lautaro Castillo Retamales, un joven de 34 años que fue asesinado el pasado 28 de septiembre en la localidad bonaerense de Florencio Varela, piden que la causa por su crimen -que tiene como detenidos a dos hombres que lo contactaron a través de una aplicación de citas- sea caratulada como crimen de odio por su orientación sexual y aseguran que estos hechos son “un mensaje disciplinador” a la comunidad LGBTIQ+.
A Lautaro lo encontró asesinado su mamá el jueves 28 de septiembre último en su casa, luego de perder contacto con él en el último día.
“Lo encontró brutalmente asesinado, atado de pies y de manos, desnudo, amordazado y golpeado”, expresó a Télam Noelia Martínez, abogada y amiga de Lautaro.
Las cámaras de vigilancia habían registrado, en la noche del martes 26, a dos hombres a los que Lautaro les abrió la puerta y les permitió ingresar.
Dos horas después, se los ve salir con un televisor y ropa de Lautaro, con la que luego publicaron fotos en sus redes sociales.
Los dos hombres son Lucas Bellomo y Fernando Pereyra, actualmente imputados por lo que la fiscalía consideró un homicidio criminis causa, esto es “que lo mataron para que luego no puedan ser reconocidos como autores del robo”, aseveró Martínez.
“Estamos convencidos que a Lautaro no lo mataron para tapar un robo y su cuerpo es la prueba de eso por la saña, el encono y la brutalidad con la que lo hicieron”, agregó.
Es por esto que los familiares y amigos del joven y la querella piden que, previo a la elevación a juicio, se cambie la carátula por la figura de “crimen de odio” por su orientación sexual, un delito tipificado por el artículo 80 inciso 4 del Código Penal, que se logró incorporar tras el travesticidio de Diana Sacayán en 2015.
“Lautaro era abiertamente homosexual y estamos seguros de que esto le pasó por serlo. Nosotros no buscamos una condena mayor, solo queremos que se llame el delito por lo que es, porque el odio está”, dijo por su parte Laura, una amiga del joven.
“No es sólo la muerte de Lautaro, es un mensaje disciplinador (hacia la comunidad LGBTIQ+) de ‘miren lo que hacemos con ustedes'”, apuntó.
En una carta de Bellomo al fiscal de la causa, el imputado reconoció saber de la orientación sexual de Lautaro, a quien dijo haber conocido a través de una aplicación de citas y haber mantenido cierto vínculo “como amigos” previo a esa noche, en la que habían coordinado encontrarse, según indicó la letrada.
Crimenes de odio
Tal como denuncia la comunidad gay en el último tiempo, el homicidio de Lautaro, lejos de ser un hecho aislado, evidencia un modo de operar que se repite: los contactan a través de aplicaciones de citas, arreglan un encuentro y los golpean o drogan hasta dejarlos inconscientes o incluso matarlos, y les roban.
Según el último informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, en el año 2021 ocurrieron en Argentina al menos 120 crímenes de odio, en su mayoría hacia mujeres trans (80%), seguido por varones gays cisgénero (12%).
El dato surge a partir del relevamiento de medios de comunicación y denuncias presentadas ante la Defensoría LGBT y otros organismos, y únicamente permiten vislumbrar “una realidad que es, sin duda, mucho peor de lo que sugieren estos números”.
De los casos registrados, el 71% corresponden a lesiones al derecho a la vida -asesinatos y suicidios- y el 29% restante a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte.
En septiembre último, se conoció el caso de Pablo Delía, de 34 años, quien sobrevivió a un ataque en su domicilio, en el barrio porteño de San Nicolás, cuando dos hombres con quienes se había contactado por la app de citas Grindr lo ahorcaron, quisieron drogarlo y golpearlo.
Tras compartir en sus redes sociales y distintos medios lo que le había ocurrido, recibió el testimonio de al menos 15 personas que habían pasado por lo mismo.
Un caso similar fue el crimen del bailarín y trabajador sexual Enzo Aguirre en noviembre de 2020, quien fue hallado atado, amordazado, golpeado y sin vida en su habitación en el barrio porteño de Retiro.
Los imputados por su muerte Jeremías Javier Negrini y Nicolás Adolfo Bernárdez, que lo habían contactado a través de la página web soytuyo.com, fueron condenados en septiembre último a 12 y 14 años de prisión.
Los jueces los consideraron culpables del delito de “robo agravado por haber sido cometido con arma impropia, en concurso real con homicidio en ocasión de robo”, sin considerar la figura del crimen de odio.
“Más allá de que el crimen de odio esté tipificado hay muchos vacíos y eso dificulta su aplicación. A veces resulta más fácil tomar el delito autónomo y evitar la investigación que requiere probar que es un crimen de odio”, explicó Martínez.
Quién era Lautaro
Lautaro estudió la carrera de Artes Multimediales en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y, entre los diversos proyectos que integró, trabajó como asistente de producción, encargado de medios, promotor y docente en talleres en distintos espacios culturales porteños, como el Centro Cultural Kirchner, el Recoleta, el Rojas, el Cultural San Martín, el Museo del Bicentenario y el Centro Cultural de la Ciencia.
“Era un pibe que se la pasaba imaginando ideas y proyectos para hacer”, recordó Laura, quien anheló que “su muerte no haya sido en vano”.
“El vivía su sexualidad abiertamente pero vivía con miedo, no la podía vivir del todo feliz. Es el mismo miedo con el que viven todas las personas del colectivo LGBT, que disfrutan un día, el de la Marcha del Orgullo, y están otros 364 días tratando de que no los maten a palos”, expresó la amiga del joven.
Y cerró: “Solo deseamos que casos como el de Lauti sean un mensaje para que algo cambie”.