En consonancia con el comienzo del debate por la ley ómnibus en el Congreso, UPCN realizó este martes un acto en la puerta del Fondo Nacional de las Artes (FNA) “en defensa de la cultura” y contra la norma “que pretende eliminar instituciones”. “Estamos defendiendo los puestos de trabajo y la existencia de los organismos”, dijo a Página/12 Leticia Manauta, secretaria de Cultura del gremio conducido por Andrés Rodríguez. El acto ocurrió después de que exdirectores del FNA se pronunciaran en contra de un eventual cierre, y en la víspera de un importante cacerolazo del sector con réplicas en distintos puntos del país.

“Quisimos hacer esto por dos razones, una es la defensa de puestos de trabajo. El gremio representa a la mayoría de los estatales, estamos empeñados en esta defensa frente al ataque desmesurado al Estado Nacional”, expresó Manauta. “Además (la ley ómnibus) es un peligro para la patria toda. La posible eliminación de instituciones como el FNA no sólo repercute en la Capital Federal o en artistas conocidos. El Fondo tiene una labor en el interior del país que es fundamental para el sostenimiento de colectivos y artistas. La ley es un ataque a nuestra soberanía cultural e identidad. Destrozando estas cosas, el Gobierno trata de impedir que los artistas se pronuncien. Es acallar voces. Una censura”, agregó. 

Como se sabe, el proyecto del Gobierno entraña un fuertísimo ajuste en materia cultural, incluyendo, aparte de la intención de cerrar el Instituto Nacional del Teatro y el FNA, el desfinanciamiento de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, el Incaa y el Instituto Nacional de la Música y la derogación de la Ley de Defensa de la Actividad Librera.  

“Estas instituciones son pilares del desarrollo de la identidad cultural de nuestro país. Han sido y son responsables de una producción artística a la vanguardia de la región y desempeñan un rol crucial en la innovación tecnológica, la promoción industrial y la generación de riqueza en todo el territorio de la Argentina”, plantea el documento leído en el acto de la tarde de este martes, en la puerta del FNA (Alsina 673), pasadas las 14.

Las industrias culturales, según se indicó, “crean más de 300 mil puestos de empleo privado directo y 600 mil indirectos y aportan más de 2 puntos al PBI” del país. Las artes, “gracias a su proyección hacia otros horizontes, atraen inversiones y turismo internacional”, y su desarrollo desempeña “un cometido central en la innovación y la modernización tecnológica, inspirando y alimentando la imaginación humana”, sugiere el documento.

En el mismo edificio ya hubo un abrazo, el 30 de diciembre, que incluyó también al INT, convocado por la comunidad cultural.  Este sábado habrá, además, otra movida en el instituto de la calle Santa Fe. Además de estas convocatorias focalizadas en las entidades, este miércoles tendrá lugar un “Cacerolazo Nacional” convocado por Unidxs por la Cultura -el frente que surgió para luchar contra la caducidad de los fondos específicos para el área-, una movilización amplia en la que confluirán todos los reclamos y sectores. En CABA el punto de encuentro será Plaza Congreso, a las 19. La idea es empezar a unificar fuerzas de cara al paro nacional del 24 de enero convocado por la CGT y las CTA.

El FNA, sin presidente, en el limbo

Dentro del FNA tienen representación ATE y UPCN, este último en mayor proporción. Respecto de la situación específica del Fondo, Manauta resaltó que “no está atestado de gente”. Los trabajadores son tan sólo 125. “Atienden una cantidad de programas impresionante, es personal calificado especializado en letras, pintura, artesanías”, describió. La semana pasada sorprendió el papelón del desnombramiento de Javier Torre como presidente del organismo, a quien el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, había designado aunque no de manera oficial. Así, este ente autárquico -abocado a la promoción de artistas mediante becas, premios o préstamos- quedó en un limbo. “Funciona porque está la firma del directorio (que quedó de la gestión anterior), por eso los trabajadores cobraron el sueldo”, explicó Manauta. 

Página/12 pudo saber que comenzaron a tramitarse los expedientes de renuncia de algunos de los directores, lo cual agrava la situación. Otro problema es que la mayor proporción de los empleados no está en planta permanente. Se desempeña con contratos que requieren de renovación. “En el área de Cultura muchos contratos que caducaban el 31 de diciembre fueron dejados afuera. En el FNA había en esa situación nada más que tres personas. El resto de los contratados, con mayor antigüedad, tiene renovación hasta el 31 de marzo”, precisó la dirigente.

Carta pública de exdirectores del FNA

Este lunes se sumaron al repudio por el posible cierre exdirectores del organismo entre 2007 y 2023, quienes advirtieron que eliminarlo sería “desconocer cuál debe ser el papel del Estado en el apoyo a la cultura” e “ignorar los estupendos resultados obtenidos durante más de medio siglo” en la gestión de la institución. Entre quienes firmaron la carta pública se encuentran María Negroni (directora de Letras entre 2019 y 2020), Eduardo Stupía (Artes Visuales, 2018), Juan Falú (Música, 2015), Liliana Heker (integrante del directorio durante la presidencia de Héctor Valle) y Diana Saiegh (última presidenta).

También, entre otros, Oscar Barney Finn, Sebastián Blutrach, Lidia Borda, Andrés di Tella, Andrés Duprat, Mariana Enríquez, Mario Rapoport, Alejandro Tantanian, Luisa Valenzuela, Luisa Valmaggia, Sergio Wolf, Inés Sanguinetti, Fernando Farina y Juan Javier Negri.

“(…) Hemos integrado, en diferentes épocas y gobiernos, el directorio del Fondo Nacional de las Artes. No compartimos necesariamente las mismas posiciones políticas. Tampoco tenemos ideas idénticas en otras materias”, comienza el texto. Los artistas destacaron la “excelencia y transparencia” del organismo: “Siempre nos impactó la calidad, importancia y variedad de las iniciativas y proyectos sometidos por los artistas argentinos al FNA para ser financiados o subsidiados y por la eficiente tarea de su personal en la evaluación correspondiente. Jamás tuvimos el menor atisbo de algún sesgo
ideológico que cerrara la puerta a los artistas merecedores de apoyo ni encontramos
resistencias o sugerencias para denegar o dirigir la asistencia que el FNA
podía ofrecer”.

El último párrafo plantea una reflexión sobre la “crisis económica” que aqueja al país y el modo en que se financia la entidad (a través de, fundamentalmente, el dominio público pagante): “La opinión pública debe tener bien en claro que el dinero que durante 66 años el FNA dedicó al fomento de la cultura y de las artes jamás fue quitado a otras actividades esenciales (como la salud y la educación pública) a las que el Estado debe brindar atención”.



Fuente Pagina12