La tecnología avanza y permite materializar inventos latentes en obras futuristas de décadas atrás. Así, por ejemplo, cada tanto hay novedades de científicos que buscan crear un auto volador, como en los comics y películas del 60. En este caso, la referencia inspiradora hay que buscarla en la película Terminator, donde hay robots con apariencia humana gobernados por una Inteligencia Artificial.

Es que, siguiendo lo que dejó el emblemático personaje protagonizado por Arnold Schwarzenegger, científicos de la Universidad del Oeste, en Reino Unido, crearon una piel con hongos capaz de percibir la luz y el tacto, según informó New Scientist. Esto hizo que muchos fanáticos de la película celebraran la noticia, afirmando que se dio un primer paso para la construcción de un auténtico Terminator.

Terminator en la vida real

Para crear la piel se cultivó una especie de hongo llamado ‘Ganoderma sessile’, que forma una estructura conocida como micelio. Primero los investigadores recubrieron un modelo cíborg de 18 centímetros con una sustancia llamada agar para estimular el crecimiento de hongos y después lo sumergieron en un líquido para cubrirlo con el hongo. 5 días más tarde, el modelo estaba cubierto con una piel orgánica.

Cabe mencionar que la investigación, que sigue pendiente de ser revisada por otros expertos, describe la posibilidad de fusionar sistemas biológicos y artificiales en un campo experimental.

“El micelio, cultivado mediante técnicas establecidas, creció homogéneamente en la superficie del modelo de cíborg, demostrando una robusta reactividad a diversos estímulos, como la exposición a la luz y el tacto. Esta innovadora fusión apunta hacia el futuro de los biomateriales sostenibles y la posible integración de estos materiales en tecnologías nuevas y existentes”, dice la investigación.

En este sentido, los investigadores, Antoni Gandia y Andrew Adamatzky, aseguraron que la piel de hongos es fácil de producir y puede detectar una gama más amplia de cosas. Y pusieron un ejemplo: “Hay una escena en ‘Terminator’ en la que implantan la piel al robot. La piel es externa a él, sin embargo, informa sobre datos al robot y se autorepara. Queríamos demostrar que ya podemos hacer cosas así”.

Los investigadores esperan implementar sus hallazgos no solo en robots, sino en otros elementos, como un revestimiento de edificios que sea capaz de indicar y regular autónomamente la temperatura. 



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