Ricardo Alfonsn record a su padre Foto Ral Ferrari
Ricardo Alfonsín recordó a su padre. /Foto: Raúl Ferrari.

A cuarenta años del triunfo electoral de su padre, Ricardo Alfonsín, embajador argentino en España, pidió cumplir el “ideario radical” y avanzar hacia la “democracia social”, un desafío que, evaluó, requerirá “un Gobierno de unidad nacional” en el que el “radicalismo puede jugar un rol “importante”.

En una entrevista con Télam, el hijo del expresidente Raúl Alfonsín, cuya victoria electoral del 30 de octubre de 1983 sepultó los oscuros años de la última dictadura, advirtió el “peligro” que representa para la democracia el candidato presidencial de la Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, transcurridas cuatro décadas desde su restauración.

El diplomático llamó, entonces, a que la Unión Cívica Radical (UCR) “abandone la neutralidad” de cara al balotaje, sobre todo por “los riesgos democráticos que entraña LLA”, al tiempo que pronosticó un triunfo de Sergio Massa en los comicios del 19 de noviembre.

“No se debe ser neutral. Yo no lo seré. Massa se impondrá también en el balotaje”, vaticinó el embajador.

En diálogo con Télam desde Madrid, Alfonsín no dudó en definir al postulante a la Casa Rosada de Unión por la Patria (UxP) como “la oferta electoral que mejor concilia dos cuestiones centrales para un radical: crecimiento económico con sensibilidad por la justicia social”.

-Télam: ¿Qué resignificación tiene ese triunfo electoral de su padre, a cuarenta años ininterrumpidos de democracia en la Argentina?

-Ricardo Alfonsín: En el ’83 el objetivo principal era terminar con las dictaduras. Recuperar para el pueblo el derecho a elegir y ser elegido. Este objetivo, desde luego, era valioso en sí mismo, pero también tenía, por decirlo de alguna manera, un costado instrumental. Creíamos que recuperando para el pueblo el derecho a elegir sus gobernantes podríamos avanzar hacia una sociedad más justa, más igualitaria. Es decir, hacia la democracia social, algo esencial en el ideario radical. Y en este sentido, hemos avanzado, pero mucho menos de lo que creíamos. Ahora se hace necesaria una segunda transición. Esta vez al desarrollo, que no es lo mismo que crecimiento. Para ello, son imprescindibles ciertos acuerdos o soluciones de compromiso, primero entre la política, luego con el trabajo y la economía. No es fácil, pero tampoco imposible.

-T: Alfonsín gobernó el país bajo la amenaza latente del ‘partido militar’. Hoy ese peligro ya no existe, pero sí se evidencia el ascenso de una ultraderecha negacionista y reivindicatoria de la ultima dictadura. ¿Qué representa la presencia de esa “nueva derecha” para la democracia?

-R.A: Sí, este fenómeno, con diferencias de grado, está ocurriendo en todo el mundo. Hay que preguntarse por qué. Para mí la respuesta tiene que ver con la hegemonía neoliberal. Más concretamente, con la despolitización y deshumanización de la economía asociada a ella. En pocas palabras, hay que recuperar la primacía de lo político sobre lo económico. En esto deberían, más allá de sus diferencias, coincidir tanto las izquierdas como las derechas democráticas.

-T: ¿Cómo evalúa que Milei haya elegido a los radicales y, particularmente, a la figura del presidente Alfonsín como blanco de sus ataques?

-R.A: Me preocupa mucho más su ética o filosofía de lo social y de lo público, su anarco- capitalismo, su fundamentalismo, su mesianismo, su discurso lleno de rencor y odio. Decir que con Milei tengo diferencias programáticas es quedarse corto. Consciente o inconscientemente, Milei es un peligro para la democracia. De allí que para mí, como demócrata y como radical, no hay razón alguna que justifique la neutralidad.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

-T: Le habla a su partido, la UCR…

-R.A: Por supuesto, frente a los riegos democráticos que entraña LLA no se debe ser neutral. Yo no lo seré.

-T: ¿Qué análisis hace sobre el triunfo de Massa en la primera vuelta electoral y qué proyección imagina para el balotaje?

-R.A: Desde mi punto de vista, la de Massa es la oferta electoral que mejor concilia dos cuestiones centrales para un radical: el crecimiento económico con la sensibilidad por la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza. Por supuesto, gobernar no es solo cuestión de buenas intenciones, sino también de correlación de fuerzas. Por eso coincido con Massa en la necesidad de un gobierno de unidad nacional. Espero que se pueda concretar y que el radicalismo sea un actor importante en su materialización. La sociedad lo agradecerá. No es fácil, pero es necesario, es una tarea dura la que viene. Massa se impondrá también en el balotaje.

-T: Varios dirigentes radicales históricos, por caso, María Luisa Storani, plantearon la necesidad de respaldar a Massa. ¿Cree posible un viraje institucional de la UCR en ese sentido?

-R.A: Creo que a medida que vayan pasando los días, serán cada vez más los radicales que en nombre de la democracia y más allá de las diferencias que puedan tener, abandonarán la idea de la neutralidad.





Fuente Telam