Más de 2.500 niños y adolescentes de todo el país formaron parte este sábado de la Gran Orquesta Federal Infantil y Juvenil que tocó ante una multitud en la explanada del predio de ciencias y cultura Tecnópolis, en Villa Martelli.
Con el lema “La Cultura es la Sonrisa” la iniciativa fue coordinada por el Programa Social de Orquestas Infantiles y Juveniles y contó con la participación especial de León Gieco, que acompañó a 32 orquestas infantiles y juveniles de Chaco, La Pampa, Entre Ríos, La Rioja, Córdoba, Santa Cruz, Chubut, Tucumán, Santa Fe, Neuquén, provincia y ciudad de Buenos Aires.
La dirección y los arreglos de la Gran Orquesta Federal estuvieron a cargo del maestro Gustavo “Popi” Spatocco, y además de León Gieco, también formaron parte del espectáculo Nadia Larcher, Nahuel Pennisi, Malena D´Alessio y Rolando Goldman. También estuvieron presentes la Orquesta de Becarios y Becarias de las Becas Martha Argerich y la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín.
La agrupación estuvo integrada por 450 violines, 140 violonchelos, 100 contrabajos, 270 guitarras, 140 charangos, 120 bombos legüeros, 120 flautas traversas, 80 clarinetes, 120 sikus, 70 quenas, además de violas, arpas, oboes, trompetas, trombones, eufonios, tubas, cornos, saxos, bandoneones, acordeones, pianos, timbal, cajón peruano, platillos, accesorios de percusión.
Con viajes en micro de hasta 18 horas desde los extremos del territorio argentino, las orquestas comenzaron a llegar a Buenos Aires el miércoles para ajustar en los últimos ensayos del repertorio sobre el que cada una venía trabajando desde hace meses.
Pasado el mediodía, el pabellón central de Tecnópolis ya estaba cubierto por una “marea azul” compuesta por los chicos y chicas de cada orquesta que efectuaban los últimos ajustes sobre sus instrumentos ya vestidos con la remera, la campera y la gorra de colores azules que para esta presentación recibieron de parte del Ministerio de Cultura, con la leyenda “la Cultura es la Sonrisa”.
En amplios espacios separados por vallas cada una de las 32 orquestas se iba separando por instrumentos, para que los músicos de cada sección de la gran orquesta pudiesen ingresar de forma ordenada al pabellón, donde tuvo lugar la primera parte del espectáculo. Convocados por parlantes y haciendo filas detrás de auxiliares que elevaron pancartas como “Guitarras”, “Violines” o “Flautas” en pocos minutos más de 2.500 niños, niñas y adolescentes estuvieron listos para comenzar.
Antes del espectáculo, Spatocco se dirigió a todos los presentes para afirmar: “Estamos ante un hecho histórico que va a quedar para toda la vida en nuestras mentes y corazones, porque no somos espectadores sino protagonistas, porque en cada barrio popular dónde hay una orquesta queda muy claro lo que esto significa. Venimos trabajando desde hace meses, sabiendo que cuando un violinista de Puerto Tirol en el Chaco ensayaba era consciente que otros chicos en Río Gallegos o Neuquén estaban haciendo lo mismo para llegar hoy acá”, destacó. “Durante el gobierno anterior este programa, como muchas otras políticas públicas, fue castigado. Sabemos que la cultura no es neutra y que estás iniciativas la convierten en herramienta de transformación social de alcance federal”, completó Spatocco.
El concierto comenzó con el Himno Nacional Argentino, en una versión que terminó con una ovación de la multitud de familiares y amigos ubicados en las tribunas superiores de la sala principal de Tecnópolis, y continuó con el chamamé “La Calandria” y la chacarera “Desde el Puente Carretero”.
Luego, Nahuel Pennisi sumó su voz en “Zamba de mi Esperanza” y en “Malambo!”, la catamarqueña Nadia Lachner cantó “Baguala”, “La Vaca Estudiosa” y “Juana Azurduy”. Malena Dalessio lo hizo con en “En el barrio hay una Orquesta”, hubo una “Rockola Sinfónica” con fragmentos de canciones emblemáticas de rock nacional, y finalmente León Gieco subió con su armónica para “La cultura es la sonrisa”.
Entre los aplausos y el reclamo de bises, Gieco tomó el micrófono visiblemente conmovido para agradecerle a todos los presentes y señalar: “Yo creí que a esta edad nada más me iba a sorprender, pero hoy no solo estoy sorprendido, sino profundamente emocionado”.
Tras tocar otra vez “En mi barrio hay una orquesta”, chicos y chicas volvieron a formarse y marcharon a la explanada principal de Tecnópolis, donde hicieron una nueva presentación musical que fue registrada por un equipo de la TV Pública que la transmitirá en los próximos días.
Rolando Goldman, coordinador del Programa Social de Orquestas Infantiles y Juveniles y director general de este concierto, afirmó que “siempre se trató que estas sean las orquestas de cada barrio popular en el que están y no del Ministerio, son de los vecinos y de los pibes. Desde el Ministerio las entendemos de esa manera, porque cuando se las apropia la comunidad es muy difícil que alguien después se las pueda quitar”.
“Teníamos el sueño de que los directores de las orquestas fuesen los pibes de los propios barrios, y de a poco lo estamos logrando a través de la creación de las becas Marta Argerich, que permiten que 75 chicos de distintas orquestas estén transitando una formación intensiva con recursos pedagógicos y didácticos además de formación musical para que esto siga creciendo”, apuntó.
Goldman ponderó que “en la vida de estas orquestas hay un nuevo sujeto es que la voz de los pibes que han crecido y que son quienes más las defienden. Desde el punto de vista artístico la continuidad del proyecto muestra un trabajo profundo que se constata en que, si bien cada orquesta venía trabajando desde hace varios meses, el ensamble se logró con un día y medio de trabajo para algo que podía haber resultado mucho más complejo”.
El ministro de Cultura, Tristán Bauer, dijo que “este programa le da a miles de chicos y chicas de todos los rincones de la patria la posibilidad de su primer contacto con el instrumento, de empezar a sacar notas junto a sus compañeros y profesores; les enseña a trabajar en comunidad en esa maravilla de ejecución colectiva, en el compartir con sus vecinos la música que hacen”.
“Este es un hecho histórico, nunca en la historia de la Argentina se pudo reunir a 2.500 chicos y chicas con formación musical en una orquesta y que además suene con esta calidad, lo que además demuestre el enorme trabajo que hay detrás”, valoró Bauer. “En tiempos de metáforas para la destrucción, de motosierras y dinamita, que nos dicen que somos un desastre, estas son respuestas contundentes de trabajo y esfuerzo colectivo”, finalizó.
El Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles se creó en 2005 con el propósito de extender y consolidar en todo el territorio nacional un modelo de orquestas que tengan como premisa fundamental la socialización y el esfuerzo colectivo de sus integrantes. Funciona a través de un esquema de convenios con municipios, provincias y organizaciones de la sociedad civil. Durante los últimos cuatro años, el Programa agrupó a 100 orquestas vinculadas, entre las nuevas y otras preexistentes. De estas, 55 pertenecen al Programa Andrés Chazarreta y 45 al Programa Celia Torrá.