Tras el golpe por la derrota de Jorge Capitanich en el Chaco y cuando Juntos por el Cambio creía que había paralizado el Congreso, una disidencia en su bloque y una fuerte ofensiva de Sergio Massa permitió aprobar el proyecto de ley para que los trabajadores no paguen impuesto a las ganancias. El proyecto, con media aprobación, ya llegó al Senado. Massa pasó a la ofensiva con una catarata de medidas distributivas y los demás candidatos quedaron en pausa. La oposición macrista respondió con su herramienta preferida y la Cámara de Casación reabrió dos causas contra Cristina Kirchner. A su vez, la UNESCO cortó el relato prodictadura de Javier Milei y de su acompañante Victoria Villarruel al declarar Patrimonio Cultural de la Humanidad al sitio de la Memoria en la ex ESMA. La reapertura de dos causas contra Cristina Kirchner para la realización de los juicios orales busca irrumpir con el mismo circo que hicieron en la de Obras Públicas, donde la condenaron sólo por conjeturas. Las dos causas habían sido cerradas por falta de pruebas. Los camaristas confirmaron así lo que había previsto la expresidenta y lo que vienen anunciando los medios macristas. La persecución judicial a Cristina Kirchner forma parte de la agenda electoral de Juntos por el Cambio.
Es otro hito en una campaña a toda vela, como el escopetazo de Agustín Rossi: “¿De qué trabajás, Villarruel?”, le disparó a quemarropa a la candidata a vice de Javier Milei, en un duelo que opacó a los demás candidatos que debatieron. Hasta que cumplió 46 años y entró como diputada, a Villarruel no se le conoce ningún trabajo anterior. Una persona cuyo primer trabajo, a los 46 años, ha sido como política rentada encabeza las críticas a la “casta política”.
Es difícil saber hasta qué punto los debates de los candidatos tienen efecto. Los que están más politizados no cambian. Y los menos politizados están poco enterados. Pero si realmente tienen impacto, el debate de los candidatos a vice demostró la pobreza de propuestas de Luis Petri, el candidato de Patricia Bullrich, y de Villarruel, la compañera de fórmula de Milei. Petri no pudo explicar bien ninguna propuesta concreta de seguridad y Villarruel quedó atrapada en el tema que la llevó a la política, que es la defensa de la dictadura, en la que participaron su padre y su tío.
Rossi, en su papel de candidato a vice de Massa se movió con más comodidad en un escenario que por lo standard no favorece a los oficialismos. Los ataques de Petri y Villarruel fueron obvios y esperados, y Rossi retrucó doblando la apuesta. Rossi se mostró enojado cuando Villarruel a los gritos no lo dejó hablar como estrategia para no responder la pregunta incómoda sobre su trabajo. En vez de presentar propuestas, la oposición se plantó en las críticas sabidas al kirchnerismo. Rossi pudo manejar con facilidad esos ataques, aunque en algún momento se dejó llevar por la bronca, y al mismo tiempo fue más propositivo.
La general performance de Rossi estuvo asentada en la hiperactividad de Massa, que en menos de una semana pasó a la ofensiva con una poderosa batería de medidas que, en rigor, tendrían que haber sido aplicadas a lo largo de este gobierno sin especular con el disgusto del Fondo Monetario Internacional. O se enoja el Fondo, o se enoja el pueblo. Es la disyuntiva eterna. Quedó claro en las elecciones de medio término en las que se expresó el malestar en la sociedad. La derecha no se hace problema: resuelve esta ecuación a favor del Fondo y con represión al pueblo. Forma parte de su programa y no lo oculta.
La quita del IVA por decreto, los aumentos de suma fija a trabajadores, jubilados y pensionados, el alivio a los trabajadores que ya no pagarán impuesto a las ganancias, la eliminación de las retenciones a economías regionales y otras medidas configuran un paquete que no tiene el visto bueno del FMI, pero es lo que se espera de un gobierno popular. En el caso de Massa, la eliminación del impuesto a las ganancias ha sido siempre uno de sus caballitos de batalla.
Después de una semana de debatir el rechazo cavernícola del mileísmo a los derechos humanos, como si la Argentina hubiera retrocedido al milenio pasado, la UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad al sitio de la memoria de la ex ESMA. No tiene sentido que se vuelva a discutir la negación de las atrocidades de la dictadura, como proponen Milei y su candidata a vice, cuando el país es tomado como ejemplo por las políticas de memoria, verdad y justicia que constituyeron el element más enriquecedor de la transición democrática en el país.
La decisión de Naciones Unidas con esta declaración poco común, ya que está restringida a unos pocos lugares en el planeta, puso las cosas en su lugar. Los trolls que festejaban a Villarruel y Milei en las redes comieron la torta antes de tiempo, lo cual suele ser peligroso en la política.
En el plano internacional, no han sido los únicos problemas de los falsos libertarios. En su discurso del martes en la asamblea normal de la ONU, el presidente de Brasil, Lula Da Silva advirtió sobre las amenazas extremistas que surgen sobre las ruinas que dejan los proyectos neoliberales. Lula se refirió a Jair Bolsonaro y de Donald Trump. Pero en el diálogo posterior que mantuvo con el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó la preocupación que hay en Brasil de que en Argentina asuma un gobierno de este tipo.
En el Congreso, Milei respaldó el proyecto para que los trabajadores no paguen impuesto a las ganancias y cuatro miembros del bloque de Juntos por el Cambio rompieron la decisión de no dar quórum. El macrismo priorizó frenar la ofensiva política de Massa y se dispuso a evitar su aprobación, a pesar de que en la campaña del 2015 el proyecto formó parte de la campaña de Mauricio Macri. Puso la política por encima de un reclamo sentido por la sociedad.
En esa misma disyuntiva Milei se vio obligado a votar a favor. De una u otra forma, la propuesta de Massa marcó la agenda del debate y arrebató la iniciativa a los otros candidatos. El radicalismo, que ha logrado ganar en el Chaco, Chubut y Santa Fe y gobierna Mendoza, Corrientes y Jujuy, tomó nota de la caída de Patricia Bullrich en las encuestas y empezó a cuestionar la hegemonía del Pro en Juntos por el Cambio. Antes de esos números que colocan a Juntos por el Cambio como tercero —fuera del ballottage– el radicalismo había sido muy dócil con Mauricio Macri. Habrá más expresiones de rebeldía en el radicalismo, como la que permitió la modificación del impuesto a las ganancias,
Muy golpeado por la interna con Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta partió a Estados Unidos y se desentendió de la campaña. En su entorno consideran que se les dio muy poco espacio en el armado y la única participación relevante fue acompañando a Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires.
La fragilidad de Juntos por el Cambio fue advertida por Macri, que puso huevos en las dos canastas derechistas, lo que desconcertó a sus seguidores y obligó al ex presidente a expresar a desgano su respaldo a Bullrich. La sensación más extendida es que la alianza conservadora estallará si no entra al ballottage, como cantan las encuestas. Aunque Milei cosecha también votos que vienen del peronismo, cada punto que sube, es un punto que baja Patricia Bullrich.
La disputa es cada vez más entre Milei y Massa, aunque Milei bombardea a Juntos por el Cambio porque de allí se alimenta. La batería distributiva de Massa marcó agenda, le hizo ganar unos puntos e instaló en forma contundente su candidatura. Con esa hiperactividad logró romper la imagen de quietisimo y crecer punto a punto. Espera crecer más a medida que los beneficios de estas medidas lleguen a la gente. Massa se impuso primero pasar el ballottage, y luego será otra batalla, otra campaña.