Se cumplen 50 años del mejor Huracán de su historia. El que se consagró campeón de punta a punta en 1973 de la mano de César Luis Menotti. Con René Houseman, Miguel Angel Brindisi y Carlos Babington como principales figuras en el verde césped.

El equipo se destacó por su juego colectivo, con posesión de pelota, con volumen de juego, con alta calidad y orden en defensa. Durante aquella temporada, el conjunto de Parque Patricios maravilló a todos, y lo sigue haciendo con el paso del tiempo, ya que es recordado por todos los futboleros sin importar el color de camiseta.

“Fue el mejor de todos. Hubo otros que también anduvieron bien como el de Angel Cappa que perdió con Vélez Sarsfield. El del ’76 también era un equipazo que tuvo cambios, pero le faltó ganar los dos partidos finales en los dos torneos de la temporada. No sólo para el hincha de Huracán sino para el futbolero en sí, este Huracán del ’73 fue el mejor equipo de la historia”, remarca Omar Larrosa, uno de los principales mediocampistas que también jugaba de delantero, y se destacó en Parque Patricios, previo a consagrarse con la Selección en el Mundial ’78.

El club se proclamó campeón del Metropolitano el 16 de septiembre de 1973, dos fechas antes del final del campeonato. Aquella jornada, en el estadio Tomás Adolfo Ducó, perdió 2-1 frente a Gimnasia y Esgrima La Plata, pero Boca, su principal perseguidor, también cayó ante Vélez, por lo que pudo mantener los seis puntos de ventaja entre uno y otro cuando sólo restaban dos jornadas. 

En aquella época se otorgaban dos unidades por encuentro ganado. Aquel día, Huracán consiguió su primera vuelta olímpica de liga durante el profesionalismo, la quinta de toda su historia. Hoy, a 50 años de aquella epopeya, el recuerdo sigue vivo, latente e inalterable.

En diálogo con Página/12, el hombre de 75 años recuerda la virtud de elenco del Flaco Menotti. Además, la promesa que cumplieron tras la consagración, por qué considera que fue “el mejor de todos los tiempos”. También menciona a la Selección Argentina campeona en 1978, y la comparó con la actual dirigida por Lionel Scaloni. “La mejor de la historia es la del Brasil del ’70”, afirma el oriundo de Lanús.

–¿Qué recuerdos tiene de aquel Huracán del ’73?

–Muchas cosas y muchos momentos muy lindos. Aparte de hablar de ese equipo, también de la edad que teníamos. Integramos un equipo que nos dio satisfacciones y nos divertíamos jugando. Nos gustaba tanto la pelota que queríamos tenerla siempre nosotros, pasársela al compañero y volver a recibirla. Fue un año muy lindo, lástima que sólo obtuvimos un título, porque en 1976 llegamos a la final con Boca Juniors y la perdimos. De esa etapa, podríamos haber logrado un segundo titulo pero no fue. El campeonato de 1973 nos quedó grabado y a la gente también.

–¿El equipo se fue formando con el correr de los partidos?

–Habíamos tenido un final de 1972 muy bueno. El equipo ya se estaba armando y en esa temporada vinieron cuatro muchachos más: René Housseman, Jorge Carrascosa, Alberto Fanesi y Nelson Chabay. Con estos terminamos de consolidarnos y convertíamos de a seis goles por partido, ganábamos por goleada en momentos donde no se acostumbraba a ver muchos tantos. Ese equipo con la conducción de Cesar Luis Menotti y Ricardo Pizzarotti como preparador físico, se consolidó con un juego muy lindo y que luego se alargó con la Selección Argentina, que se pudo llegar a obtener el primer mundial tan ansiado para los argentinos.

El equipo fue recibido con honores por los rivales.

–¿Cuál era el mensaje que les bajaba Menotti como orientador?

–Debíamos jugar a la pelota y demostrarlo dentro de la cancha. Que la cuidáramos y nos moviéramos, que la pidiéramos y que juguemos como sabíamos hacerlo. Eso nos quedó grabado, y cada uno de los muchachos lo logró hacer en la cancha. Luego, lo fuimos plasmando en el equipo hasta que se formó un juego colectivo.

–¿Qué tipo de relación tenía con el técnico?

–Muy buena, cercana. Ya lo conocía de Boca cuando él era futbolista. Yo estaba en las juveniles y cada tanto me subían a la Reserva o a la Primera, entonces tuve la oportunidad un par de veces de escucharlo hablar, y allí el Flaco nos marcaba varias cosas. Yo llegué al Globo el mismo año que asumió Menotti como director técnico, en enero de 1972.

–Y cuándo llegó René Houseman, ¿cómo lo recibieron?

–Bien. Esperábamos a un alemán, rubio y grandote. Estábamos concentrados en Mar del Plata. Fue un día al mediodía. No venía nadie y lo estábamos esperando en un acantilado tipo campo, en las afueras de la ciudad. En un momento, vemos a una persona caminar a tres cuadras de distancia que venía con un bolsito verde en la mano; era chiquitito y flaquito, y dijimos “este no es, viene a mangarnos”. Resulta que sale Pizzarotti y lo ve llegar. Ahí nos dice “allá viene René”. Esperamos otro tipo de jugador pero dijimos “vamos a ver que pasa con este”. A la tarde, cuando fuimos a entrenar bailó a tres compañeros; fue una maravilla y de otro mundo. Luego, en los amistosos que tuvimos en La Feliz nos dimos cuenta de cómo jugaba, un espectáculo.

–¿El se metió en el equipo y no salió más?

–No, nunca más salió, jugaba siempre. Era un fenómeno. Arrancamos el primer partido con Argentinos Juniors de local y le ganamos 6-1. Uno de los goles lo marcó René y cómo jugó ese partido. Además, el equipo cómo trataba la pelota, él (Houseman) cómo llegaba al área rival. Durante el torneo, los delanteros hicimos muchos goles, como 65 entre los cinco.

–¿Cuál era la principal virtud del campeón del ’73?

–Defenderse con la pelota y cuidarla. También, con la idea de juntarnos para generar juego. César siempre nos pedía que cuando terminemos las jugadas, nos olvidemos de todo y que volvamos hasta que Alfio Basile nos diga “párense ahí nomás”. Teníamos que pasar la línea de la pelota para estar mirando el arco de enfrente, y que no nos agarren mal parado.

–¿Basile fue el caudillo de aquel equipo?

–Sí. Era el que pegaba, ordenada, estaba a los gritos y decía “no bajen más”. En ese tiempo, se jugaba 4-3-3, pero nos alineábamos con cuatro volantes, más Houseman y Avallay arriba. De esta manera, teníamos más recuperación de la pelota. Tanto Miguel Brindisi, como Carlos Babington y yo no éramos recuperadores de la pelota, pero sabíamos cómo hacerle sombra al rival y pararnos delante de ellos. Hubo otro equipo que jugaba bien que salió segundo. Fue el Boca de aquel año que nos ganó 4-1 en La Bombonera en la primera rueda.

–Después, ¿ganaron el título de punta a punta?

–Sí. En la segunda rueda quedé yo sólo de los delanteros porque se fueron Houseman, Brindisi, Avallay y Babington a la Selección Nacional por lo menos durante diez partidos, ya que se fueron a disputar las Eliminatorias Sudamericanas para Alemania ’74. A raíz de esto debutaron muchos chicos y teníamos buen recambio.

–¿Hicieron alguna promesa antes de jugar el campeonato que luego ganaron?

–Sí. Tras salir campeones fuimos a la Difunta Correa, un santuario dedicado a ella ubicado en el pequeño pueblo de Vallecito, en la provincia de San Juan. Creo que estaba a 1100 km de Buenos Aires, y a 60 km de la ciudad de la provincia cuyana. Resulta que en el Nacional ’72 habíamos jugado e ido, y luego prometimos que si éramos campeones íbamos a volver. Entonces, en 1973 nos consagramos y fuimos a llevar la camiseta de Huracán. Fue todo el plantel porque jugamos en San Juan, y de paso nos acercamos a cumplir la promesa.

–¿Por qué se recuerda tanto este título obtenido en Parque Patricios?

–Fue un equipo alucinante. Yo no puede ver otros del fútbol argentino que marcaron historia como La Máquina riverplatense. Pero el nuestro fue en una época en la cual Argentina no conseguía buenos conjuntos. Recuerdo que nos venían a ver hinchas de Boca, de San Lorenzo, el rival de toda la vida, de River y Racing. Así, de todos los equipos.

–¿Fue el mejor Huracán de su historia?

–Sí, fue el mejor. Tuvo otros que también anduvieron bien como el de Angel Cappa que perdió con Vélez Sarsfield. El del ’76 también era un equipazo, que tuvo cambios pero le faltó ganar los dos partidos finales en los dos torneos de la temporada. Pero no sólo para el de Huracán, sino para el futbolero en sí, este fue el mejor equipo de la historia. Todos te van a nombrar al de 1973, aunque el River de los años 70 con Angel Labruna, Los Carasucias de San Lorenzo, entre otros, también fueron muy buenos.

–¿Qué opinión tiene sobre lo que se dice que la Selección Argentina actual es la mejor de la historia?

–Eso lo dicen los muchachos que juegan hoy en el elenco argentino, nadie más. Es la mejor selección que existe hoy en día en el mundo. La ves jugar y lo hace bien. Son contundentes, hacen goles, manejan el ritmo de juego pero de la historia no. No se puede hablar de ello, porque son distintas etapas. La Selección de Brasil del ’70 fue impresionante y los chicos no la vieron jugar.

–¿Cuál es la mejor de la historia del fútbol?

–La Selección Brasileña de 1970, sin dudas. Está por encima de la de Argentina ’78 y la actual de Lionel Scaloni. Daba placer verla jugar con Pelé, Jairzinho, Tostao, Gerson y Rivelino. Yo empecé a ver el fútbol desde aquella época y observé todas las selecciones hasta hoy. Pero la mejor es la de Brasil del ’70.

–¿El pueblo argentino le da más importancia al último Mundial ganado que al primero?

–No. En el ’78 éramos 25 millones de habitantes, hoy somos 50, es el doble. Los chicos actuales no vieron jugar a nuestra Selección ni tampoco a la del ’86. Por ese motivo, se quedan con la actual. Si ganaba el seleccionado que fue finalista en Brasil 2014 se iban a quedar con ese. Hoy se esta viviendo la euforia de haber ganado un Mundial después de tanto tiempo. Mi nieto de siete años sabe de Messi nada más, no sabe que yo jugué en la Selección y salí campeón.

–De las Selecciones Argentinas en base a su juego, ¿con cuál se queda?

–Cada una tuvo su estilo. La nuestra fue en conjunto y con un sello propio. No teníamos figuras destacadas en la previa, pero luego con el correr de los partidos se fueron destacando Ubaldo Fillol, Mario Kempes y Daniel Passarella. Menotti tenía para elegir tres equipos distintos, si quería. El tema es que Argentina siempre tuvo buenos jugadores pero nunca armó un buen equipo. El trabajo del Flaco fue consolidarlo desde el juego. Hoy juega bien la Selección y es el mejor, pero tiene pocos seleccionados extranjeros que pueden llegarle a competir. Tiene pocos buenos rivales. En nuestra época, vino Italia y nos ganó. También Brasil, y la Francia de Michel Platini que era un equipazo.

–¿Scaloni hoy es el nuevo Menotti?

–Sí, como César en su momento, está mostrando que el equipo juega en conjunto. Mirá como será que hace unos años Lionel Messi no era un jugador de equipo, sino que agarraba la pelota y encaraba hacia adelante, y terminaba la jugada él. Se fue acostumbrando porque en el Mundial de Rusia ’18 todavía tenía el físico para encarar y terminar las jugadas. Hoy, juega más en equipo. Messi aprendió a jugar en esta Selección con Scaloni, como en su momento Kempes con Menotti y Diego Maradona con Carlos Bilardo.



Source link

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *