“Sin empresas no hay país”, sentenciaron en un comunicado los miembros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Los dueños de las compañías más importantes del país difundieron el fin de semana un documento en el que realizaron un diagnóstico crítico de la situación actual del país, condenando el “flagelo” de la inflación, los déficits fiscales, la falta de una “moneda respetada”, la “muy elevada” presión tributaria y los controles de precios, entre otras variables.

En un comunicado emitido a poco más de un mes para las elecciones generales de octubre, el círculo rojo difundió el documento “El sector privado es clave para el desarrollo“. En 14 páginas, los apellidos más poderosos de Argentina instaron a quien “dirigirá los destinos del país” a desatar la potencialidad del sector privado, respetar las instituciones y ordenar la economía, atacando la inflación, la destrucción de la moneda y respetando las reglas de juego. Además, reclamaron establecer un diálogo para bajar la pobreza, crear empleos de calidad y crecer.

Tras describir la prolongada crisis económica de Argentina AEA advirtió sobre doce puntos que debería considerar la agenda política. La primera iniciativa es el respeto y fortalecimiento de las instituciones. “Todos los países exitosos han basado su desarrollo en instituciones sanas y fuertes. El desarrollo sostenido requiere un marco institucional y legal sólido y previsible, en todos los niveles de gobierno. Es fundamental el rol que desempeña el Poder Judicial, y en particular, la Corte Suprema garante de los derechos fundamentales establecidos por nuestra Constitución. También menciona el fortalecimiento de los medios de comunicación independientes del poder político.

Los otros puntos son: estabilizar la economía y equilibrar las cuentas pública como una “regla de oro en el fortalecimiento de las instituciones”;  garantizar la previsibilidad y estabilidad de las reglas de juego; reducir la “muy elevada” presión tributaria; reconocer y valorar el sentido de la rentabilidad y la inversión; asegurar la libertad de precios en un marco competitivo;  crear y preservar empleos formales; canalizar el ahorro nacional por el sistema financiero y el mercado de capitales; impulsar las exportaciones; establecer marcos regulatorios que promuevan inversiones; garantizar una educación de calidad para todos; y promover el diálogo entre la dirigencia política y la dirigencia
empresarial.

Párrafo aparte merece el diagnóstico que los empresarios dieron de la inflación, un problema “estrictamente macroeconómico” que “no es el resultado de la decisión puntual de unos pocos agentes económicos; sino el síntoma de graves desequilibrios macroeconómicos que impactan de modo generalizado y simultáneo en todos los sectores y actores económicos”, sentenciaron desmarcándose por completo de la responsabilidad que desde las arcas estatales les asignan como formadores de precios. 

“La extensa experiencia histórica en el empleo de controles de precios por parte de los Gobiernos indica
que estos son totalmente ineficaces para eliminar la inflación. En efecto, dicha manipulación discrecional
de los precios agudiza las distorsiones de precios relativos en un contexto inflacionario, y genera fuertes
desincentivos a la producción y a la inversión”, aseguraron.

El documento lleva la firma de los empresarios más poderosos de la Argentina miembros de AEA, de cuya comisión directiva participan Luis A. Pagani (Arcor), Paolo Rocca (Techint), Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), Carlos Miguens (Grupo Miguens), Alfredo Coto (Supermercados Coto), Cristiano Rattazzi (Gruppo Modena), Federico Braun (La Anónima), Luis Perez Companc (Grupo Perez Companc). A ellos se sumaron también Eduardo Elsztain (IRSA), Julio César Saguier (LA NACION), Marcelo Argüelles (Sidus), Alberto Hojman (BGH), Jorge Aufiero (IADT), Norberto Morita (Southern Cross Group), Marcos Galperin (Mercado Libre), Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy Group), María Luisa Macchiavello (Droguería del Sud), Martín Migoya (Globant), Charlie Blaquier (Ledesma) y Mariano Bosch (Adecoagro).



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