Como en el potrero. Con picardía. Con una sonrisa inmensa. Vivo, rápido, preciso. El primer gol de tiro libre de Lionel Messi, allá lejos por el 2008 ante el Atlético de Madrid, fue una muestra de la frescura que traería el fútbol mundial. Quince años más tarde, la Pulga ya cantó 65 goles de pelota parada y se ganó la leyenda de ser el hombre que convirtió cualquier pelota parada en un penal. Dejó una clara muestra de esto el jueves en el partido de Eliminatorias ante Ecuador que la Argentina ganó 1 a 0.

El tiro libre fue un terreno donde Messi tuvo que ir haciéndose camino. Cuenta la leyenda que fue un consejo de Diego Maradona lo que le cambió la perspectiva y ayudó a refinar una pegada santificada.

Por eso, la creatividad fue central. Así quedó reflejado en un primer gol de pelota parada. Fue rápido. Inesperado. Cuando el club en el que jugaba su amigo, Sergio “Kun” Agüero, preparaba la barrera. Y al ángulo. Lo que vino fue desconcierto, primero. Historia, después.

El segundo gol de tiro libre fue ante el Dinamo de Kiev y ya empezó a mostrar lo que vendría. Con una pegada precisa por arriba de la barrera al ángulo más lejano del arquero. Travesaño y gol. Algo fríamente calculado.

El onceavo, contra Uruguay por Eliminatorias. Un gol que marcó un antes y un después. Porque no buscó el ángulo superior. La bocha fue por abajo de la barrera. Lejos del arquero. Un gol que, años después, dio origen a una nueva técnica defensiva. El motivo por el que hoy se ve, en cada tiro libre, un jugador se acuesta detrás de la muralla defensiva.

Era tanto el desconcierto que generaban sus pelotas paradas que los rivales buscaban nuevas maneras de defenderse. Técnicas nunca antes vistas, como la que empleó el Real Sociedad en 2020, cuando directamente tres hombres abandonaron la barrera y se fueron a cubrir uno el palo izquierdo, el otro el derecho y el tercero un potencial centro. Es que, ¿para qué ponerle barrera una pegada que ya se sabe superadora?

Así. De picardía, paciencia y una pegada inmensa están hechos los 65 goles de tiro libre de Messi. Pero también de aprender de los mejores. Así es cómo, cuenta la leyenda, un día de 2008 fue cuando Maradona tomó las riendas de la Selección y le dijo a la Pulga: “Escuchame, papi, no le saqués el pie tan rápido, si no ella (la pelota) no sabe lo que vos querés”. Esa frase, dicen, fue un antes y un después en la pegada de Messi, que ahora es un gol cantado de antemano.

El poroteo también respalda al campeón del mundo. Con el gol ante Ecuador, el rosarino llegó a 65 tantos de tiro libre. Quedó, en la historia del fútbol, únicamente detrás de Juninho Pernambucano (77), Pelé (70), Víctor Legrotaglie (66) y Ronaldinho (66).



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