El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encabezó este jueves el desfile cívico-militar del Día de la Independencia y llamó a la unión de sus ciudadanos, intentando alejarse del uso político dado por su antecesor Jair Bolsonaro a esos actos. En un día soleado en la capital brasileña, el mandatario de izquierda presidió la ceremonia por los 201 años de la independencia a lo largo de la emblemática Explanada de los Ministerios, que concentra los edificios públicos.
Lula estuvo acompañado de varios ministros, de su mujer Rosângela “Janja” Lula da Silva, así como de los comandantes de las Fuerzas Armadas, con los que posó para una foto grupal dándose las manos. En el desfile, al que asistieron 50 mil personas de acuerdo a las autoridades, se pudo ver gente en las gradas haciendo la L con las manos y gritando “hola, hola, hola Lula”, y banderas con el lema “Democracia, soberanía y unión”. La ceremonia también contó con la presencia de Zé Gotinha, la mascota brasileña creada para promover campañas de vacunación.
“No es un día de odio ni de miedo”
Durante el desfile Lula no se expresó pero el miércoles por la noche dio un discurso a la nación en cadena nacional de radio y televisión, en el que llamó a la unidad del país, recalcando que este objetivo “solo puede lograrse sin odio”. El Día de la Independencia, subrayó, este año “no es un día de odio ni de miedo, sino de unidad. El día para recordar que Brasil es una gran nación, un pueblo único y extraordinario“.
“En apenas ocho meses hemos devuelto a Brasil al camino de la democracia, de la soberanía y de la unidad. Desarrollo económico con inclusión social”, afirmó el líder de izquierda. De esta forma, pero sin citar expresamente a su antecesor, Lula hizo alusión a la gestión de Bolsonaro, que utilizó las conmemoraciones del Día de la Independencia con fines electoralistas y aprovechó sus discursos para recrudecer sus ataques contra el sistema electoral y contra la oposición.
En paralelo al desfile cívico-militar, distintas organizaciones convocaron a manifestarse en varios puntos del país para celebrar la 29ª edición del Grito de los Excluidos. Bajo el lema “¿De qué tienes hambre y sed?”, las organizaciones llamaron a construir un Brasil más justo y soberano. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el año pasado en Brasil, 70,3 millones de personas se encontraban en estado de inseguridad alimentaria moderada y 21,1 millones experimentaron inseguridad alimentaria severa.
Se esfumó la amenaza bolsonarista
Este jueves las autoridades no registraron ningún incidente, a pesar de que se habían notificado amenazas de posibles ataques en grupos de extrema derecha en las redes sociales. Esa situación llevó al gobierno a movilizar a la Fuerza Nacional, un grupo de elite de la policía, para reforzar la seguridad de la capital.
Al anunciar ese refuerzo el ministro de Defensa, Flávio Dino, minimizó las amenazas pero remarcó que el gobierno no permitiría que se repitan los ataques contra las instituciones como los que hicieron miles de manifestantes de extrema derecha el pasado ocho de enero. En esa fecha los seguidores de Bolsonaro invadieron de forma simultánea las sedes del Tribunal Supremo y del Congreso Nacional y el Palacio de Planalto, sede del poder Ejecutivo, generando daños importantes y en un intento de forzar un golpe de Estado contra Lula.
El ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, dijo luego del desfile que el objetivo del gobierno con las celebraciones del Día de la Independencia fue “restablecer la normalidad democrática” y “devolver al pueblo brasileño el siete de Septiembre”. Fue un marcado contraste con las polémicas ceremonias de los últimos dos años.
En 2021 Bolsonaro lanzó ataques contra la Corte Suprema y la justicia electoral, que abrían investigaciones en su contra, y aseguró que “solo Dios” lo sacaría del poder. Un año después, el entonces candidato a la reelección llamó “ladrón” a Lula y arremetió contra sus anteriores gobiernos y los de su aliada de izquierda Dilma Rousseff, sacudidos por escándalos de corrupción. En ambas fechas el entonces mandatario arengó a sus seguidores en Brasilia, pero también en San Pablo o Río de Janeiro.
Rumbo al G20
Luego de la ceremonia de unas dos horas Lula partió rumbo a India, donde participará en la cumbre del G20. En su intervención en la cumbre, que se celebrará entre el sábado y el domingo, Lula presentará las líneas maestras que guiarán la presidencia brasileña del G20 a partir del primero de diciembre.
Brasil pretende imprimirle un fuerte acento social a su presidencia del G20, en especial para tratar cuestiones de inclusión social y de combate al hambre, a la pobreza y a las desigualdades, además de la promoción del desarrollo sostenible. Además Brasil pretende servirse del G20 para promover la reforma de las instituciones multilaterales, incluyendo la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU, un organismo que, desde hace décadas, el país sudamericano aspira a integrar en calidad de miembro permanente.
La presidencia brasileña informó que, en los próximos meses, se organizarán en diversas ciudades del país cerca de 20 reuniones ministeriales y otras 50 de viceministros y altos funcionarios del G20. Estas reuniones servirán de preparación para la cumbre del G20 que se celebrará en Río de Janeiro entre los 18 y 19 de noviembre de 2024, cita en la que Brasil pasará la presidencia del foro a Sudáfrica.