La consigna es “crecer en el Norte” y se pronuncia como “relanzamiento de campaña”: este sábado, Sergio Massa encabezará un acto en Tucumán rodeado de gobernadores peronistas y la plana mayor de la CGT. Será la primera postal de respaldo panperonista al ministro candidato en este segundo tramo de la campaña electoral, en la que todos los cañones apuntan a cosechar los votos necesarios para llegar a competir en un hipotético ballotage con Javier Milei. Habrá, además, un reencuentro con (casi) todos los mandatarios provinciales después de los cortocircuitos que generó el anuncio del bono para estatales. Será una oportunidad para “dar vuelta la página”, tal como definió Pablo Moyano, después del cachetazo de las PASO, que llevó a varios pases de factura contra los referentes territoriales que solo cuidaron el pago chico. El anfitrión del evento será Juan Manzur, quien fue recientemente incorporado a la mesa de campaña de Unión por la Patria. Al despliegue territorial se le irán sumando anuncios económicos importantes, para darle cuerpo a la candidatura, como la eliminación del impuesto a las ganancias.
Se espera la presencia, al menos, de todos los gobernadores peronistas del Norte Grande. Es decir, Ricardo Quintela (La Rioja), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Raúl Jalil (Catamarca), Gildo Insfrán (Formosa), Oscar Herrera Ahuad (Misiones), Gustavo Sáenz (Salta), y Jorge Capitanich (Chaco). Aunque este último no es seguro ya que el domingo 17 hay elecciones en Chaco y Capitanich pone en juego su reelección. La mayoría arribará el viernes a la noche a San Miguel de Tucumán, en donde participarán de una cena en la casa de Manzur junto a Sergio Massa. El tucumano fue el encargado de llamar uno por uno a los dirigentes para convocarlos, como parte del nuevo rol que comenzó a tener dentro de la campaña de UxP. Al día siguiente, mientras tanto, participarán de algunas recorridas por la provincia y, a las 15 horas, encabezarán un acto masivo en el Hipódromo. Se espera la presencia también de gran parte del consejo directivo de la CGT, así como sus tres secretarios generales (Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano).
“El peronismo hoy está competitivo. Lo que nos pasó en las PASO ya pasó, aprendimos, escuchamos y ahora, desde la reunión del próximo sábado en Tucumán, el peronismo se pone en marcha, se va a movilizar, comenzará a hablar con la gente en los barrios, con los trabajadores en las fábricas, y va a empezar a revertir el resultado de las PASO”, aseguró Pablo Moyano en declaraciones radiales.
El encuentro servirá para ordenar y pulir internamente los ejes de campaña que comenzaron a delinear desde las usinas del búnker de UxP de la calle Bartolomé Mitre. En el massismo predomina la línea de no agredir directamente ni a Milei ni a sus votantes, sino todo lo contrario: presentar al libertario de extrema derecha como un presidenciable y traducir los efectos que tendrían sus propuestas en el caso de que pudiera llevarlas a cabo. Es decir: qué pasaría si, por ejemplo, se liberase la portación de armas, se cerrase el comercio con China y Brasil o se legalizase la venta de órganos.
Y es que, a ya casi tres semanas de las PASO, no se han organizado grandes mesas de campaña orientadas a ordenar a la tropa y bajar línea sobre la estrategia de cara al 22 de octubre. Sí han habido mano a mano de Massa con algunos gobernadores –como Sáenz, Quintela o Sergio Ziliotto (La Pampa)–, pero recién el sábado pasado, en San Vicente, se llegó a organizar algo similar a una mesa de trabajo. Allí, Massa había mantenido un almuerzo con el gobernador Axel Kicillof e intendentes del conurbano para trazar un mapa de situación del territorio bonaerense, que es donde el peronismo especula que se definirá la batalla de octubre. No es el único: el otro es el Norte Grande, y el ministro candidato venía adeudando un encuentro con los gobernadores de la zona para trazar una estrategia común para la segunda etapa de campaña. Así se lo venían reclamado, además, los propios mandatarios.
La lupa en los territorios
El ojo del comando de campaña de UxP está puesto, fundamentalmente, en La Rioja, Tucumán y Salta: todas provincias gobernadas por el peronismo que, el 13 de agosto, se tiñieron de violeta. En todas, a su vez, habían triunfado apenas unos meses antes los candidatos del peronismo en las elecciones provinciales, lo que llevó a varias recriminaciones internas. Se acusó a los gobernadores de haber “planchado” en las PASO y no haber activado la maquinaria para evitar el batacazo de Milei. En el massismo confían, sin embargo, que el tsunami libertario fue un llamado de atención y que la actitud cambiará de cara a octubre. “Nadie quiere quedarse sin coparticipación”, ironizó un alfil del Frente Renovador, aludiendo a la amenaza de Milei de acabar con el sistema de coparticipación federal de impuestos. “En las generales se votan senadores y diputados, además, y ningún gobernador va a querer quedarse con su principal fuente de negociación”, agregó un dirigente kirchnerista.
“Si no ganamos el 22 de octubre se van a restringir los recursos para nuestra provincia, no va a haber recursos y si a este gobernador no le va bien, tiene que presentar la renuncia”, advirtió ayer Ricardo Quintela durante un acto de entrega de viviendas, en donde afirmó que prefería renunciar a convertirse “en un francotirador de los riojanos”. El día anterior, Quintela había participado en un zoom con todos los gobernadores del Norte Grande, incluidos los radicales Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), y varios expresaron su temor ante la perspectiva de que Milei pudiera cumplir con varias de sus propuestas de campaña (como la eliminación de la coparticipación o la negativa a destinar presupuesto para obra pública). “Se va a prender fuego el país”, sostuvo, luego, Ziliotto.
La cumbre con los gobernadores se realizará, a su vez, una semana después del rechazo de varios de ellos a pagar el bono que había anunciado Massa para empleados públicos. La rebelión de los mandatarios peronistas, que después aseguraron que se pagarían como parte de los aumentos paritarios, puso los nervios de punta en el Palacio de Hacienda. Se espera que el encuentro del viernes sirva, a su vez, para calmar las aguas después de la falta de coordinación interna.