Un día Patricia Bullrich toma distancia de Mauricio Macri. Al día siguiente, Federico Pinedo aclara que “con Mauricio está todo bien”. En un tercer momento, Bullrich le sugiere a Juan Schiaretti -cuyos votos necesita- que se baje de la contienda. Recibe la previsible negativa. Lo presenta a Carlos Melconián como su gran vocero económico, pero se le va de viaje y no está cuando se anuncian sus equipos de gobierno ni su plan de gobierno. A la campaña de Bullrich parece faltarle un GPS. La candidata a presidenta de Juntos por el Cambio tiene el aspecto de andar sin brújula desde que la sobrepasó Javier Milei en las PASO y le comió la agenda. En los próximos días intentará una serie de recorridas para intentar recuperar la iniciativa. En paralelo, presentó su plan de gobierno, en un documento de 88 páginas, en donde explica a medias su programa de ajuste económico y propuestas de mano dura.
Bullrich pasó las primeras semanas mostrándose en fotos con dirigentes de Juntos por el Cambio para remarcar que el espacio sigue unido. En su comité de campaña ahora evalúan que eso no la beneficia frente al discurso de Milei de “la casta” y quieren mostrarla con gente común. Hernán Lombardi se propone emular los actos del “Sí, se puede” que hizo Macri entre las PASO y las generales de 2019 (donde perdió).
La candidata tiene previsto recorrer una serie de distritos donde busca recuperar votos que perdió Juntos por el Cambio, ya sea a manos de Milei o de personas que no fueron a votar. Su primer destino será Mar del Plata este fin de semana. Luego seguirá por Santa Fe, Chaco y Mendoza, tres provincias donde espera que Juntos por el Cambio consiga gobernaciones y le den un impulso.
Promesas generales
En la línea de intentar diferenciarse de Milei y sostener que tiene un plan sólido, Bullrich presentó un documento titulado “Un país ordenado” donde a lo largo de más de 80 páginas con ilustraciones y poco texto, presenta sus propuestas de campaña. Pese a la extensión del documento, muchos de los planteos son generalidades.
Por ejemplo, Bullrich promete allí que “implementará un nuevo régimen cambiario sin cepos, que garantizará la autonomía del Banco Central y eliminará todos los impuestos de escasa o nula recaudación”, pero no explica cómo hará para permitir la compra sin límites de dólares (Macri lo pudo hacer a partir de endeudarse de forma exponencial, lo que se le agotó a la mitad de su mandato; ahora, esa opción no está disponible, precisamente por el nivel de endeudamiento que dejó Macri).
Tampoco detalla cómo hará para reducir drásticamente el déficit al tiempo que desfinancia el Estado bajando impuestos. A diferencia de Macri, se cuidó más de prometer sobre las retenciones: lo más que dice el documento es “eliminación inmediata de las retenciones de producciones regionales, y horizonte de reducción” para las demás.
A la hora de la motosierra, su propuesta no es muy distinta en ese punto de la de Milei: dijo que reducirá los ministerios a la mitad , como así también los cargos políticos, que quedarán reducidos a su “mínima expresión”. Para Aerolíneas Argentinas, sostiene que “luego de un período de transición breve dejará de recibir subsidios estatales”. No explica si será mediante una privatización.
Políticas laborales
En este punto, el documento habla sobre una reforma laboral al mencionar una “modernización del régimen laboral” con la promesa de “generar más empleo formal, terminar con la litigiosidad y darle previsibilidad a las relaciones laborales”. Como propuesta menciona el envío al Congreso de leyes para el empleo joven y el “empleo casual” y la aplicación de un régimen impositivo simplificado para pymes.
Vuelve Chocobar
En donde fue más clara Bullrich fue en sus clásicas propuestas de mano dura. Sobre los piquetes prometió: “Vamos a terminar con los bloqueos, las ocupaciones y los cortes ilegales, para que los argentinos puedan moverse”, afirmó. Y remarcó que ilegalizará muchas manifestaciones. También dijo que desplegará “fuerzas federales” para atacar a “organizaciones extremistas”, que no identificó. Para la educación, la principal propuesta es prohibir las huelgas docentes.
En ese plan de seguridad, Bullrich habla de “eliminar automáticamente la intermediación de los planes sociales de las organizaciones que fomenten u organicen cortes o bloqueos”, como si los piquetes se tratarán de un fin en sí mismo y no el reclamo por una crítica situación social y económica.
Ese plan se hace extensivo al turismo y a las actividades productivas, cuando se menciona que será “prioritario garantizar la seguridad de las actividades turísticas, sin cortes, usurpaciones, extorsiones o robos” y, sin mencionarlo, reivindica su política de persecución que se caracterizó por la creación de la RAM como un enemigo externo, recordado por la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado.
Por último, propuso reformar las leyes que le impiden a las Fuerzas Armadas intervenir en cuestiones internas. Y volvió sobre su idea de reformar el Código Penal para permitir a los policías disparar en toda circunstancia, incluso fuera de servicio. “También reformaremos el Código Procesal Penal para restringir el uso abusivo de la prisión preventiva respecto al personal policial”, afirmó. De esta forma, los policías tendrían un régimen de privilegio, sobre todo cuando disparan a matar por la espalda como hizo Chocobar.