De acá a octubre, fecha de las elecciones primarias, Sergio Massa estará obligado a rendir en dos frentes. Su elección como ministro candidato le impone desafíos internos en una economía compleja y, a la vez, lo obliga al trazado de una estrategia para disputar la economía que viene en la campaña. En la última semana, el funcionario definió los pasos a seguir para el debate técnico, armó su mesa chica política y sus equipos de voceros económicos, dialoga al menos dos veces por día con la vice, Cristina Fernández, el nexo con Axel Kicillof es de extrema confianza y el gobernador entiende que “no hay proyecto provincial sin proyecto nacional”. Pero, por sobre todas las cosas, Massa eligió en el inicio de la campaña un rival directo que, a la vez, también parece haberlo seleccionado a él como contrincante: para el candidato de Unión por la Patria (UP), la disputa es con el libertario Javier Milei, el candidato más votado en las PASO, pero con una particularidad. No confrontarán en términos personales o gestuales, sino en el contraste de la imposibilidad de aplicar las medidas que sugiere Milei

En paralelo, según contaron a Página I12 en el entorno del ministro candidato, expondrán que en la lucha con Avanza Libertad y Juntos por el Cambio, “el de Unión por la Patria es el único modelo que habla de ingresos, salarios, empleo, trabajo y exportaciones; mientras los otros dos discuten los niveles de ajuste”.

“Las campañas personales se vuelven en contra, más con la saturación de información y fake news que hay”, contó a este diario uno de los laderos de Massa. Y agregó que “la gente va hacia el lugar que le da certezas”. A la vez, aclara la fuente, “vamos a contrastar las propuestas de Milei, que como quedó a la vista son impracticables”. En el bunker de UP en la calle Mitre, muy cercano a la Plaza de Mayo, celebraron el primer traspié del libertario: su economista estrella, Darío Epstein, aseguró que es imposible dolarizar sin dólares. Un rato después, Carlos Melconian, vocero traductor de la candidata Patricia Bullrich, también echó por tierra el bimonetarismo propuesto. Afirmó que es casi un desdoblamiento cambiario con dólar caro y más alta inflación. “Esas diferencias van a quedar más expuestas en los debates”, se entusiasman en el oficialismo.

Mientras sus equipos trabajan, Massa debe administrar la tensión actual de una economía de altísima inflación. A tales fines, está muy encaminado el congelamiento de casi todas las tarifas, incluidas las de la energía y el transporte. Eso le permitirá aminorar el impacto de la devaluación en los bolsillos, dado que la gente compensa con menos gasto tarifario el mayor precio que debió pagar, sobre todo en agosto, en alimentos y bebidas. Desde ese punto de partida, Massa empezará a plantear el escenario “de la economía y país del futuro”.

Cristina, Kicillof y los economistas

Hay tres personajes del kirchnerismo que están muy metidos, de diferente modo, en la campaña nacional. Con Cristina Fernández Massa habla a diario y, en general, hasta dos veces al día. Los armadores de la campaña la muestran “muy involucrada” y no debaten sobre lo que parece ser un inquietud de algunos: por qué no está públicamente en el día a día. “Nosotros no vamos a explicar por qué salen o por qué no, lo mismo pasa con Máximo (Kirchner), los dos están metidos y nosotros no les pedimos que hagan o dejen de hacer cosas en público, eso es un vicio de los medios”, aclaran cerca de Massa. 

Grafican, en este sentido, que en el bunker de Bartolomé Mitre al 300 el ministro del Interior y Jefe de Campaña, Eduardo Wado De Pedro, comparte las horas con Raúl Pérez, un histórico armador de Massa, que lo acompaña desde el 2013. También es habitué del lugar la titular de AYSA, Malena Galmarini, una de las más activas en la campaña. 

Con Kicillof, en tanto, hay un nexo que se intensificó en la campaña y que cerca del gobernador describen como “cordial y cotidiano”. Amplian diciendo que “ya tenía un vínculo muy fluido desde que Sergio asumió en el ministerio”. Y van más allá dando una definición política: “nosotros tenemos la premisa de que no hay proyecto provincial sin proyecto nacional, por lo cual vamos a hacer todo lo que podamos para apuntalar. El 18 de septiembre, de hecho, Massa tendrá un acto con Kicillof en La Plata. 

Por debajo de esa superestructura, Massa tiene voceros económicos en los que confían particularmente, como el titular de Aduanas, Guillermo Michel, su hombre más cercano, y el “Vasco” José Ignacio De Mendiguren, secretario de Industria. En ese contexto, Massa le pidió a la hoy titular del Banco Nación, Silvina Batakis, que se haga cargo del manejo público de temas monetarios (ya salió a refutar la dolarización de Milei) y, a la vez, su antecesora en el cargo está al comando de un grupo de 200 economistas y ministros de la Producción de todo el país, con los cuales coordina el mensaje económico que se llevará en la campaña, a nivel federal. Batakis ya había sido, mientras trabaja en el Ministerio del Interior, la encargada de una parte de la relación con las provincias. 

En ese pelotón de espacialistas están, además, Delfina Rossi, Julián Domínguez, el directo del BCRA Agustín D´Attelis, entre otros. “Tenemos que llevar un mensaje de manera llana”, explican cerca de Batakis. La idea es que cualquier concejal del país pueda detallar el plan de Massa. También “la griega” trabaja en un manual con 12 fichas de temas económicos que se entregarán a los candidatos de todo el país. 



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