Una buena noticia para los cultores del “todo o nada” o del “blanco o negro”. A la pregunta “¿para qué voy a hacer ejercicio si igual no logro bajar de peso?” hay una respuesta: no es lo mismo la grasa abdominal -ni la forma en que se almacena- en personas con obesidad que hacen ejercicio regularmente por mucho tiempo, que en personas sedentarias.
Así lo afirma un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Michigan (UM) y publicado en Nature Metabolism, que asegura que las personas con obesidad que hacen ejercicio durante mucho tiempo tienen tejido graso abdominal más saludable que las personas obesas que no hacen ejercicio.
Teniendo en cuenta que, como informa la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2018 (ENFR), más del 60% de la población de nuestro país está excedida de peso y es sedentaria, este tipo de datos pueden ayudar a concientizar a más personas respecto al positivo impacto que la actividad física tiene en la salud del organismo.
El estudio
¿Tiene todo el tejido adiposo el mismo impacto? Al parecer, no. Existen características distintivas en la grasa de una persona que hace ejercicio con regularidad, y otra que no hace ejercicio.
Con el objetivo de comprobar cuáles son los efectos en el tejido adiposo luego de años de realizar ejercicio de manera regular, los investigadores compararon dos grupos de adultos con obesidad: 16 personas que informaron haber hecho ejercicio al menos cuatro veces a la semana durante al menos dos años (la media fue de 11 años) y 16 personas que nunca habían hecho ejercicio regularmente, pero que coincidían en otros aspectos como la masa grasa corporal, el peso y el sexo.
El equipo tomó muestras de tejido graso abdominal justo debajo de la piel de ambos grupos. También desarrollaron tejido graso en el laboratorio a partir de células recolectadas tanto de individuos que hacían ejercicio como de personas que no lo hacían, y las células de las personas activas físicamente se convirtieron en un tejido que almacenaba grasa de manera más efectiva.
Distintos tipos de grasa
El lugar donde se almacena la grasa no es un dato menor. El más saludable es el tejido graso que se encuentra justo debajo de la piel de donde se tomaron las muestras, llamado tejido adiposo subcutáneo.
Aumentar la capacidad de almacenar grasa en esta zona mediante el ejercicio reduce la necesidad de almacenar grasa en lugares no saludables, como en el tejido graso que rodea los órganos o en los propios órganos.
“Lo que esto significa es que si las personas experimentan un aumento de peso, este exceso de grasa se almacenará de manera más ‘saludable’ en esta área debajo de la piel, en lugar de en el tejido graso alrededor de sus órganos (grasa visceral) o en una acumulación de grasa en los propios órganos, como el hígado o el corazón”, señala Jeffrey Horowitz, investigador principal y profesor de Ciencias del Movimiento en la Escuela de Kinesiología de la UM.
De hecho, una enfermedad causada por la acumulación de grasa no saludable que está recibiendo cada vez más atención en Argentina y otros lugares es la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que se presenta con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad. El exceso de grasa se acumula en el hígado y puede causar enfermedades como cirrosis (que se observa con mayor frecuencia en el caso del alcoholismo) o cáncer.
Por otro lado, el estudio señala que además de almacenar grasa de manera más saludable, quienes realizaban ejercicio tenían más vasos sanguíneos, mitocondrias y proteínas beneficiosas, y menos cantidad de un tipo de colágeno que puede interferir con el metabolismo, así como menos células que causan inflamación.
La importancia de sostener el ejercicio en el tiempo
“En comparación con nuestro estudio anterior en el que examinamos los efectos de tres meses de entrenamiento sobre el tejido graso, generalmente vemos que estas diferencias son más sólidas en las personas que hacen ejercicio regularmente durante años en comparación con las que no lo hacen”, contrapone Horowitz.
“Nuestros hallazgos indican que además de ser un medio para gastar calorías, hacer ejercicio regularmente durante varios meses o años parece modificar el tejido graso de manera que le permite almacenar su grasa corporal de manera más saludable si experimenta algún aumento de peso, como le ocurre a casi todo el mundo a medida que envejecemos”, concluye
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