Hace unas semanas, hablamos de las principales razones por las que, aunque sentís que estás haciendo las cosas bien, no ves los resultados que esperás. Hoy vamos a ocuparnos de una que merece un párrafo aparte: el consumo de alcohol, que es un gran inconveniente metabólico.

Para eso, quiero arrancar con un pedido: andá a la cocina o al living y agarrá (si es que tenés) una botella de vino, de whisky, o de gin (que ahora está tan de moda). Leé la etiqueta y, te aseguro, te vas a sorprender: no hay datos de calorías en las botellas de bebidas alcohólicas, en una Argentina en la que 7 de cada 10 adultos vive con sobrepeso u obesidad.

Es importante que sepas que el alcohol no solo te emborracha, también te engorda. Y que quizás esas copas, esos tragos o vasos de cerveza sean el obstáculo que está impidiendo que llegues a tu peso saludable y que habites un cuerpo cómodo.

Una copa, muchas calorías

Para que tengas una idea comparativa: una papa (hidrato), un bife (proteína) tienen cuatro calorías por gramo. ¿Y el alcohol? Siete, casi el doble. Está ahí nomás de la grasa, que aporta nueve calorías por gramo.

Ahora te propongo un ejercicio fácil. Calculá las calorías que hay en tu copa: una de vino tiene, aproximadamente, 14% de alcohol, por lo que tenés que multiplicar 14×7 (porque aporta 14 cada 100 de bebida). Una medida de whisky o de cualquier bebida blanca, tiene más de 40% (la cuenta es 40×7).

En líneas generales, podríamos decir que una copa de vino aporta 130 calorías vs. 280 calorías de una medida de una bebida blanca.

La primera conclusión es que el alcohol tiene muchas calorías. Pero sigamos analizando un poco más, porque el problema es bastante más complejo.

El alcohol compite y gana (vos perdés)

Los humanos tenemos un gasto calórico diario que varía según nuestra edad, metabolismo, actividad física, si estamos sanos o no.

Esas calorías, ¿como las abastecemos? Con tres nutrientes: hidratos, proteínas y grasas. ¿Y qué pasa cuando tomás alcohol? Cuando agregás vino, cerveza, gin tonic a tu comida, arranca una competencia en la que no vas a resultar ganador.

Dado que el cuerpo no cuenta con depósitos de etanol (alcohol), si consumimos bebidas alcohólicas, todas las calorías provenientes del alcohol deberán usarse. Claro que si consume las calorías del vino o la cerveza, no podrá metabolizar otros combustibles que ingresaron junto al alcohol con comidas y bebidas.

Cerveza, vino, fernet y otros destilados tienen distinta graduación alcohólica. Foto: Shutterstock.Cerveza, vino, fernet y otros destilados tienen distinta graduación alcohólica. Foto: Shutterstock.

Y lo que no se usa, ¡se guarda! En esta competencia de combustibles que pelean por ser usados, siempre el alcohol es el primero. Dado que la grasa es la última, se almacena. Comprenderás entonces por qué es tan simple engordar si se consume alcohol.

De ahí surge esa afirmación que seguramente habrás escuchado sobre que el alcohol fija las grasas.

No tomes alcohol en ayunas

Otro tema importante es cómo degradamos el alcohol. Apenas un 10% es a través de la respiración, el resto es sobre todo en el hígado.

Por eso cuando comés y tomás alcohol, el cuerpo lo degrada mucho mejor. Pero en ayunas todo empeora, por la cantidad de enzima (alcohol deshidrogenasa, se llama) que tenés en el órgano para metabolizarlo..

Y por último, ¿qué pasa con las mujeres? El alcohol se distribuye muy bien en el agua, en la sangre, los músculos, la orina y muy mal en la grasa. Y las mujeres siempre -aunque sean delgadas- tenemos más grasa que los hombres. Por lo tanto, tenemos una dificultad un poco mayor que ellos para degradar cada gramo de alcohol que consumimos.

Me gustaría cerrar con cuatro consejos:

  • Si tomás alcohol, hacelo responsablemente: no más de una copa o medida por día si sos mujer, no más de dos si sos hombre.
  • Si tomaste, no podés manejar.
  • Si vas a tomar alcohol, comé algo.
  • Y cuarto, un pedido mío: generemos más demanda ciudadana. Tenemos que hacer algo para que cada alimento, pero también cada bebida con alcohol, tenga información de calorías, porque estamos frente a una epidemia de obesidad en Argentina, en adultos y en chicos. Si no querés hacerlo por los más grandes, hacelo por nuestros hijos, que de jóvenes empiezan a tomar alcohol con todas las consecuencias nocivas para la salud que ya conocés y a las que, además, se le suma un enorme aporte calórico de nutrientes vacíos.

***

¿Te perdiste alguna cita al consultorio?

Encontrá las últimas acá:

➪Cómo activar la grasa marrón para adelgazar

➪Ahora todo tienen SIBO, la “enfermedad” de moda en las redes

➪Me cuido, pero igual engordo: ¿qué estoy haciendo mal?

➪Moda peligrosa: por qué no funciona el ayuno

➪¿Tenés alguna duda sobre salud y bienestar que te gustaría que abordemos en notas de la sección? Entrá al Centro de Ayuda de Clarín haciendo click acá, ingresá a Mensaje a la redacción y luego a Preguntas a Buena Vida. Escribinos tu consulta y enviá. ¡Listo! Y si querés recibir cada 15 días en tu casilla el newsletter de Buena Vida, suscribite acá.



Fuente-Clarin