Maria do Rosário es diputada federal por el Partido de los Trabajadores (PT) y fue ministra de Derechos Humanos durante el gobierno de Dilma Rousseff. En su calidad de precandidata a la alcaldía de Porto Alegre, esta semana visitó Argentina, donde se reunió con la intendente de Quilmes Mayra Mendoza y el ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense Juan Martín Mena para intercambiar ideas y experiencias sobre derechos humanos. En ese contexto, ella expresó su interés en organizar un encuentro por la democracia y contra el fascismo en Porto Alegre a mediados de año, extendiendo una invitación a líderes argentinos para unirse a esta iniciativa. Una de sus propuestas como candidata es promover una mayor integración de la ciudad con otras del Cono Sur, como Buenos Aires y Montevideo.
“Porto Alegre es una ciudad muy importante para nosotros, porque el PT gobernó allí entre 1988 y 2004. Fueron administraciones populares que crearon y promovieron el Foro Social Mundial en el marco del presupuesto participativo. Así que es una ciudad de resistencia democrática y contra el fascismo. Sin embargo, durante 20 años estuvo gobernada por sectores que se acercaron al bolsonarismo, siguiendo un programa que vende el patrimonio público y disminuye la calidad de vida”, explicó la diputada a PáginaI12. Al mismo tiempo, criticó al expresidente Jair Bolsonaro -a quien le ganó un juicio por daños morales debido a comentarios denigrantes que él hizo hacia ella durante una sesión en la Cámara de Diputados- y la decisión de Israel de considerar “persona non grata” a Lula da Silva.
– ¿Qué análisis hace de los numerosos problemas judiciales que atraviesa Bolsonaro?
– Después de la derrota electoral de Bolsonaro, una parte de los brasileños ahora ve lo que ya decíamos, que sus intenciones siempre estuvieron en contra de la democracia y el desarrollo: intentó realizar un golpe de Estado y es responsable de la muerte de miles de personas en la pandemia. Seguimos luchando para desenmascararlo al mismo tiempo que avanzan los procesos judiciales. Bolsonaro es un episodio triste en la historia de Brasil y el mundo, porque los defensores de la dictadura siempre representan a la dictadura.
– ¿Cómo es esa lucha para desenmascararlo?
– El bolsonarismo es un fenómeno de intereses de clase, políticos y económicos, que van en contra de los intereses de Brasil. Sectores poderosos y económicos incentivaron su formación. Entonces, es importante para nosotros disputar la población, mostrando la diferencia entre lo que hace el gobierno de Lula y lo que ocurrió durante el período de Bolsonaro. Pero también es importante buscar a los financiadores y organizadores del acto golpista del 8 de enero, porque son criminales que fueron contra la democracia y la Constitución.
– El PT cumplió este mes 44 años. ¿Qué significa para usted teniendo en cuenta que Lula es el actual mandatario?
– El PT es un gran partido y su fortaleza radica en las bases orgánicas en todo Brasil. Es un partido que ha contribuido mucho al país, pero también tiene un futuro por delante. Hemos aprendido que es importante cuidar al partido, porque si no hubiéramos resistido con Lula, como partido, no tendríamos la posibilidad de estar aquí hoy. Mantenemos nuestras fuerzas unidas y llevamos a cabo mucha formación política. Así, el partido se fortalece y contribuye más allá de las fronteras brasileñas, para los trabajadores en todas partes del mundo que deseen organizarse.
– ¿Qué opinión le merece la decisión de Israel de declarar “persona non grata” a Lula por calificar de genocidio los bombardeos en la Franja de Gaza?
– Es un profundo desprecio por Brasil y por los defensores de la paz en el mundo, porque Lula expresó un sentimiento humanitario: la necesidad de detener los bombardeos contra los palestinos de Gaza. Brasil condenó los actos terroristas de Hamas, se solidarizó con los israelíes y pidió la liberación de los rehenes. Pero no hay justificación para el bombardeo de civiles. Se trata de niños, niñas, mujeres, ancianos, adultos mayores, personas con discapacidad… Es muy triste. Lula habló y su palabra tuvo efecto, porque ahora Estados Unidos y otros también piden un alto el fuego. Él habló por aquellos que no pueden ser escuchados y están siendo asesinados.
– ¿Qué logros destaca de su primer año de presidencia?
– Los avances de Lula en Brasil están en la economía y en el ámbito social. Hemos generado empleos protegidos y recreado políticas de educación, salud y seguridad para combatir el hambre. A su vez, se realizó una reforma tributaria para que los más ricos paguen más. Este es el resultado del primer año de cambio en la política económica. Tenemos una política no liberal que no ve al pueblo como un problema o una carga. Lula se enfoca en el mercado interno, el pueblo, el consumo, los derechos, las leyes y los servicios. Por eso la economía crece, porque el Estado genera inversiones para que la economía avance y garantice lo mínimo necesario para las familias. Entonces, los resultados son una gran inclusión social y educativa en este primer año. También celebramos los resultados ambientales, porque para nosotros el desarrollo y el medioambiente van de la mano. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer, porque todo fue destruido en el período de Bolsonaro.
Entrevista: Axel Schwarzfeld