El principal opositor ruso, Alexéi Navalni, murió este viernes a los 47 años en una prisión del Ártico donde purgaba una pena de 19 años, a un mes de unas elecciones que se espera consoliden en el poder al presidente Vladimir Putin.
Las principales potencias occidentales y países del exbloque soviético atribuyeron la muerte al gobierno ruso, que aún no divulgó las causas del deceso y consideró “totalmente inaceptables” esas acusaciones.
El presidente estadounidense, Joe Biden, se dijo “escandalizado” por la muerte de Navalni y afirmó que “Putin es responsable” de su fallecimiento.
La muerte de Navalni, que en 2020 sobrevivió a un envenenamiento y se hallaba detenido desde 2021, priva de su figura más prominente a una oposición reducida a su mínima expresión por la represión que se intensificó tras el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, en febrero de 2022.
Después del anuncio de su fallecimiento, circularon en internet llamamientos a manifestarse. La fiscalía de Moscú advirtió que “organizar o celebrar concentraciones no autorizadas, convocarlas y participar en ellas es una infracción administrativa”.
Las autoridades rusas brindaron pocos detalles de las circunstancias de la muerte de Navalni, limitándose hasta el momento a asegurar que se hicieron todos los esfuerzos para reanimarlo.
“El 16 de febrero de 2024, en el centro penitenciario N°3, el prisionero Navalni A.A. se sintió mal después de un paseo y casi inmediatamente perdió el conocimiento”, indicó el servicio penitenciario de la región ártica de Yamal en un comunicado.
El activista, condenado por “extremismo”, purgaba una pena de 19 años en una remota colonia penitenciaria del Ártico. Los múltiples juicios en su contra fueron tildados persecusíon política.
De profesión abogado, Navalni se dio a conocer en la década de 2010 a través de videos en los que denunciaba la corrupción. También ayudó a organizar en 2011 y 2012 grandes manifestaciones de la oposición, duramente reprimidas.
Navalni, que en un primer momento fue muy próximo al nacionalismo, se consolidó como el principal opositor de Putin, al que criticó con dureza afirmando que su partido estaba compuesto por “ladrones y estafadores”.
Putin debe ser considerado “personalmente responsable” y “castigado” por las atrocidades cometidas contra Navalni, declaró la esposa del opositor, Yulia Navalnaya. El mandatario ruso no comentó hasta ahora la desaparición del opositor.
“Burdas acusaciones”
Las acusaciones provocaron una réplica de las autoridades rusas. “En lugar de hacer burdas acusaciones, más valdría hacer gala de moderación y aguardar los resultados oficiales de la investigación médica”, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
“No hay ninguna información sobre la causa de ese deceso y sin embargo esas declaraciones se multiplican (…). Nosotros las consideramos totalmente inaceptables”, dijo el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.
El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió una investigación “fiable” sobre las causas de su muerte. Joe Biden afirmó que aunque aún se ignore “exactamente qué ocurrió”, Putin es en definitiva “responsable” de la muerte de una figura encarcelada en durísimas condiciones, que se había convertido en “una poderosa voz de la verdad”.
Tampoco dudan de la “responsabilidad” de Putin países que fueron parte de la Unión Soviética o que integraron el bloque comunista hasta su disolución a inicios de los años 90.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, declaró que Putin deberá “rendir cuentas por sus crímenes”. La primera ministra estonia, Kaja Kallas, escribió en X que el fallecimiento de Navalni era “un turbio recordatorio del régimen canalla al cual estamos confrontados” y el jefe de la diplomacia polaca, Radoslaw Sikorski, subrayó que Putin era “responsable de todo eso”.
En los últimos meses, Navalni, un hombre corpulento, había aparecido muy delgado y demacrado en las audiencias de sus procesos, en las que participaba por video.
Leonid Solovyov, uno de sus abogados, declaró al diario independiente Novaya Gazeta que el opositor presentaba una apariencia “normal” cuando uno de sus representantes lo visitó el miércoles. El redactor en jefe del periódico, el periodista ruso Dmitri Muratov, premio Nobel de la Paz de 2021, calificó la muerte de Navalni de “asesinato”.
“¡No se rindan!”
El opositor tuvo varios problemas de salud a raíz de una huelga de hambre y del envenenamiento que sufrió en agosto 2020 en Siberia, en plena campaña para las elecciones regionales. Tuvo que ser trasladado a Alemania para ser tratado, un traslado que contó con la venia del Kremlin.
Pese a que sabía que le esperaba un arresto, decidió volver a Rusia y fue detenido en enero 2021 en el aeropuerto. La cárcel no socavó su determinación. En las últimas audiencias y en mensajes publicados en redes sociales a través de sus abogados, no dejó de criticar a Putin.
El 1 de febrero, el entorno de Navalni publicó un mensaje en el que llamó a manifestarse en Rusia de cara a las presidenciales del 15 al 17 de marzo. La victoria de Putin se da por descontada: todas las figuras opositoras están encarceladas o en el exilio, o sus candidaturas fueron impugnadas.
En uno de sus últimos mensajes, Navalni alentó a votar por “cualquier otro candidato” que no sea Putin. Y en una película del canadiense Daniel Roher sobre su vida, que recibió el Oscar al mejor documental en 2023, el opositor dejó un “testamento” a los rusos en caso de fallecer : “¡No se rindan!”.
Relatores de Naciones Unidas exigieron una investigación sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Navalni que incluya una autopsia por expertos independientes y desligados del Estado.