En conmemoración del 40 aniversario de la muerte de Julio Cortázar, y para celebrar los 110 años de su nacimiento, este lunes se realizará el tour literario Tras las huellas de Cortázar, un recorrido peatonal por Buenos Aires que partirá a las 16.30 del Teatro Colón y abarcará 10 puntos claves de la ciudad vinculados con el autor de “Rayuela”, como Diagonal Norte, Plaza de Mayo, el Estadio Luna Park y la calle Florida.

Buenos Aires es una ciudad literaria por excelencia y no queda al margen de la obra narrativa de Cortázar. El escritor argentino nació en Bruselas en 1914 y murió el 12 de febrero de 1984 en París.

La vida de Cortázar en Buenos Aires se puede dividir en varias etapas. Desde su llegada a la ciudad en 1918 a la edad de cuatro años, vivió en Banfield hasta 1932, cuando se trasladó a Villa del Parque. Durante este tiempo, pasaba la mayoría de sus días en la Capital Federal. En 1937 se mudó a Bolívar y luego a Chivilcoy para enseñar, regresando a Buenos Aires los fines de semana. En 1944 comenzó a dar clases en Mendoza, antes de volver a Buenos Aires y luego mudarse a París en 1951. Realizó varias visitas a Buenos Aires, tanto con su esposa como solo, en distintas etapas de su vida.

A cuarenta años de su muerte, se presenta un homenaje a su vida y su legado literario organizado por la periodista y guía de turismo Mariana Iglesias. La caminata partirá del Colón en Cerrito 628 y concluirá en la Confitería London City. Los puntos seleccionados tienen un significado especial, ya que son parte importante de la vida y obra porteña del escritor. Desde su llegada a Buenos Aires en 1918, cuando tenía cuatro años, hasta sus últimas visitas como escritor consagrado, Cortázar estuvo profundamente ligado a la ciudad y sus barrios.

Iglesias, quien dedicó su carrera a la divulgación del patrimonio cultural y turístico de Buenos Aires, explica que para Cortázar “Buenos Aires es una de las grandes protagonistas de su vida y de su obra”. Una de las paradas es Agronomía: En 1931, Cortázar y su familia se mudaro al edificio de Artigas 3246. La calle Artigas hace esquina con Espinosa, que desde 1994 en ese tramo se llama Julio Cortázar. Allí hay varias rayuelas que los vecinos suelen pintar, además de un bar que lleva precisamente ese nombre.

Otro de los barrios cronopios por excelencia es Palermo, donde la ex placita Serrano hoy se llama Julio Cortázar. En la calle Serrano vivió también Jorge Luis Borges, “convirtiendo esa esquina en un espacio literario por excelencia en la ciudad” explica la guía. En la misma zona, “la familia de la calle Humboldt” es protagonista de varios textos de Historias de Cronopios y de Famas como los relatos “Simulacros” o “Correos y Telecomunicaciones”.

Otro espacio importante es la plaza central de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno que se llama Rayuela y es un espacio abierto al juego, a la lectura, al dibujo y al intercambio de lector a lector. “Atravesando la plaza y el edificio de la Biblioteca nos encontramos con una escultura de Cortázar colocada al cumplirse el centenario de su nacimiento, por iniciativa de la cantante y amiga personal de Julio, Susana Rinaldi”, explica Iglesias.

El autor de “Bestiario” estudió en la Escuela Normal Superior N2 Mariano Acosta de la calle Urquiza 277 en el Once entre 1928 y 1932. “Entrar en la escuela, subir los escalones y ver de frente esa caja de zapatos amarillas al decir del cuento ‘La escuela de noche’ es una fuerte experiencia que nos permite imaginar los años juveniles de Julio en la ciudad”, dice la guía.

A principios de los años 40, la escena musical de Buenos Aires era compleja pero amplia, y Cortázar, un melómano declarado. La presentación del maestro Arturo Toscanini en el Teatro Colón era una cita ineludible para un espíritu como el del escritor. Iglesias dice: “Durante la función, el fervor del público para saludar la performance del maestro lo inquietó y asustó de tal modo que, no bien terminado el concierto, se dirigió a su casa y, en una sentada, ensayó las primeras líneas del inolvidable cuento ‘Las Ménades'”.

También Corrientes es un cúmulo de espacios cortazarianos pero Luna Park es el lugar donde pasó largas horas como espectador de las peleas de box de los años 40. En 1973, a propósito de su visita a Buenos Aires fue invitado a realizar una crónica de una pelea, que se publicó en la revista El Gráfico.

Desde 1915 el pasaje de la Galería Güemes conecta la peatonal Florida con la calle San Martín, sin embargo, para el protagonista del cuento “El Otro Cielo” atravesar la galería supone conectarse directamente con otro espacio y otro tiempo: la Galería Vivianne de París a finales del s. XIX. “Es interesante este cruce porque el escritor francés Antoine Saint de Exupery (autor de El Principito) vivió en uno de los departamentos de alquiler de la Galería Güemes entre 1929 y 1931. En París también ambos escritores también fueron vecinos, aunque no lo supieran… ¿o sí?” se pregunta Iglesias.

También la Plaza de Mayo es protagonista varios textos. En El examen, una novela escrita en 1950 y publicada en 1986, se describe una atmósfera fantasmal y el deambular de varios estudiantes que se dirigen a rendir un examen, mientras otras personas veneran un extraño objeto en el centro de la plaza. Cuando Buenos Aires amanece con bruma y uno anda caminando por la zona no es extraño sentir que estamos viviendo en una novela.

Iglesias explica que “la confitería London City es el escenario del comienzo de la novela Los premios (1960) pero además es una ventana directa para conocer el pulso de la Avenida de Mayo”. Actualmente este icónico bar le rinde tributo al autor mediante una muestra permanente de fotos, libros y otros objetos.

Importante para la memoria literaria es el último viaje de Cortázar a Buenos Aires. Lo hizo después de una ausencia de una década, poco tiempo antes de morir. Llegó al aeropuerto de Ezeiza el miércoles 30 de noviembre de 1983, prácticamente sin llamar la atención. Su idea en el fondo era despedirse de su madre, María Herminia Descotte.

El primer día completo de Cortázar en la ciudad, el jueves, lo pasó en la compañía de su amigo Héctor Yánover en la librería Norte ubicada en Las Heras 2225. Luego tuvo la oportunidad de reencontrarse con la fotógrafa Sara Facio en la esquina del Patio Bullrich. El 4 de diciembre, Cortázar disfrutó de una proyección en la sala del cine Petit Premier, ubicado en la avenida Corrientes al 1565, donde pudo ver No habrá más penas ni olvido, una película de Héctor Olivera basada en la novela de su amigo Osvaldo Soriano. No faltaron los paseos por los lugares emblemáticos de la ciudad, desde el café Ouro Preto hasta una función de Teatro Abierto. El 5 fue al encuentro de Alberto Mario Perrone, quien previamente lo había entrevistado y se había convertido en su amigo a distancia. Juntos pasearon por la ciudad, incluso visitando La Boca, donde el fotógrafo Mario Paganetti capturó los últimos momentos del autor en Buenos Aires.

El 6 de diciembre, antes de despedirse de Buenos Aires, Cortázar estuvo en la pizzería Los Inmortales, ubicada en Marcelo T. de Alvear al 1200. Partió de regreso a París desde el aeropuerto de Ezeiza el 7 de diciembre. Dos meses después, murió en la capital francesa.



Fuente Pagina12