Tan sólo dos años, los que estuvo en su primer ciclo, le bastaron al colombiano Albeiro Usuriaga para enamorar al hincha de Independiente con su jerarquía y distinción, a partir de un ‘Palomo’ que supo exhibir un vuelo corto pero alto en la institución de Avellaneda.
Con un look con trenzas y dueño de un extravagante estilo para vestir y ostentar joyas colgadas de su cuello, el oriundo de Cali, de cuyo asesinato se cumplirán mañana 20 años, logró conquistar al público del ‘Rojo’ apenas arribó a la Argentina, a principios de 1994.
El entonces entrenador del equipo de Avellaneda, Miguel Angel Brindisi, quedó subyugado con su estilo refinado y con esa facilidad para sacarse rivales de encima, a pura gambeta y velocidad.
En un equipo en el que empezaban a descollar Gustavo López, Daniel Garnero y Sebastián Rambert, el ‘Palomo’, de 1,92 metros de altura y que pensó alguna vez al básquetbol como deporte para sustentarse en la vida, supo ganarse su lugar con clase
Hubo dos encuentros de ese Clausura ’94, en donde el ‘Rojo’ se clasificó campeón, en los cuales el colombiano cimentó un idilio eterno con el hincha: 4-0 a Banfield (con un gol propio) y 5-1 en La Plata a Gimnasia (con dos conquistas).
Usuriaga halló, tal vez, en el fútbol argentino esa dosis de reconocimiento que siempre le faltó alcanzar en su territorio natal, en donde la conjunción de cracks como Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, Freddy Rincón, Adolfo ‘Tren’ Valencia y Faustino Asprilla le restaron minutos en la Selección Colombia, en los albores de la década del ’90.
“Aquí me siento muy bien, como si fuera mi casa” admitió a revista ‘El Gráfico’, cuando ya había alcanzado el Clausura y la Supercopa Sudamericana, en una final recordada ante Boca Juniors (1-1 y 1-0). Al año siguiente colaboró para la obtención de una nueva Supercopa, con un triunfo global 2-1 sobre Flamengo de Brasil. Marcó un total de 20 goles en 63 partidos protagonizados.
Luego de un breve período en Necaxa (México), Barcelona (Ecuador) y Santos (Brasil), Usuriaga regresó a Independiente a principios de 1996 y permaneció allí hasta al año siguiente.
Usuriaga, la leyenda del “Palomo” | Video: Fox Sports
VER VIDEO
En 1997, precisamente, el ‘Palomo’ fue suspendido por dos años por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), tras dar positivo un control antidoping al que fue sometido, por consumo de metabolitos de cocaína, luego de un partido con San Lorenzo.
El entonces jugador del ‘Rojo’ defendió su inocencia y remarcó, en aquel momento, que no se trataba de “una adicción sino de un consumo experimental”, el que le privó actuar dos años en un fútbol argentino que lo había cobijado y lo había transformado en figura.
Albeiro volvió a Cali, a su barrio natal Doce de Octubre, donde transitaba las mismas calles por las que creció, además de jugar al trompo con sus amigos de la infancia.
Mientras duraba su suspensión en la Argentina, Albeiro, con 32 años, consiguió autorización de la Justicia laboral para enrolarse en Millonarios de Bogotá y luego pasó por Bucaramanga.
Una vez cumplida la sanción, Usuriaga volvió a la Argentina, pero para alistarse en General Paz Juniors de Córdoba, para participar del Argentino A de fútbol.
El esfuerzo de la modesta entidad cordobesa de ascenso, más el aporte del medio más importante de la provincia en materia de comunicación, permitieron pagarle el sueldo a un futbolista que afrontó un desafío inesperado.
“Quería volver y se me presentó la oportunidad en este equipo. Sigue siendo fútbol más allá que sea una categoría baja; si me va bien, voy a tener la posibilidad de volver a Primera” dijo oportunamente el exdelantero, según refleja el documental ‘Palomo’, que narra su vida deportiva.
Con el pelo de tono platinado, Usuriaga marcó 7 tantos en su campaña de 9 partidos en General Paz Juniors, incluidos dos que anotó en la final ante Douglas Haig de Pergamino, que representó el ascenso a la B Nacional (2000).
Ese buen accionar le abrió la puerta para recalar en All Boys unos meses después, aunque su paso por el club de Floresta, que pagó 40.000 dólares por su llegada, resultó efímero y poco fructífero. A los tres meses y con apenas 4 partidos en su haber, el centrodelantero rescindió el contrato.
Luego vistió la camiseta de Cerro Porteño de Paraguay (2002) y Carabobo de Venezuela (2003) hasta que a principios del 2004 había acordado irse a Japón para probar suerte en el fútbol de aquel país.
Sin embargo, a las 19.20 de un miércoles 11 de febrero de 2004, un sicario llamado Mauricio Colorado Roldán ingresó en un local de venta de bebidas alcohólicas y asesinó al ‘Palomo’ de trece balazos disparados por un arma calibre 9 milímetros.
Las primeras investigaciones de la Justicia daban cuenta de que Usuriaga había sido testigo involuntario de un crimen en su barrio Doce de Octubre y lo mataron para “asegurar su silencio”.
Sin embargo, años después la Fiscalía determinó que el jefe mafioso Jefferson Valdez Marín había encomendado la muerte del ‘Palomo’, porque el futbolista había mantenido una aventura amorosa con una de sus exnovias.
El crimen de Usuriaga, cuyo velatorio fue una verdadera fiesta que incluyó música de vallenato y cumbia en la Catedral de Cali, fue vengado -si se quiere- en octubre de 2006, cuando el apuntado Valdez Marín murió en su ley, acribillado a balazos en una cancha del barrio Ciudad Jardín, en el sur de la ciudad.