A veces las comparaciones son inevitables. Más en estos primeros días de septiembre, cuando comience el FA CAFF y, al mismo tiempo, termine el Festival y Mundial Tango BA, dos formas bastante distintas de concebir al género. El Tango BA es la mirada oficial sobre la música que caracteriza a Buenos Aires, el FA CAFF es la expresión de sus calles, de su escena underground, en particular la nucleada en torno al Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 772).
De hecho, “FACAFF” significa “Familia del Club Atlético Fernández Fierro.” Allí, desde este viernes y hasta el 29 de septiembre se celebrarán fechas constantes que reunirán a más de 60 agrupaciones de tango actual, de distintas corrientes y formatos pero siempre autogestivo, y otras formas artísticas vinculadas al género. Además de los recitales habrá feria de editoriales independientes, proyecciones, una muestra de les estudiantes de la escuela Isauro Arancibia, charlas, presentaciones de libros y djs. Lo único que se echará en falta del enorme abanico artístico del tango es la milonga, un espacio que el FACAFF apenas tocó de refilón en una de sus anteriores ediciones.
Para el tango independiente, esta es la auténtica “cumbre” del tango de hoy, al que proponen como un “lenguaje común, vivo, alejado de los estereotipos y la mirada for-export”. Además, desde el año pasado el festival se constituyó como cooperativa cultural independiente, con personería jurídica propia “integrada por músicxs que trabajan por la puesta en valor del tango nuevo”.
La primera edición del Festival data de 2017, aunque claro, los años pandémicos impidieron su realización: el FACAFF se caracteriza por el encuentro cercano de público y músicos y el ambiente de tertulia no era el más prudente cuando el covid campaba y no había vacunas a la vista. Aunque de una edición a otra siempre ajustó su propuesta y adaptó su formato a la coyuntura, el eje se mantiene: la base está en el CAFF y la propuesta es un encuentro de tres a cinco orquestas o grupos por fecha, con la antesala de otras actividades, y la alternancia entre figuras recurrentes del circuito –y de ese escenario del Abasto en particular-, de referentes del tango del siglo XXI con artistas que empiezan a hacerse un nombre a partir de la autogestión, la apuesta artística genuina y cierta adscripción a los ideales renovadores del género que comparte esta generación.
Este primer fin de semana de actividad reunirán al dúo Lebrero-Musatov, a Patricia Malanca y a la Orquesta Típica La Vidú en primer término. El sábado el escenario quedará para Agustín Rivera y las presentaciones de discos de Ruido Gaucho, el nuevo proyecto de Lucas Ferrara, y de Siniestra. El fin de semana cerrará con tres dúos y un trío: Rogers-De Ovando, Serén-Huillier, Castelo-Sensottera y el Trío Barbarie. Ya en esto hay una notable variedad de estéticas que van desde las exploraciones más fronterizas con el folklore hasta el rock, pasando por los tamices de música electrónica o del pop, escenarios explosivos tanto como intimistas, y versiones enchufadas y “unplugged” para distintos paladares. Esa variedad estética sigue hasta fin de mes, cuando el FA CAFF cierre mirando al futuro con la Semillero Tango, la orquesta escuela de Juan Pablo Gallardo.
“La organización fue casi igual a los años anteriores, excepto que en esta edición se llamó de manera particular a cada orquesta, a cada artista, para ver si querían participar”, cuenta Walter “el Tano” Coccaro, iluminador del CAFF y suerte de alma mater del encuentro. Con el esqueleto de los invitados principales, explica, se fueron agregando otros grupos que se habián acercado al FA CAFF y también algunas compañías de baile que realizarán performances en distintas fechas. “Como todos los años contamos con el apoyo de Augusto y León Ferrari que siempre muy agradecidamente participa, también colaboran Paloma Zamorano y Diego Bonello en la intervención del pasillo del CAFF”, anticipa. Será, entonces y como siempre, un festival de tango desde los músicos.