Rusia y Ucrania anunciaron este miércoles el canje de unos 400 prisioneros de guerra, una semana después del accidente de un avión militar ruso que, según Moscú, transportaba soldados ucranianos cautivos y que habría sido derribado por Kiev. Para el presidente ruso, Vladimir Putin, el Ejército ucraniano derribó el 24 de enero un avión Il-76 utilizando un misil Patriot estadounidense, que Ucrania suele utilizar para interceptar fuego ruso. Ucrania y sus aliados occidentales siguen esperando obtener pruebas de las acusaciones rusas.
El experto en historia de Rusia y Ucrania, Jorge Wozniak, declaró a Página/12 que todos los indicios apuntan a que fueron los ucranianos quienes atacaron el avión siniestrado: “Si fue intencional, ¿quién decidió hacer eso? Que lo decida el gobierno ucraniano sería una posibilidad; o sino, hay tan mala comunicación entre sus mandos políticos, que estos reciben las indicaciones del intercambio de prisioneros y en paralelo, los militares que controlan las defensas aéreas, actúan después por su cuenta atacando el avión; esto estaría mostrando una ruptura en la cadena de mandos; o bien los grupos ultranacionalistas actuando por su cuenta en muchas cuestiones, decidieron bajar el avión”, explicó Wozniak.
Se reactiva el intercambio
Este miércoles, a pesar de las tensiones provocadas por las acusaciones, Rusia y Ucrania anunciaron uno de los mayores canjes de prisioneros en casi dos años de guerra. El ministerio de Defensa ruso dijo que 195 soldados rusos fueron canjeados por el mismo número de militares ucranianos. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habló del retorno de 207 conciudadanos.
“Los nuestros están en casa”, escribió Zelenski en las redes sociales, prometiendo traer de vuelta a todos los prisioneros, sean “combatientes o civiles”. Putin también se felicitó por la operación, asegurando que Moscú quiere “repatriar” a todos sus prisioneros en manos ucranianas. “No detendremos los canjes. Tenemos que traer de vuelta a nuestros hombres”, proclamó el mandatario ruso.
Para Wozniak, a Rusia le favorece muchísimo el intercambio porque “la mayoría de los prisioneros ucranianos liberados se convierten en una forma de propaganda hacia las feurzas de Zelenski, de que les conviene rendirse porque no van a ser ejecutados. La propaganda ultranacionalista ucraniana dice lo contrario a su propia tropa: no se rindan porque los matan”.
Según el comisionado ucraniano para los Derechos Humanos, Dmytro Lubinets, se trata del canje número 50. Hasta ahora 3.035 ucranianos pudieron volver a su país. En su discurso nocturno, Zelenski confirmó esa cifra y dijo que se trata de militares de diferente rango y experiencia. “Liberaremos a toda nuestra gente del mismo modo. Es nuestro deber”, prometió el mandatario ucraniano.
Las dudas en torno al avión
En circunstancias todavía sin aclarar, un avión militar ruso se estrelló el 24 de enero cerca de la frontera con Ucrania y murieron todos sus ocupantes. Rusia asegura que Ucrania derribó el avión que transportaba a 74 personas, incluidos 65 prisioneros de guerra ucranianos que iban a ser canjeados, según su versión. Putin aseguró este miércoles por televisión que “el avión fue derribado, ya confirmado con certeza, por un sistema Patriot estadounidense”.
Ucrania suele utilizar este sistema de defensa antiaérea, que obtuvo de Estados Unidos, para interceptar misiles rusos, en particular los denominados “hipersónicos”. Hasta el momento Kiev no confirmó ni desmintió el derribo del avión, pero algunos responsables pusieron en duda que trasportara prisioneros de guerra ucranianos.
Wozniak aseguró a este diario que “a medida que el apoyo occidental a Ucrania se debilita y el frente militar se está volviendo cada vez más adverso por los avances rusos y la constante presión a lo largo de todo el frente, el gobierno ucraniano ha optado por medidas que podríamos calificar abiertamente de terroristas“.
Esto, en opinión de este investigador en el Centro de Estudios sobre Genocidio (UNTref), busca “provocar una reacción similar de Rusia que pueda generar a su vez un sentimiento de indignación y un respaldo mayor en el mundo occidental”. A modo de ejemplo, destaca Wosziak, “se está bombardeando desde Avdivka a la ciudad de Donetsk con bombas de racimo, no contra objetivos militares sino contra población civil; lo mismo pasó en Belgorod con misiles cargados con bombas de racimo que mataron a decenas de personas unas semanas atrás”.
¿Cómo sigue el combate?
En el terreno, Rusia sigue presionando a las defensas ucranianas, especialmente en la región del Donbass y en Avdivka, en el este del país. Putin dijo que sus tropas mantienen posiciones en las afueras de esta ciudad. Las fuerzas ucranianas apuntan cada vez más a objetivos en territorio ruso, buscando que el ejército de Moscú lleve su equipamiento y sus hombres lejos del frente.
El ministerio ruso de Defensa aseguró que destruyó 20 misiles lanzados por Ucrania sobre el mar Negro y Crimea, la península anexionada por Moscú en 2014, donde cayeron “escombros”. Crimea es blanco frecuente de los ataques de Ucrania por su importancia logística para el ejército ruso.
El jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kirilo Budanov, aseguró que “la ofensiva (de los rusos) proseguirá” y “alrededor del comienzo de la primavera se agotará”. En una entrevista con la televisión pública, Budanov explicó que Rusia está muy lejos de cumplir los objetivos de su ofensiva de invierno, que lanzó hace unos meses y consistían en conquistar todo el territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk, así como alcanzar el río de Chorni Zherevets en la región nororiental de Jarkov.
En el frente diplomático, el último paquete de ayuda estadounidense a Ucrania sigue bloqueado en el Congreso de EE.UU. y la Unión Europea anunció el miércoles que solo entregará la mitad del millón de proyectiles prometidos a Kiev para finales de marzo, una señal de que Ucrania está perdiendo apoyo occidental.
Pese al bloqueo en el Congreso de EE.UU. de un paquete de ayuda de 61 mil millones de dólares para Kiev, Washington suministrará a Ucrania bombas de alta precisión propulsadas por cohete que se lanzan desde tierra y tienen un alcance de hasta 150 kilómetros. Según la publicación estadounidense Político, la primera partida de estas bombas llegó el miércoles a Ucrania. El empleo de estos proyectiles permitiría al Ejército ucraniano atacar en profundidad las rutas de suministros de las tropas rusas y alcanzar objetivos en parte de la anexionada península de Crimea.
Triunfo ruso en La Haya
La máxima instancia judicial de la ONU rechazó este miércoles la mayoría de las acusaciones de Ucrania contra Rusia por “financiación del terrorismo” en el este del país desde 2014, alegando que los casos presentados excedían el marco de la legislación vigente. Ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya, Ucrania calificó a Rusia de “Estado terrorista” y afirmó que el apoyo ruso a los separatistas prorrusos del este del país había sido un presagio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Según Kiev, Moscú había violado el Convenio para la Represión de la Financiación del Terrorismo con sus acciones al apoyar a los secesionistas prorusos en Ucrania. El gobierno ucraniano exigía compensaciones por ataques atribuidos a los separatistas, en especial la destrucción del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en julio de 2014 cuando sobrevolaba Ucrania, que mató a 298 personas.
Pero la CIJ rechazó la mayoría de los argumentos de Ucrania y solo le reprochó a Rusia que no hubiese tomado “medidas para investigar” posibles violaciones del Convenio para la Represión de la Financiación del Terrorismo. Este caso es anterior a la invasión rusa de Ucrania.