La génesis del dúo se remonta apenas cuatro años atrás. En 2019, Horacio Rébora, director del Festival de Granada –el encuentro de tango más antiguo de Europa- le propuso a Frabrizio Mocata “improvisar” un trío con Franco Luciani y el guitarrista Raúl Kioko. Y resultó. Luego, tras la pandemia, el armoniquista argentino se acordó del pianista siciliano, y lo convocó para una fecha en Italia. Y también resultó. “Realmente vivimos la música de la misma manera”, sintetiza Mocata. “Ya desde el inicio hubo una muy buena sinergia entre nosotros”, se pliega Luciani, y prosigue: “Empezamos a tocar, y de ello surgió un entendimiento inmediato en la manera de pensar la música, y de disfrutarla”.
El resultado de la sinergia está al alcance del oído en Tangos Cruzados, disco que el dúo acaba de publicar y que estrenará en vivo este miércoles a las 20 en Be Bop (Uriarte 1658). “El título radica en que `El Choclo` y `Desde el alma`, los dos clásicos presentes en el disco, están cruzados en el ritmo”, esclarece Mocata, pianista del trío de Paul Wertico -histórico baterista del Pat Metheny Group- con el que viene de publicar el disco Letter From Rome. Para muestra basta una escucha, porque efectivamente el tango pionero de Angel Villoldo, está revisado en tiempo de vals, mientras que el vals que eriza pieles cada vez que lo entona la hinchada de Boca, suena por ellos en clave de tango “en un estilo Di Sarli”, según Mocata. “El nombre del disco también está vinculado a la interacción musical donde con Franco nos cruzamos los temas entre piano y armónica, utilizando contrapunto e improvisación”. “Exacto”, se pliega Luciani. “Básicamente, porque estamos unidos por la música, y por estar cada uno del otro lado del charco: estamos geográficamente cruzados, por así decirlo”.
La obra conjunta, mezcla sabia e improvisada de piezas tradicionales y contemporáneas, incluye además la labor de Pablo Motta –habitual ladero musical de Luciani- al contrabajo y dos composiciones propias: una de Mocata, llamada “Cruzando Aguas”, y otra –“Pazza y Sensibile”- que su coequiper tuvo que hornear sobre la marcha. “La pensé exclusivamente para grabarla con Fabrizio, y obviamente empezó a volar”, sostiene Franco.
Por su parte, entre las versiones -además de las “cruzadas”- resaltan una pieza a nuevo de “El llorón”, del tándem Maglio-Cadícamo; y una rémora de “Derecho viejo”, tango compuesto por Eduardo Arolas, en 1916, en su caso, tocado de una manera tradicional, “muy marcada”, según refiere el armoniquista. “Este es un disco en que, si bien está clara la columna vertebral del piano y de la armónica, y del tango, también hay muchas estéticas”.
-A propósito ¿Cómo se cruzan piano y armónica?, ¿qué factores hermanan a ambos instrumentos, más allá de quienes los ejecutan?
Fabrizio Mocata.: – Difícil respuesta, porque la manera en que Franco toca la armónica es muy particular, dado que la utiliza con dobles notas, octavas y efectos rítmicos, y esto hace que suene como un fueye. Y yo me acostumbré a sostener las partes solistas, tocando la parte del bajo. Podemos decir entonces que nos hacemos el trabajo de una “típica” en reducido. No hay momentos de paro, porque cuando un instrumento deja la parte solista se dedica a soportar al otro. De todas formas, creo que lo fundamental no es lucirse sino hacer lo posible para que la música sea intensa.
Franco Luciani.: -El piano es un instrumento que atraviesa géneros, y la armónica es un instrumento melódico, cantante por excelencia, pero también tiene la particularidad de hacer el contracanto, de acompañamiento, por lo que la conjunción es muy buena. Son dos instrumentos que juntos terminan dando una resultante muy amplia, y en ese cruce se sostienen entre sí y nos da la posibilidad de que nos vayamos pasando la pelota.
-Que en el caso del dúo circula entre músicas argentinas e italianas, además de lateralidades universales…
F.L.: -Creo que el proyecto es sin duda de música argentina, pero con la característica que somos un argentino y un italiano. De todos modos, Fabrizio es un músico de un equilibrio muy interesante, que es el de la formación y la intuición. Entonces, él ha logrado muy bien el conocimiento de cómo se interpreta el tango. Con esto quiero decir que el tano es bien argentino para tocar el tango, a pesar de tener otras influencias. Si bien es un músico de jazz, me parece que por lo menos este proyecto tiene un lenguaje netamente argentino.
F.M.: -Es que he encontrado en el tango mi música porque es la que ha nacido de nuestros emigrantes. ¿Cuál es el tema de la ausencia y de la nostalgia sino la de los tanos que se habían escapado de nuestra querida tierra? Para mí esto es el tango mismo que tiene la musicalidad de la ópera y de la canción napolitana. Aparte de eso me encanta cómo el tango es una red que te permite conectarte con gente de todo el mundo, y compartir códigos y emociones.
-¿Y tu amor por el tango de dónde proviene, Franco?
F.L.: -Mi amor por él viene desde pequeño, si bien empecé a ser un músico de tango más tarde. En mi familia, mi abuela era más folklorista, y mi padre es un melómano que me ha enseñado a escuchar todo tipo de música, principalmente jazz y rock británico. Aunque recuerdo desde chico a ambos cantándome alguna melodía o alguna frase de tango, esa cosa que tenemos los argentinos, ¿no?, de que el género siempre está presente. En lo particular del caso, me reencontré con el género desde la armónica y, desde ahí, fue una relación para toda la vida.
F.M.: -Retomando la pregunta anterior, la melodía italiana y la marca bien argentina, están en la música que hacemos. A eso podemos sumarle la improvisación y la comunicación, en las cuales compartimos nuestros mundos musicales. Dicho esto, no he encontrado muchos músicos con los cuales haya tenido yo tan profundo y natural hermanaje. Con Franco, compartimos la misma mirada de la música, y eso no tiene color ni bandera, es algo universal.