Los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) destinados a importadores con deuda comercial tuvieron una fuerte demanda en la última licitación, debido al agregado de incentivos, mejoras en la operatoria y el aumento de la brecha cambiaria.
En efecto, en la tercera licitación de la Serie 1 de los Bonos concretada el jueves pasado, el Banco Central (BCRA) adjudicó la totalidad de las ofertas recibidas por un valor nominal (VN) de US$1.179 millones.
Esto se dio luego de que en las dos primeras licitaciones la oferta de los importadores fuera sensiblemente menor a la expectativa explicitada por las autoridades al momento de poner en marcha este instrumento.
De esta forma, en el agregado de las tres licitaciones realizadas hasta el momento se acumularon un total de VN de US$1.304 millones.
En diálogo con Télam, el research analyst de Cocos Capital, Tobías Sánchez, atribuyó el éxito de la última licitación a “un cambio significativo en las condiciones del mercado. En las últimas semanas, hemos observado un marcado aumento en la brecha cambiaria, superando el 40%, lo que ha vuelto más atractiva la participación en la subasta de Bopreal”.
“Este escenario posibilita a los importadores licitar y posteriormente vender el bono contra el Contado con Liquidación (CCL), eludiendo así la restricción cruzada de Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) y CCL”, dijo el especialista, al describir uno de los incentivos.
De esta forma, la situación se modificó considerablemente respecto a la que existía en las dos semanas previas, cuando la brecha cambiaria llegó a ubicarse dentro de un rango de entre 8% y 15%, con lo que el interés era limitado porque el CCL quedaba considerablemente por debajo del tipo de cambio implícito.
A la hora de efectuar la operatoria, el mecanismo es el siguiente: el importador entrega pesos al Banco Central a cambio del Bopreal y, si quiere hacerse de dólares rápidamente en vez de esperar al vencimiento a fines de 2027, lo vende en el mercado secundario.
Ese proceso entre la compra del título y la venta en el secundario, termina dándole al importador un tipo de cambio que, según estimaciones de analistas, se ubica en torno a los $1.250, dadas las condiciones actuales. Es decir, se hace de dólares a ese valor.
En este punto juega la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el CCL. Si este último sube y se ubica cerca o por encima de los $1.250, al importador le empieza a resultar conveniente suscribir al Bopreal.
En cambio, si el CCL cotiza cerca del mayorista no es conveniente el Bopreal, porque el dólar resultante queda caro.
El CCL se ubicó el jueves y el miércoles (los días de la licitación) en torno a los $1.183, con lo que la brecha al momento de la licitación estaba en el 45%.
Tras la licitación, el CCL cerró la semana en $1.136,65.
En declaraciones a Télam, el investigador del IIEP-Buenos Aires, Damián Pierri, señaló que con esas cotizaciones y ese nivel de brecha, el instrumento ya es conveniente porque, si bien el CCL sigue por debajo, esa diferencia es compensada por los costos de transacción y las comisiones que se pagan al operar en el dólar financiero.
El especialista agregó un factor interesante: En las próximas semanas el Bopreal puede funcionar como un “estabilizador automático” de la brecha cambiaria en tándem con el dólar “blend” (el esquema para los exportadores que les permite liquidar un 20% en el CCL).
El economista lo explicó así: “Tanto el blend como el Bopreal operan como estabilizadores automáticos. Si la brecha sube, pasan dos cosas: el importador se corre del CCL y va al Bopreal y también, como el tipo de cambio exportador aumenta, el exportador liquida. Esos flujos terminan haciendo bajar el CCL. Está muy bien pensado”.
“No digo que sea algo permanente, porque los importadores pronto van a tener acceso al MULC y ahí la brecha va a quedar más libre. Ahí vamos a ver a dónde va a parar. Pero, por ahora, funciona así”, añadió Pierri.
Otro elemento que le suma atractivo al Bopreal es la decisión del Banco Central de permitir que las empresas que no tienen cuenta en el exterior puedan transferir los dólares a cuentas de terceros, una vez consumada la operatoria en el mercado secundario.
Esta medida está pensada para atraer a las pymes a la suscripción del instrumento. “Operativamente se destraba mucho con eso”, consideró Pierri.
De cara a las próximas licitaciones, el analista de Cocos Capital, Tobías Sánchez, consideró que “las condiciones propuestas para los importadores, tales como el acceso a la compra de dólares CCL, ventajas impositivas para quienes suscriban al bono en enero, el aumento de liquidez en el mercado secundario y la continuidad de estos niveles de brecha, indican que es probable que la próxima subasta siga la tendencia positiva”.
El economista Leandro Zicarelli en su cuenta de X (ex Twitter) mencionó otro elemento que puede jugar a favor de una mayor demanda.
“Hay un tema con el timing de los Bopreales que también es importante. Para la serie 1 tenés un cap de $5 billones y para las series 2 y 3 se les dará ´prioridad´ a pymes. Si cruzamos eso con el padrón de deuda ($21 billones total, pero sólo $5,5 en manos de pymes), te da que como mucho se podían colocar Bopreales por $10,5 billones”, explicó.
“De esta forma, la mitad de la deuda comercial quedaría sin cobertura por esa vía. Esto generará presión en ´otras vías´ e incentivos a meterse antes”, agregó Zicarelli.
Los Bopreal son títulos para importadores de bienes y servicios con deuda comercial pendiente de pago, que se suscriben en pesos al tipo de cambio oficial mayorista y se pagan en dólares en plazos que llegan hasta 2027.
Fueron diseñados por el BCRA para despejar el stock de deuda comercial que tienen las empresas, estimado extraoficialmente en más de US$60.000 millones.
Con los bonos, la autoridad monetaria aspira a estirar los plazos de pago en un contexto de alicaídas reservas internacionales y, al mismo tiempo, aspirar pesos en manos del sector privado.
Para tener más claridad sobre “la deuda real” que las empresas tienen con proveedores del exterior, la Secretaría de Comercio y la AFIP pusieron en marcha el Padrón de Deuda Comercial por Importaciones, que hasta el momento lleva registradas acreencias por más de US$21.000 millones.