La secta del Himalaya 6 puntos
Home for Rent, Tailandia, 2023
Dirección: Sophon Sakdaphisit
Guion: Tenida Hantaweewatana y Sophon Sakdaphisit
Duración: 124 minutos
Intérpretes: Nittha Jirayunjyurn, Sukollawat Kanarot, Thanyaphat Mayuraleela, Penpak Sikirul, Namfon Pakdee, Pawarisa Surathin.
Estreno: Disponible en salas.
Hubo un tiempo en el que todas las películas que lograban asustar al público venían del Lejano Oriente. Sobre todo de Japón, que a comienzos del siglo llegó a tener su propia etiqueta, J-Horror, cuya marca agrupaba a todas las producciones provenientes de ese país con propuestas enmarcadas dentro del género del terror. Lejos de ser exclusivo, del fenómeno participaron otros países de la región, como Corea del Sur o Tailandia, que también lograron darle forma a algunas propuestas memorables. Desde ese último país llega a las salas locales La secta del Himalaya, película que vuelve a inscribirse dentro de ese universo paranormal tan rico en cruces entre el plano físico y el espiritual.
Es cierto que su historia vuelve sobre tópicos muy transitados, como las sectas, los rituales y las presencias del más allá manifestándose entre los vivos. Los recursos estéticos y narrativos tampoco se apartan de los habituales. No solo de aquellos que son propios de los títulos provenientes de Asia, sino de los que se repiten hasta el hartazgo en la hipertrofiada producción del género en Estados Unidos, Europa o América latina. A pesar de todo eso, La secta del Himalaya consigue por momentos que la narración se aparte de ese caminar en círculos, para construir algunos espacios donde el aire cinematográfico resulta (un poco) más fresco.
Todo empieza cuando, debido a una ajustada situación económica, la joven Ning debe mudarse con su marido y su hija a un departamento en el centro de Bangkok, para poder alquilarle su espaciosa casa a una médica que vive con su madre. Pero una vez instalados en el nuevo hogar comienzan a ocurrir algunos hechos inquietantes que ponen en alerta a Ning. Como si se tratara de una película de terror escrita por un admirador de Christopher Nolan, lejos de mantenerse lineal, el relato va acumulando líneas de tiempo. La primera mitad transcurre en un presente cada vez más ominoso, pero durante la segunda el relato retrocede en el tiempo dos veces.
El objeto de esos movimientos hacia el pasado es el de contar la misma historia desde distintos puntos de vista, aportando nueva información que ayuda a completar el mapa de situación y crean un marco trágico que modifica la percepción de los hechos. Un juego formal que también resulta útil para disimular la suma de lugares comunes que La secta del Himalaya acumula en su capa más superficial, que van desde la insistencia con los jump scares (escenas para sobresaltar al espectador) al diseño de los fantasmas, que vuelve sobre lo que ya se vio mil veces tanto en Oriente como en Occidente. Aún así, la película consigue mantener al espectador atento, un logro que a esta altura no debe darse por sentado.