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Foto: Prensa.

“La Burbuja”, tercer largometraje de Miguel Ángel Rocca que se encuentra en salas del país, pone en dilema las relaciones de tres generaciones de una familia en el contexto de encierro en una estancia de campo, en medio de una pandemia y una crisis social y económica del país.

“‘La Burbuja’ intenta ser una puerta para sumergirse en aislamientos más importantes. Perímetros que no nos permiten poner en duda ‘ciertas verdades instaladas'”, dijo el director del filme a Télam.

Con un elenco encabezado por Jorge Marrale, Victoria Almeida y Alfonso Tort, la historia se sitúa en un campo donde Roque (Marrale), vive aislado sin ganas de salir. Acosado por una enfermedad, su hija (Almeida) viaja con su familia para ver cómo está, aunque se lo encuentra tirado en el baño, inconsciente, lo que le hace replantear el tema.

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“La idea surge -agregó el guionista Santiago Ambao– de alguna de las tantas crisis que amenazaron a nuestro país, sobre todo de cómo esas amenazas evidencian la fragilidad del mundo, desde los detalles cotidianos que nos enmarcan la vida, hasta la naturaleza de nuestros vínculos afectivos”.

A partir de allí comienza el debate entre padre, hija y yerno (Tort) para convencerlo de irse a vivir a la ciudad con ellos, aunque una crisis energética los lleva a una convivencia forzada en el casco de estancia junto a los hijos pequeños del matrimonio.

“Hay también en la película otro abordaje político-social y está en el imaginario, en el inconsciente de los ciudadanos (espectadores). La fragilidad del sistema habilita la proyección de crisis y quiebres que por el momento no se han producido. A mi entender, esto hace posible el verosímil”, agregó Roca.

– ¿Por qué encerrar a una familia en esta problemática y no elegir otro tipo de vínculo?
– Me interesa indagar sobre los vínculos primarios, en mis tres películas trabajé desde allí. La responsabilidad, los roles filiales, cómo se ejerce el poder dentro de una familia. “La burbuja” no es diferente en este sentido. En la línea narrativa más expuesta podemos ver el aislamiento que se produce a partir de una pandemia y una teórica crisis institucional.

– Más allá de lo que viven, hay un contexto político que querés remarcar. ¿Cómo pensaste la relación entre la supervivencia y la política?
– Es muy importante, para mi, trabajar sobre historias que se desarrollan en ámbitos privados pero que se pueden proyectar desde lo político-social. Pienso que todos nosotros vivimos y sobrevivimos en “burbujas políticas y sociales”. Construidas por poderes de diversos tipos con intereses muy precisos. Inclusive hoy las redes sociales a partir de su ingeniería interna nos profundizan la posibilidad de quedar aislados. Aquí hay una revolución posible, entender cómo funciona ese poder para que no sea tan efectivo y eficaz. Quizás de esa manera, que no es otra cosa que poner en duda posibles “verdades reiteradas”, podamos romper alguna de las tantas burbujas que nos conforman.

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– ¿Cómo trabajaste el tema de la supervivencia en una familia que tiene tres generaciones: abuelo, padres, nieto?
– Aquí hay un punto de partida interesante que, entiendo, pone en funcionamiento la acción de la película. Roque es un hombre ya grande e imposibilitado de vivir solo, está ciertamente aislado, pero por elección. Es su casa, el lugar donde eligió para vivir. Es donde se plantea el dilema, quizás un conflicto que muchos de nosotros hemos pasado. ¿Qué hacer con nuestros padres cuando han envejecido? ¿. Es aquí donde se juntan las tres generaciones y el dilema. A partir de este planteo viene el aislamiento, que más allá de las razones ocultas por el cual esa familia tiene que quedar aislada, comienzan a “convivir” y se produce la paradoja: desde un contexto hostil, provoca un recorrido que les dará una oportunidad de romper algunas de esas burbujas que los mantenían aislados.





Fuente Telam