Mitad tigre. Mitad humano. Juan Darién nació animal pero se convirtió en hombre. Y a pesar de sus esfuerzos por simular ser otro, su instinto se impone y lo enfrenta al odio de quienes no aceptan las diferencias. Con dirección de Luis Rivera López, y dramaturgia de Mauricio Kartun, a partir de “Juan Darién”, cuento de Horacio Quiroga, la obra Salvajada vuelve a escena el 25 de enero, con funciones los jueves a las 20 y los viernes a las 22.15, en el Teatro Metropolitan (Corrientes 1343). Las entradas se adquieren a través del sitio Plateanet.
La producción se estrenó en julio de 2023, en la Sala María Guerrero del Teatro Cervantes, y fue uno de los títulos más convocantes del año con localidades agotadas desde las primeras funciones. Y en su segunda temporada, ya en el teatro comercial, volverá a la cartelera con el mismo elenco, encabezado por Valentina Bassi, Carlos Belloso y Pablo Mariuzzi, y gran elenco que se completa con Mónica Felippa, Diego Ferrari, Carolina Guevara, Gustavo Masó, Julieta Rivera López, Carolina Tejeda y Blanca Vega.
¿Sabemos lo que somos? De esa pregunta parte la historia que combina una puesta ambiciosa -con títeres, objetos, música y coreografías- y actuaciones destacadas. En este punto, Bassi fue la elegida para interpretar a la madre de Juan Darién, una mujer protectora que cuida a su hijo de las violencias que lo dañan. “Tendríamos que dejar de hablar de inclusión, y empezar a hablar de convivencia”, reflexiona la actriz acerca de la propuesta de la pieza, que expone problemáticas como la discriminación, el acoso escolar y la búsqueda de identidad.
“El cuento de Quiroga es mágico. Y teníamos que estar a la altura de ese clásico. Salvajada es una obra donde se tiene que ver el poder de la naturaleza sobre el hombre. Y eso se logró gracias al trabajo de todo el equipo. Tenemos el deseo de volver a hacerla. Y por eso nos convertimos en una cooperativa. Es un paso muy importante”, revela Bassi.
-¿Cómo llegaste a este proyecto?
-Me convocó el director, dado que ya habíamos trabajado juntos en Teatro x la Identidad. Cuando leí la obra, me encantó y me conmovió un montón pero me parecía imposible de hacerse en teatro porque la puesta requiere de mucha producción. Y fue lo primero que le planteé. Pero Luis está muy familiarizado con este tipo de trabajos que combinan objetos, títeres y canciones, entonces él tenía claro lo que había que hacer. Me pareció una experiencia recontra atractiva para transitar.
-La manipulación de títeres es una tarea compleja, y esta puesta exige eso. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Yo no sabía trabajar con títeres. Y no sabía que se podía amar tanto a un objeto. Y me pasó eso con esta experiencia de manipular a ese tigrecito que adoro. Es un trabajo que involucra también al público. Hay un montón de cosas que de verdad pensé que no iba a poder hacer. En la primera reunión planteé que a mí lo que me gustaba era trabajar con actores y mirarlos a los ojos. Me sentía perdida. No sabía cómo iba a hacer para actuar con un objeto. Y es maravilloso lo que sucede. Los títeres de esta obra están confeccionados maravillosamente porque tienen vida propia.
–Salvajada habla de la diversidad y de los conflictos que se generan en una sociedad en torno a eso. ¿Qué reflexiones te generó la pieza en este aspecto?
-El cuento de Horacio Quiroga es maravilloso, porque te convoca a reflexionar y a emocionarte en un montón de lugares. La obra habla del miedo al que es diferente. Todos hemos tenido miedo a alguien diferente. Y también nos hemos sentido diferentes y hemos hecho lo imposible por encajar. Pero la pieza también aborda la búsqueda de identidad. Porque Juan Darién se la pasa pidiendo ser parecido a los otros, escondiendo al tigre que tiene adentro, y no lo logra. Y tiene que recorrer toda la obra para poder encontrar su identidad verdadera y ser consecuente con eso.
-Con todo lo que representa ese concepto de la identidad en nuestra historia…
-Sí. Eso me conmovió mucho, ya desde los ensayos. La madre ama a su hijo tal como es. Sin embargo, lo educa para ocultar ese tigre que lleva adentro porque tiene miedo de que lo maten. Y el niño también, por amor a su madre, esconde lo que es. Es muy difícil encontrarnos con nosotros y decirnos: “Esto somos”. Es una búsqueda continua.
-¿Qué expectativas tienen con la próxima temporada? Porque ir del teatro oficial al comercial significa convocar a otro tipo de públicos.
-Estamos muy contentos. Tenemos exactamente esa expectativa de abrirnos a otros espectadores, porque ahí es cuando más se enriquece una obra y crecemos todos. Tenemos muchas ganas de volver a hacerla, de volver a juntarnos y adaptarnos a otro espacio. Mucha gente se quedó con ganas de ver este trabajo, y ahora van a poder hacerlo.
-Con el cambio de gobierno cambian también las políticas culturales. ¿Cómo evaluás el panorama?
-Hay una certeza, y es que se vienen tiempos muy difíciles para gran parte de la sociedad. Y en estos contextos, la cultura siempre cae en la volteada. Pero le vamos a poner el cuerpo. Mi forma de responder es accionando y desde el teatro. Siempre fue así. Por eso nos unimos para volver a hacer esta obra. Porque es una manera de seguir en movimiento, y haciendo lo que sabemos hacer.