El Gobierno del presidente Gabriel Boric y la oposición de derecha cruzaron este lunes acusaciones luego de que los chilenos rechazaran este domingo por segunda vez en poco más de un año un proyecto de nueva Constitución para reemplazar la de la dictadura de Augusto Pinochet, y que según analistas volvió a dejar afuera inquietudes de una parte significativa del electorado.

El nuevo proyecto, redactado por un Consejo Constitucional dominado por la derecha, fue rechazado por casi un 56% de los votantes, y especialistas dijeron que el fracaso del plebiscito del domingo y del de 2022 podría obedecer a que las versiones de la Constitución eran o muy de derecha o muy de izquierda y no apelaban a amplios sectores de votantes independientes.

El líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, cuya agrupación de extrema derecha era una de las que dominaba el Consejo Constitucional, admitió la “derrota”, pero dijo que el Gobierno de Boric era el responsable del fracaso del nuevo proyecto constitucional porque no había sido claro al informar sobre su contenido ni había dado tiempo para explicarlo.

“Tuvimos un Gobierno que desapareció”, dijo Kast a periodistas sobre el Ejecutivo de Boric, luego de que el presidente de izquierda hiciera activa campaña por el proyecto constitucional progresista rechazado en plebiscito en septiembre del año pasado pero evitara, en este segundo caso, manifestarse a favor o en contra de la nueva versión.

Gobierno y oposición intercambian críticas en Chile tras fracaso de proyecto de nueva Constitución

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La respuesta del Gobierno llegó rápidamente a través de la ministra del Interior, Carolina Tohá, quien cuestionó las declaraciones de Kast y le reprochó echar culpas sin reconocer errores.

“La autocrítica hay que hacerla, aunque no sea pública en un primer momento, como nosotros también la hicimos en el plebiscito anterior, para leer qué fue lo que pasó”, dijo la ministra de Boric a Radio Cooperativa.

Tohá volvió a remarcar que el Gobierno no impulsará un tercer proceso constitucional, y que el tema quedaba cerrado por el momento.

“No hay hoy día ninguna agenda, ninguna conversación y lo que está claro, que está archidicho por todos y reafirmado este domingo por el presidente, es que un nuevo proceso constitucional está descartado”, enfatizó Tohá.

Boric, en el poder desde marzo de 2022, no hizo este lunes declaraciones, pero el domingo por la noche dijo que los dos procesos fracasados “polarizaron el país” y que la política había quedado “en deuda con Chile.

El presidente invitó a “abandonar las trincheras y la imposición de visiones parciales” para atender los problemas prioritarios que apremian a los chilenos y, con una metáfora futbolística, pidió “pelota al piso, humildad y trabajo”.

Beatriz Hevia, expresidenta del Consejo Constitucional y que estaba a favor de la aprobación de la nueva versión, afirmó este lunes que el texto era “transversal” y señaló que “la voluntad de la izquierda fue ni siquiera mantener el texto vigente en la Constitución de hoy”.

El diputado oficialista Diego Ibáñez, del partido Convergencia Social, por el contrario, dijo que “ha ganado el sentido común a la soberbia”.

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Kast culpó al Gobierno por el fracaso de la nueva Constitución. Foto: AFP

La opción de desaprobar la nueva versión de la Constitución obtuvo 55,7% de los votos válidos, contra un 44,24% que sacó la de aprobación, informó la autoridad electoral, escrutado un 99,97% de las más de 39.728 mesas dispuestas para el plebiscito.

Chile se rige por una Constitución promulgada en 1980 en plena dictadura de Pinochet (1973-1990), que tuvo una importante reforma en 2005 durante el gobierno del presidente Ricardo Lagos.

Sin embargo, su eliminación y reemplazo fue el centro de los reclamos ciudadanos durante una violenta ola de protestas, duramente reprimida, que en octubre de 2019 puso en cuestión todo el modelo social y económico chileno.

Este llamado “estallido social” derivó en un primer proceso constitucional luego de que el 78% de los ciudadanos votara a favor de cambiar la Constitución en una consulta celebrada en octubre de 2020.

El primer proyecto de Constitución, que era respaldado por Boric, fue redactado en su mayoría por convencionales de izquierda e independientes, pero finalmente fue rechazado por 61% de los chilenos en un plebiscito el 4 de septiembre de 2022.

Aquel fallido proyecto habría ampliado el derecho al aborto, otorgado más soberanía a los pueblos indígenas y consagrado un número histórico de derechos, entre ellos a la vivienda, el acceso a Internet, al aire limpio y la atención “desde el nacimiento hasta la muerte”.

El segundo proyecto, el de derecha rechazado este domingo, habría otorgado al sector privado un papel destacado en ámbitos como la salud, la educación y la seguridad social.

Para Nerea Palma, académica de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales (UDP), las dos propuestas estaban escritas en el molde partidista del bando político que controlaba la convención y no incluían preocupaciones de los sectores independientes no identificados con ninguna de las fuerzas políticas más tradicionales.

Las propuestas “eran quizás poco representativas respecto del votante medio, pero sin duda que representaban bastante bien al sector que la había redactado”, dijo Nerea a Télam.

“Tuvimos dos casos bien puntuales, donde una propuesta estuvo marcada por la izquierda, otra por la derecha. Bastante, digamos, identitarias una y otra con su sector. Y la pregunta que queda es, bueno, ¿dónde queda el votante medio?, se preguntó.

Palma dijo que los dos rechazos no significaban que los proceso habían legitimado la actual Constitución pinochetista, ya que en el plebiscito de 2020 “un 80% de las personas que votó indicó que quería cambiar la Constitución” y en estas últimas votaciones las personas han rechazado borradores.





Fuente Telam