Desde Roma
Este sábado concluyó en el Vaticano la primera instancia (los acusados tienen derecho a apelar) de un proceso por malversación de fondos de la Santa Sede, en particular por la compra de un edificio en una prestigiosa zona de Londres en 2014. El proceso, que comenzó en julio del 2021, condenó al único cardenal imputado, el italiano Giovanni Angelo Becciu, ex número tres de la Santa Sede en tanto en ese momento era el segundo en la Secretaría de Estado vaticana, a cinco años y seis meses de prisión además de la interdicción perpetua a las oficinas públicas vaticanas y al pago de 8.000 euros de multa. La misma condena recibió el experto Raffaele Mincione, uno de los consultores financieros que sugirieron esa compra.
Las condenas
Todas las condenas emitidas por el Tribunal están basadas en actos de malversación de fondos, peculado, y extorsiones, entre otros delitos. Fueron condenadas también otras siete personas implicadas y una asociación, mientras monseñor Mauro Carlino, que era el secretario privado de Becciu en la Secretaría de Estado, fue el único absuelto de todas las acusaciones que se le hicieron.
Entre los condenados se destacan Enrico Crasso, ex consultor financiero de la Secretaría de Estado y que dirigía varias de las sociedades de finanzas implicadas y con residencia en distintos países como Suiza y Mónaco. El Tribunal lo condenó a siete años de reclusión y a 10.000 euros de multa aparte de la interdicción perpetua a las oficinas públicas. Para Fabrizio Tirabassi, ex empleado de la oficina administrativa de la Secretaría de Estado, el Tribunal dictó siete años y medio de prisión, 10.000 euros de multa y la interdicción perpetua , y para el agente de bolsa o broker Gianluigi Torzi, dictó seis años , 6.000 euros de multa y a la interdicción perpetua y además de la vigilancia especial durante un año.
La última condenada fue Cecilia Marogna, analista política y consejera asumida por Becciu, para la que el Tribunal dictó tres años y nueve meses de cárcel y la interdicción temporaria de las oficinas públicas por el mismo periodo. Marogna, por pedido del Vaticano, fue arrestada en Milán en octubre del 2021 pero luego fue dejada en libertad con la obligación de firma cotidiana ante la policía. Becciu, según las acusaciones, habría pagado a Marogna 575.000 euros para liberar a la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, raptada por los extremistas islámicos en Mali en ese período. Pero ese dinero nunca llegó a destino ya que Marogna lo gastó en inmuebles, ropa y permanencia en hoteles de lujo.
Asimismo fue condenada las organización humanitaria Logsic Humanitarne Dejavnosti. creada en Eslovenia, cuya trayectoria por lo visto no era del todo clara. Deberá pagar al Vaticano 40.000 euros y no podrá negociar con las autoridades públicas por dos años.
Aparte de estas condenas individuales el Tribunal decidió que los condenados están obligados a resarcir a las partes dañadas (entre ellos el IOR o Banco vaticano y el Obolo de San Pedro que reúne donaciones para obras de caridad), por un total de 200 millones de euros.
La Santa Sede había vendido el edificio de Londres en 2022 por cerca de 189 millones de libras esterlinas (hoy unos 220 millones de euros). El edificio había sido comprado en 2014 con el visto bueno de Becciu y sus socios, por un valor aproximado de 300 millones de libras esterlinas (hoy unos 349 millones de euros).
Un juicio histórico
Este proceso, que ha sido denominado por muchos medios como un juicio histórico por lo contenidos y porque por primera vez en la historia un cardenal era procesado por la justicia vaticana a causa del mal uso de los fondos vaticanos, concluyó luego de 86 audiencias del Tribunal vaticano presidido por el juez Giuseppe Pignatone. Todos los acusados de todas maneras, tienen el derecho de apelar contra la condena, presentando nuevas pruebas en su favor.
El juicio comenzó en plena epidemia de covid por lo cual se decidió hacerlo no en el Tribunal vaticano porque su sala era muy pequeña, sino en una sala multifuncional de los Museos Vaticanos, así los acusados, testigos y abogados podían mantener la distancia recomendada.
La compra del edificio de Londres en 2014, salió a relucir recién en 2019, denunciada por empleados vaticanos y luego confirmada por personal de la Guardia de Finanzas, la policía financiera italiana que se ocupa de descubrir este tipo de delitos. El total pagado por el edificio al parecer incluyó considerables “comisiones” a los intermediarios. La compra se hizo a través de una cuenta bancaria de la Secretaría de Estado Vaticana donde confluían fondos del Obolo de San Pedro y del Instituto para las Obras de Religión o IOR. Precisamente la Secretaría de Estado vaticana y el IOR son algunos de los demandantes de este proceso.
Quien es Becciu
El cardenal y ex número tres del Vaticano, Giovanni Angelo Becciu, en el momento de la operación era Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado Vaticana, donde había sido nombrado en 2011 por el Papa Benedicto XVI y estuvo hasta 2018. Becciu también era sospechoso por haber hecho una donación de cien mil euros a una oficina de la organización católica Caritas, fondos que luego habrían ido a parar a una cooperativa que dirigía un hermano suyo en la isla de Cerdeña.
En septiembre de 2020, algunos meses después de que el escándalo del edificio londinense saliera a relucir y después de haber mandado a hacer una investigación sobre el caso, el Papa Francisco destituyó a Becciu de todas sus funciones en el Vaticano (era Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos hasta ese momento). Si bien sigue siendo cardenal, perdió todos los derechos cardenalicios, como por ejemplo el poder votar en el cónclave para la elección de los próximos papas. Y tampoco podrá ocupar cargos de relevancia dentro de la Santa Sede.
Diplomático de carrera de 75 años, originario de la isla de Cerdeña, Becciu se desempeñó en las nunciaturas (embajadas vaticanas) de varios países africanos y europeos. El papa Benedicto XVI lo nombró nuncio en Cuba en 2009 y en 2011 Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado Vaticana, de hecho sede del virtual primer ministro o secretario de estado vaticano. El
papa Francisco, que asumió como Pontífice en 2013, conoció a Becciu cuando
trabajaba en la Secretaría de Estado Francisco lo consagró cardenal en 2018 y lo nombró también miembro de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.