Trompetista y vocalista por partes iguales, Benny Benack III es de los que ha sabido darle una manera actual al swing y a la tradición de los crooners, aquellos cantantes que desde la década del ’40 del siglo pasado elaboraron, con el micrófono a favor, nuevas maneras de suspirar cantando. Con dos discos nuevos bajo el brazo, el viernes y el sábado Benack se presentará en Buenos Aires. En doble función, a las 20 y 22.45, actuará en Bebop Club (Uriarte 1658) junto a una sesión rítmica integrada por Dante Picca al piano, Diego Rodríguez en contrabajo y el baterista Ian Carl. “Me entusiasma regresar a la Argentina y esta vez para presentar música de dos álbumes recientes”, dice el músico nacido en Pittsburgh hace 33 años y actualmente radicado en Nueva York.
Los temas de Third Time’s the Charm, publicado en junio, y del más reciente Season’s Swingin’ Greetings, un trabajo con canciones navideñas producido con Steven Feifke –industrioso compositor y arreglador de big bands– serán la base del repertorio que Benack propondrá en Buenos Aires. “Además estrenaré algunas composiciones nuevas y por supuesto tocaremos algunos clásicos”, anticipa el cantante y trompetista.
–Se tiende a pensar que la era de los grandes crooners ha pasado. ¿Crees que eso es cierto?
–Estoy seguro de que mientras haya jóvenes que vivan y respiren jazz como yo, habrá vocalistas influenciados por la era dorada del crooning. Tyreek McDole, un artista muy joven, acaba de ganar el Sarah Vaughan International Vocal Jazz, uno de los premios más importantes para los cantantes. La competencia de este año mostró un nivel superlativo y puso en evidencia figuras que pronto se sumarán a otros importantes portadores de la antorcha del crooning, como Michael Stephenson, Christian Wiggs y mi compañero trompetista Brian Newman. Puedes estar tranquuilo, la tradición está viva y coleando.
Benack cuenta que creció en un hogar musical, que comenzó cantando en la iglesia y en los conciertos de sus padres, al tiempo que comenzaba los estudios de piano clásico. “Ya estaba inmerso en el jazz, cuando comencé a tocar la trompeta. Tenía 8 o 9 años”, recuerda. “Este instrumento se convirtió en mi principal herramienta para enfocarme en el jazz y empezar a trazar mi oficio. Al mismo tiempo disfrutaba de cantar. Siempre me divirtió hacerlo, pero no consideré que podía integrar el canto a mis conciertos hasta más tarde”.
–¿Cómo equilibrás trompeta y canto en tu música?
–Toda la música sale de mi corazón, ya sea que cante o que toque la trompeta. En cualquier canción, tengo la opción de cantar la melodía o tocarla, improvisar un scat o hacer un solo con mi instrumento; son partes de una misma cosa, que voy armando en el momento. Voy de un lugar a otro constantemente durante mis shows y fundamentalmente busco darle al público equilibrio, una buena mezcla entre momentos instrumentales y vocales.
Hablando de sus héroes musicales, Benack nombra enseguida a Clifford Brown, el gran trompetista que en su corta trayectoria –murió a los 25 años en un accidente de tránsito– anticipó mucho de lo que sería el hard bop y marcó una de las influencias más perdurables para el jazz que le siguió. “Mi primer amor con la trompeta fue Clifford, por supuesto. Era perfecto, con su técnica limpia y su sonido cálido y romántico”, señala el Benack. “Más tarde me enamoré del sonido más ardiente de Louis Armstrong y de la frescura de Miles Davis”, agrega el trompetista y suma a su galería a héroes de la trompeta moderna, como Nicholas Payton, Sean Jones y Roy Hargrove. “¿Mis cantantes favoritos? Voy a dar una respuesta común, pero no puede ser de otra manera: Frank Sinatra siempre será mi principal ídolo. También amo a Harry Connick Jr., con quien me comparan a menudo, y a Tony Bennett y Mel Torme”, agrega Benack.
–¿Cómo definirías a Third Time’s the Charm, tu nuevo disco?
–Estoy muy orgulloso de mi último álbum, porque cuenta con muchos grandes intérpretes, no sólo amigos sino también leyendas del jazz. Me encanta poder compartir el protagonismo con talentos como Emmet Cohen, Bria Skonberg, Peter Bernstein, Chad LB y Michael Stephenson, entre otros. Del mismo modo que trato de equilibrar lo instrumental con lo vocal, busco también un equilibrio entre la música original y los standars conocidos. En general creo que eso es algo que pude lograr en todos mis álbumes, pero Third Time’s the Charm es un álbum particular respecto a mis trabajos anteriores. Es el disco más maduro que hice hasta ahora.