Seleccionada por el Premio Internacional Booker y considerada una de las últimas revelaciones de las letras surcoreanas, la escritora Bora Chung aborda una crítica al capitalismo y al patriarcado en “Conejo maldito”, su primer libro traducido al español, que consta de diez cuentos que atraviesan el terror, lo fantástico, lo surrealista y, por qué no, también el humor.
Nacida en Seúl en 1976, Chung retoma las estructuras narrativas de las fábulas del folclore oriental y expone con tono crítico la problemática que representan el capitalismo, el rol social de la mujer en la estructura familiar y social actuales, el deber ser y la imposición del deseo.
La escritora ya tiene tres novelas escritas, pero llega a los lectores hispanoparlantes recién ahora de la mano de la editorial Alpha Decay, con “Conejo maldito”, un libro de diez cuentos que llegó a la Argentina tan solo unos meses más tarde de su publicación original en Corea del Sur y que da cuenta de sus estudios en el área de la literatura rusa y eslava, al tiempo que echa mano de diferentes géneros, que van del realismo mágico, el terror y la ciencia ficción.
Conejo maldito” fue preseleccionado para el Premio Internacional Booker y en septiembre de 2023, el libro fue incluido en la lista larga del Premio Nacional del Libro de Literatura Traducida
Las historias de Chung tiene personajes y disparadores muy disímiles: una antigua maldición logra que una lámpara con forma de conejo vengue la muerte de un viejo amigo, que murió por la codicia de un hombre y la voracidad del mercado; un pueblo de hechiceros sostiene su existencia a base del sacrificio de niños secuestrados a un monstruo gigante en forma de cuervo; mujeres jóvenes son acosadas por sus desechos orgánicos, que les exigen que asuman su maternidad o les busquen un padre para constituir una familia; un grupo de androides replicados se vengan de su creadora por tratarlos como objetos de descarte; dos hermanos gemelos son abusados y explotados por su padre para proporcionarle oro y riqueza; una mujer adopta a una niña fantasma que la somete al aislamiento en el sótano de una casa vetusta, obligándola a que oficie de madre, y una princesa es engañada por un príncipe cruel que busca riqueza y dominio.
Cuando era chica, mis amigos tenían conejos. Estos animales tienen la característica de que sus dientes crecen constantemente, de forma incesante, así que siempre deben estar masticando cosas, lo que sea, para ir gastando los dientes. Los conejos de mis amigos se comían todo: cables, documentos, colchones -explicó la autora en una entrevista durante la presentación de su libro-. Intenté utilizar esto y magnificar este dato realista para hacerlos irreales y terroríficos”, agregó.
“Mi abuelo solía decir: ´Los objetos que van a contener una maldición deben ser hermosos´”. Con esta frase, la escritora da inicio a su primer cuento. El libro está signado por la idea de fetiche. Junto con la representación del fantasma, la autora echa mano a estos símbolos como formas de representar el trauma, aquello que se repite, que vuelve como maldición endemoniada o como venganza, y arrastra a los personajes al otro lado del espejo.
“Los cuentos fueron elegidos por mi editor, que buscó los relatos que tenían la venganza como hilo conductor. Se trata de cuentos que escribí en diferentes etapas de mi vida, pero poco después me di cuenta de que escribo mucho sobre la venganza”, reflexionó Chung.
Los objetos o seres malditos de la autora escapan de la realidad y se salen del sistema. Los fantasmas acechan a los personajes para revivir un trauma que se repite una y otra vez, y, si bien retienen a las protagonistas en un tiempo del que no se les permite avanzar, lo hacen porque el tiempo al que pertenecen las excluye o las devora.
La autora hace uso del recurso del espejo y del doble, el monstruo que toma el lugar del personaje, que lo asesina, o lo arrastra hacia su propio reino.
En muchos de los relatos, Chung explora el terror que se yergue sobre las mujeres jóvenes y solteras en cuanto a su rol en la sociedad, la imposición de deseos, de la maternidad y de trascendencia generacional.
En uno de los cuentos, la narradora presenta una cabeza que se nutre, cual parásito, de las heces de una mujer a la que acosa desde dentro de un inodoro llamándola “mamá” hasta convertirla en desecho. En otro, una pastilla anticonceptiva embaraza a una mujer obligándola a buscar marido.
Como si fueran la contracara del Saturno de Goya, estos relatos indagan de forma terrorífica en el rito sacrificial a las mujeres que buscan forjar una vida bajo sus propias reglas.
“En Corea, si una mujer quiere dar a luz, debe estar casada con un hombre, ya que en el certificado de nacimiento dirá si la mujer está o no casada. Así, al hijo se lo discrimina desde el nacimiento y hay un enorme estigma relacionado con las mujeres solteras que son madres”
“En Corea, si una mujer quiere dar a luz, debe estar casada con un hombre, ya que en el certificado de nacimiento dirá si la mujer está o no casada. Así, al hijo se lo discrimina desde el nacimiento y hay un enorme estigma relacionado con las mujeres solteras que son madres”, manifiesta Chung.
Por otro lado, “si una mujer se casa y tiene hijos, estos significa el fin de su vida social”, explica.
“La sociedad coreana considera que es el hombre el que tiene que llevar el dinero a la casa. En dos tercios de las veces las mujeres no pueden conseguir un buen trabajo porque están casadas y tienen hijos y los tiene que criar. En definitiva: las mujeres no tienen acceso a muchas posibilidades económicas”, expresó la autora.
“Es usual ver mujeres que trabajan como cajeras de supermercado tienen títulos universitarios, doctorados, hablan idiomas, pero no pueden aspirar a otros trabajos porque sus vidas estuvieron interrumpidas durante cinco o diez años, desde que nació el bebé hasta que ganó cierta autonomía”, señaló Chung.
“Esta es la realidad a la que me enfrenté cuando yo tenía 20 años. Era consciente de eso, pero no lo suficiente para formar una opinión, por lo que se trataba de un miedo muy vago que tenía sobre si quería seguir con mi vida profesional o seguir la conducta de una mujer biológica. El miedo que tenía era tal que escribí historias sobre eso”, dijo la autora.
Chung advierte en sus cuentos la maternidad, la riqueza y el mercado como síntomas y signos del capitalismo y el patriarcado
Los cuentos de Chung también desarrollan temas como el trauma heredado y el fantasma transgeneracional, que acechan a sus personajes hasta la asfixia. “Conejo maldito” tiene como hilo conductor la noción de que el presente se encuentra constantemente acechado tanto por el pasado como por el futuro.
El libro suscita el interrogante de si la vida de los personajes no es más que un espejismo que se construyen para no asumir que cohabitan con sus traumas, aquellos que en forma de fantasma rasgan el velo desplegando el terror.
Los cuentos ofrecen la promesa de que la frontera que separa la vida y la muerte, lo cierto y lo oculto, la fábula y la realidad no es más que el otro lado de la madriguera de un conejo maldito y voraz.
Chung advierte en sus cuentos la maternidad, la riqueza y el mercado como síntomas y signos del capitalismo y el patriarcado, una constante que muta de formas y géneros, entre la fábula, lo fantástico, la ciencia ficción, el terror, el relato surrealista y lo sobrenatural.
“Conejo maldito” fue preseleccionado para el Premio Internacional Booker y en septiembre de 2023, el libro fue incluido en la lista larga del Premio Nacional del Libro de Literatura Traducida.