Una de las facetas tabú del presidente electo, Javier Milei -incluso para su entorno- es la relación que tiene con el mundo de lo “oculto”. No obstante, no es el único presidente que se relacionó con representantes de las ciencias ocultas a través del tiempo. Repasemos algunos ejemplos de cómo la política se mezcla con la “brujería”.
Javier Milei y sus diálogos con Conan
Ya es bien sabido que el presidente electo “habla” a través de sesiones espiritistas con su perro muerto Conan. En El camino del libertario, su libro editado en 2022, el él mismo cuenta cómo Conan “lo eligió” en un criadero de Córdoba, cómo llegó a pesar 120 kilos porque sólo comía pizza para poder mantener a Conan, cómo vendió una moto por “consejo” de Conan (“me recibía con popó cada vez que salía con la moto”), y entre otras anécdotas en tiempo presente concluye: “Los únicos que siempre estuvieron conmigo han sido Conan y mi hermana Karina“.
Conan, sin embargo, falleció hace seis años, en 2017 aunque desde hace años Milei mantiene sesiones y contactos con el perro a través de una telépata animal, Malamud, a quien llegó gracias al “brujo Gustavo”, según se relata en El loco, la biografía de Milei publicada en 2023 por el periodista Juan Luis González. Allí se cuenta que Malamud entreó a Karina Milei para la comunicación con “animales vivos o muertos.
Mariano Fernández, un economista que fue cercano a Milei, reveló en el podcast Sin Control que tuvo un diálogo con el ahora Presidente en el que le dijo: “Los perros me bajan un mensaje, que estaba predestinado, que tenía un don sobrenatural, una misión”.
Menem y su bruja mendocina
Carlos Menem recurrió varias veces a mediums, tarotistas y parapsicólogos durante su presidencia. Se dice que el exmandatario fue asesorado por la bruja Azucena Agüero Blanch. En una entrevista, la vidente reveló qué relación la uniá con el político neoliberal: “Él jamás fue dependiente u obsesivo de lo que pudiera pasar en el futuro. Simplemente, me tenía cerca y escuchaba mis predicciones en silencio. Es un hombre muy seguro de sí mismo”, afirmó.
Agüero Blanch contó recientemente en una entrevista con El Grito del Sur que conoció a Menem cuando aún era gobernador de La Rioja. El caudillo hizo un viaje a Mendoza y el primer encuentro fue durante exposición de arte de la propia bruja. “Estábamos separados y él me levantó. No sabía que yo era bruja, me conoció como artista plástica y cuando se enteró de esa historia enloqueció conmigo”, contó.
“Soy vidente natural, eso me diferencia de otros brujos. No puedo dejar de serlo en ningún momento. Voy por la calle y digo ‘este se va a morir ya’, este tal cosa, este tal otra. Es como una película”, relató en aquella entrevista.
Agüero Blanch no sólo trabajó con Menem, sino que también con otros importantes dirigentes políticos, aunque prefiere mantener los nombres en reserva. Jura que la fueron a ver a su oficina dirigentes de todos los colores políticos y partidos y que los suele asesorar con gusto. Además, repite con gracia que el que no pasa por su despacho de la calle San Lorenzo, en la capital mendocina, no es electo gobernador de la provincia.
Brujos, magos y política internacional
El Monje Loco
Bien conocida es la figura Grigori Yefímovich Rasputín, o simplemente Rasputín, el carismático curandero y monje ruso. Gracias a sus dotes oratorias, Grigori llegó a ser el asesor del Zar Nicolás II de Rusia, tras haberle curado la hemofilia a uno de sus hijos. Con este pequeño “milagro”, Rasputín se ganó la confianza de la familia Romanov. Además, se le atribuían dondes premonitorios, los cuales vaticinaron grandes calamidades para Rusia y la última familai de zares. Fue asesinado por su vínculo con el zar en un momento dónde la monarquía rusa flaqueaba.
La Gran Bestia y el estratega británico
Winston Churchill fue asesorado por quien, hasta el momento, es una de las figuras más influyentes en el mundo de la magia y el ocultismo: Aleister Crowley.
Crowley fue el máximo sacerdote del Ordo Templi Orientis y creador de la Abadía de Thelema en Cefalú (Sicilia). En una carta, le aseugró al primer ministro británico que, para vencer a Adolf Hitler, podía detenerse la esvástica nazi trabando sus aspas con una cuña o una “V”.
Es curioso el detalle, ya que el líder que llevó a Reino Unido a no retirarse de la Segunda Guerra Mundial, sino más bien a seguir luchando contra el fascismo, popularizó la seña de la “V” de la victoria con los dedos con la que aparece en numerosos registros de fotográficos de la época.
El vidente de Bolsonaro
Por otra parte, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, era asesorado por el vidente y filósofo new age Olavo de Carvalho, un exmilitante comunista, quien se transformó en católico y ultraconservador, conocido por sus fuertes declaraciones en redes sociales. Fue el guía espiritual del exmandatario e, incluso, incidió -supuestamente- en el nombramiento de algunos ministros.
López Rega, el brujo
Al momento de la muerte de Juan Domingo Perón, en 1974, su viuda, María estela Martínez, quedó a cargo de la presidencia luego de haber triunfado la fórmula presidencial que la teniá como vicepresidenta. Sin embargo, se decía que “Isabelita” no manejaba el destino de Argentina, sino una figura en las sombras ligada íntimamente al matrimonio y que inició una de las épocas más oscuras del país que culminó en la dictadura cívico-militar más sangrienta de nuestra historia. Su nombre era José López Rega, “el Brujo”.
Nacido en 1916, López Rega no conoció a su madre ya que murió en el parto. De orígenes humildes, el “brujo”, como se lo conocería años más tarde, era poeta y cantante, de una personalidad más bien introvertida. Su curiosidad por la astrología lo llevó a estudiar esa materia muy joven. Con los años, fue miembro de varias logias secretas.
Luego de una corta carrera policial, comenzó a trabajar en la residencia de Perón dónde se ganó la confianza de “Isabelita”, con quien compartió su afinidad por lo oculto. El concepto de “brujo” de López Rega aparece cuando comienza a creer que tiene el poder de hablar con los muertos y que esas personas le daban información de trascendencia.
“Lopecito”, como también se lo conocía, fue una persona muy influyente en el corto lapso que María Estela Martínez ejerció como presidenta del país. Esto se debe a que, antes que la vice tomara el poder tras la muerte de Perón, el “brujo” realizó varios rituales en los que, con el cadáver recuperado de Eva Perón, pretendía “transferir” el alma, el carisma, y los poderes de la “abanderada de los pobres” a la quien sería la nueva mandataria de los argentinos. El resto, es historia. Una historia oscura y tristemente conocida.