Una cartera tiene en sus manos el trabajo del día: la correspondencia que deberá repartir y que gracias a la eficiente memoria de sus pies llegará a destino. Como si la felicidad estuviera haciéndole cosquillas en la boca, la carpintera sonríe mientras el serrucho gozoso se desliza por la madera. Un varón amasa ñoquis y otro se prepara para planchar la ropa. Actores, actrices y cantantes de distintas generaciones como Georgina Barbarossa, Claribel Medina, Tomás Fonzi, Thelma Fardin, Luis Machín, Manuela Pal, Fabiana Cantilo, Natalie Pérez y Gabriel “Puma” Goity, entre otros, se unieron para desterrar estereotipos que establecen que hay oficios, ocupaciones, tareas domésticas y diversas actividades atribuidas al género. El resultado está a la vista en la muestra Sin estigmas, del fotógrafo y documentalista Sebastián Naón, que se puede visitar hasta el próximo miércoles 13 en la Fundación SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), con entrada libre y gratuita.
Los hombres también lloran
La muestra, que despliega 40 fotografías, contó con la producción general de Agustín Pulido y las expertas manos de Cynthia Rojas para el maquillaje y el peinado. En una de las fotos Tomás Fonzi tiene campera y remera rosa. Manuela Pal, con un saco celeste, lo abraza. “En un comienzo el rosa se relacionaba a los hombres por la sangre de las batallas y el celeste a la mujer por la pureza y la maternidad. Luego con el Baby Boom, el mercado centró la tendencia de moda en el rosa para las nenas y el celeste para los varones. Los colores ya no tienen género”, se lee en el epígrafe. Como si fuera un personaje salido de un film del cineasta serbio Emir Kusturica, el actor Alejandro Müller, bigote tipo herradura y unas rosas en el pecho, llora. ¿Quién dijo (y todavía repite como un mantra patriarcal enquistado en la lengua) que los hombres no lloran? De la mirada del actor emana una tristeza que está a punto de derramarse por el párpado inferior.
Luis Machín está leyendo una novela de Corín Tellado, la prolífica escritora española de literatura romántica: “Las novelas rosas para quien quiera leerlas”. Una singular alegría irradia la foto en la que Mirta Wons y el “Puma” Goity están con las manos en la caña de pescar. “La pesca de a dos tiene más sentido. Muchas actividades se encasillan en hombres o en mujeres”, advierte el epígrafe. Gisela Busaniche y Anabel Cherubito se ponen en los guantes de dos boxeadoras. “Todos tenemos derecho a realizar cualquier tipo de deporte”, se aclara. En otra foto, Andrea Taboada representa a una electricista que trae luz “en un mundo opaco y oscuro con tantos prejuicios”. Laura Azcurra experimenta en el mundo a través de la piel de una ferretera; Brenda Keizerman afila su cuchilla y se planta como carnicera y Lula Rosenthal se lleva los aplausos como asadora.
“La imagen es una herramienta superpoderosa que puede generar una transformación mental y emocional. Nos vamos modificados, no salimos como entramos después de ver una muestra fotográfica”, dice Sebastián Naón, fotógrafo, documentalista y docente. “Las fotografías de esta muestra pueden hacer que una persona haga una reflexión, una introspección. La imagen nos permite estar en silencio, en estado de observación; es como un retiro espiritual para mí el contacto con las fotos”, confiesa Naón convencido de la importancia que tiene despejar la maleza de estigmas tan arraigados en la sociedad argentina.
Se entusiasma ante la foto en la que Carlos Portaluppi tiene pintado de rojo carmesí los labios. “Desde la creación de un personaje, de un hombre hétero, me parecía que estaba bueno que se pintara los labios para contrarrestar el imaginario social que establece que si se pinta los labios es travesti o gay. Los egipcios en la antigüedad se maquillaban; los griegos se delineaban los ojos; ¿por qué el hombre que se maquilla es gay o travesti? No, no es así. Puede ser un hombre hétero que le gusta pintarse los labios o depilarse las cejas”.
Prejuicios de género
Naón camina entre sus propias fotos con la esperanza de que su trabajo contribuya a desmontar esa madeja de prejuicios de género que habita en la punta de la lengua. “Los estereotipos ya establecidos por la sociedad generan estigmas; son como el ganado que lo marcamos con hierro caliente para saber de quién es tal vaca o cabra o lo que fuese. Los estigmas son consecuencias de los estereotipos, por lo tanto si muestro en imágenes un hombre llorando o leyendo una novela rosa, una mujer haciendo un asado, una mujer plomera, una mujer camionera, puedo a través de la imagen que la persona diga: nunca escuché decir ‘un aplauso para la asadora’, pero sí escuché que no es de macho llorar y acá se ve cómo un varón se emociona y puede expresarlo”.
Las fotografías son una interpretación del mundo, como lo planteó la escritora estadounidense Susan Sontag. La actriz Celeste Pisapia interpreta a una sodera, acompañada por Naón, que salió detrás de la cámara y jugó a ponerse en los zapatos de un sodero. “Ese día Celeste hizo una foto muy interesante en la que se quita el corset ortopédico que le oprime el cuerpo. Ese corset es la presión que desde el imaginario social ejercen los estereotipos -explica el fotógrafo-. Sin estereotipos, no hay estigmas. Por eso la foto en la que se quita el corset es fundamental; es una manera de decir voy a hacer lo que quiero, no me importa lo que digan en la sociedad de mí, me voy a poner lo que quiera. Si soy hombre, quiero usar tacos; si soy mujer, pruebo manejar un colectivo o agarro una carretilla y soy albañil”. El fotógrafo vuelve a la carga contra una forma de concebir el mundo que resulta estrecha de miras porque postula que “no tendrían que existir labores que sean clasificadas de acuerdo al sexo, a la edad o a la posición económica de una persona”.
La idea es que Sin estigmas se convierta en una muestra itinerante y pueda llevarlas a distintos espacios públicos y privados. “La foto de Mirta Wons y el ‘Puma’ Goity pescando en la Costanera la hicimos cerca de Aeroparque. Acá la mujer no espera con el mantel y la ensalada preparada a que el marido grité ‘pesqué’. Los dos van de pesca”, revela el fotógrafo y cuenta que como el papá de Claribel Medina trabajó como cartero ella le pidió si podía ser cartera en la foto. “Me gusta imaginar un mundo donde nosotros hagamos la revolución interna y generemos hacia afuera un cambio de paradigma -propone Naón-. Tenemos que liberarnos del corset de los estereotipos”.
Fundación SAGAI (25 de mayo 586), de lunes a viernes de 10 a 19, hasta el 13 de diciembre.