El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, designó este lunes como juez de la Corte Suprema a su ministro de Justicia, Flávio Dino, un exmagistrado que se convirtió en la principal espada del Gobierno contra el bolsonarismo, sobre todo tras el intento de golpe de Estado del 8 de enero.
Por otra parte, Lula nominó como fiscal general al viceprocurador electoral Paulo Gonet, un católico ultraconservador que emitió decisiones contra las indemnizaciones de las víctimas de la dictadura militar.
Las nominaciones dan por concluido el proceso de ocupar los cargos vacantes en el más alto nivel del sistema de justicia y del Ministerio Público de Brasil, pero ambas deben ser aún aprobados por el Senado.
Con la designación de Dino, un exjuez federal que gobernó el estado de Maranhao por el Partido Comunista de Brasil y el año pasado se afilió al Partido Socialista Brasileño, ocupará el lugar en el Supremo Tribunal Federal (TSF) de Rosa Weber, quien se jubiló a los 75 años.
Dino, de 55 años y elegido senador federal en las elecciones de 2022, ocupó los cargos de gobernador de Maranhão (2015-2022), diputado federal (2007-2014) y presidente del organismo turístico Embratur los primeros tres años del Gobiernos de la expresidenta Dilma Rousseff.
Entre 1994 y 2006 se desempeñó como juez federal y fue presidente de la Asociación de Jueces Federales de Brasil de 2000 a 2002.
La designación fue elogiada por el presidente del STF, Luis Barroso, y por otros magistrados de la corte como Alexandre de Moraes y Gilmar Mendes, quienes según la prensa dieron el visto bueno a Lula para la designación.
Ahora, el STF tendrá 10 hombres y una mujer, una composición que ubica a la máxima corte brasileña como la segunda más dispar de América Latina, por detrás de la de Argentina, según un estudio publicado por el diario Folha de Sao Paulo.
Movimientos de izquierda y organizaciones no gubernamentales habían presionado a Lula para designar a una mujer negra por primera vez jueza del máximo tribunal.
Este año Lula había designado como juez de la corte al abogado Cristiano Zanin, su defensor en el proceso del caso Lava Jato y quien está considerado el máximo luchador contra el lawfare en Brasil.
Por otra parte, Lula designó como fiscal general a Gonet, y por primera vez en sus tres mandatos no respetó la lista de tres nombres que la asociación de fiscales le acerca a todos los presidentes.
Según fuentes del gobierno, Lula quiere evitar que crezca el poder de la corporación del Ministerio Público sobre todo después de la experiencia de la operación anticorrupción Lava Jato, en la cual los fiscales cometieron ilícitos para saltar a la fama y tener una carrera política.
Lula se demoró tres meses en nombrar al sucesor del fiscal general Augusto Aras, considerado un aliado de Jair Bolsonaro que se resistió a denunciar al expresidente ultraderechista durante sus cuatro años de gestión, hasta la vuelta de Lula al poder en enero pasado.
Gonet, de 62 años, fue socio del juez de la corte Gilmar Mendes en el centro de educación privado Instituto Brasileño de Enseñanza, Desarrollo e Investigación (IDP).
Entidades de derechos humanos repudiaron la designación de Gonet debido a que se opuso a la reparación de presos políticos en la Comisión de Muertos y Desaparecidos en la década de 1990, apoyó desde el Ministerio Público a la Operación Lava Jato y fue tomado como ejemplo por dirigentes bolsonaristas.
Según la prensa local, la designación de Gonet fue avalada por los jueces supremos Mendes y de Moraes.De Moraes defendió la elección de Gonet por su actuación para defender el sistema electoral.