Dos hombres declararon este jueves ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que juzga a 18 represores, y relataron su secuestro en el Cuerpo de Caballería de esa ciudad, que funcionó como un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar y los simulacros de muerte cuando les advertían con burla que “van a quedar todos achicharraditos acá”, en alusión al uso de picana.
Se trata de Julio Enrique Pino Cabezas y Luis Pino Aranguiz, quienes testimoniaron este jueves ante el TOF 1 de La Plata, que desde mayo último juzga a 18 represores por los delitos cometidos contra 210 víctimas cautivas en el Cuerpo de Infantería de las calles 1 y 60 de La Plata y la comisaría 8va. de la capital provincial.
“Ojalá lo que pasamos no le pase nunca más a nadie, porque fue terrible. Somos once hermanos y todos sufrimos malos momentos, mucha persecución”, expresó Pino Cabezas, quien contó que en mayo de 1976, personal del Regimiento 7 de La Plata irrumpió en su casa de la localidad platense de Villa Elisa.
El hombre contó que durante el cautiverio sufrió varios interrogatorios, en los que le preguntaban si pertenecía a alguna organización armada y varios simulacros de muerte
“Nos llevaron a mi padre Victoriano Pino Vergara, a mi hermano, a mi cuñada embarazada y a mi; y también allanaron la casa lindante, donde vivía mi tío y también se llevaron a mi tío, a varios primos, entre ellos un primo de 15 años, que era discapacitado”, detalló.
Precisó que él tenía 20 años y vio cómo “golpeaban la cabeza” de su padre “contra una persiana” y luego lo golpearon a él “con culatazos” y los sacaron “encapuchados, atados de pies y manos” y los “tiraron arriba de un camión”.
Tras un paso breve por la comisaría 12 de Villa Elisa, los Pino fueron llevados al Cuerpo de Caballería de La Plata.
“Nos dimos cuenta a los dos días que era 1 y 60, porque sentimos un partido de fútbol y gente que gritaba en una cancha, no sé si sería la del Lobo (Gimnasia y Esgrima de La Plata) o la de Estudiantes (de La Plata), pero nos dimos cuenta que era 1 y 60”, puntualizó y recordó que los militares les sacaron “bibliotecas completas” que tenían en su casa, además de electrodomésticos.
El hombre contó que durante el cautiverio sufrió varios interrogatorios, en los que le preguntaban si pertenecía a alguna organización armada y varios simulacros de muerte.
Un defensor de genocidas arranca la audiencia diciendo “hermosa mañana, verdad” y un imputado responde con la misma frase. Seguramente no fue la consecuencia deseada por la mayoría de los que votaron al nuevo gobierno, pero es consecuencia al fin.
— Guadalupe Godoy (@guadalgodoy) November 23, 2023
“Tiraban agua al piso de donde estábamos y nos decían, burlándose: ´faltan los cablecitos (eléctricos) y los terminamos a todos juntitos acá. Van a terminar todos achicharraditos´”, dijo.
Remarcó: “Nos encontramos con algo que nunca imaginamos, y después siguieron persiguiéndonos durante años. Dos veces más fue allanada mi casa, en el 1978 y 1979 y privaron de su libertad a mis hijos”.
“Me liberaron a los 10 días. Otros familiares a los 11 días”, apuntó y deseó: “Que nunca pase a alguien lo que pasamos nosotros. Y a ellos (los represores), que Dios los perdone”.
Posteriormente, declaró Luis Pino Aranguiz, primo del primer testigo, que fue secuestrado junto a un total de 14 familiares en la misma jornada tras el allanamiento de esas dos viviendas en Villa Elisa.
En 1 y 60 éramos como animales, tirados todos en el piso, nos picaneaban, nos pegaban, nos daban culatazos. Se vivía con gritos, llantos y golpes, y todos sin ver, porque estábamos vendados”, precisó el sobreviviente y contó que recibían poca alimentación y que no tenían ni papel higiénico.
“Éramos animales enjaulados y estábamos hechos mierda, con perdón de la palabra”, reflexionó. “No sabíamos cuándo nos iban a desaparecer. ´Hoy te toca a vos´, nos amenazaban para trabajarnos la cabeza”, rememoró.
Tras ser liberado, recordó: “Vivíamos con miedo de que nos volvieran a buscar y de hecho hasta que me casé en 1980 seguían molestándonos y viniendo a la casa”.
Al comenzar la audiencia, los abogados de los imputados compartieron un efusivo saludo y celebraron la “hermosa mañana”, pocos días después del triunfo de La Libertad Avanza en el balotaje presidencial.
“Buenos días, doctor (Sebastián) Olmedo Barrios, hermosa mañana”, expresó el letrado Gonzalo Miño, quien recibió en respuesta “hermosa mañana, doctor”.
La abogada de derechos humanos Guadalupe Godoy repudió el hecho en su cuenta de la red social X y expresó: “Seguramente no fue la consecuencia deseada por la mayoría de los que votaron al nuevo gobierno, pero es consecuencia al fin”.
El TOF 1, que por primera vez es presidido por una mujer, Karina Yabor, juzga desde mayo último a 18 represores exmilitares, policías y dos civiles, uno de ellos exministro de Gobierno bonaerense, por los delitos cometidos contra 210 víctimas cautivas en el excentro ilegal de detención que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía de la provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle 1 entre 59 y 60 de La Plata y en el otro excentro que funcionó en la comisaría 8va de la capital bonaerense.
Los imputados son Roberto Armando Balmaceda; Carlos Ernesto Castillo “El Indio”; Alberto José Crinigan; Tomas D´Ottavio; Carlos Hugo Leguizamón; Claudio Rubén Mejías; Raúl Ricardo Monzón y Juan Antonio Vidal.
Por los hechos ocurridos en la comisaría 8va están imputados: Enrique Armando Cicciari; Luis Gustavo Diedrichs, Lucio Carlos Ramírez y Rubén Vicente Sánchez; Jorge Héctor Di Pascuale; Carlos María Romero Pavón y el exministro de Gobierno bonaerense, Jaime Lamont Smart, y por su accionar conjunto en 1 y 60 y Comisaría 8va: Lucas Marcelo Castro; Ismael Ramón Verón y Enrique Francisco Welsh.