No se trata solamente de cansancio: varios pueden ser los factores que causen bolsas, ojeras y congestión.
Así, la genética, cuestiones hormonales, un ritmo de vida agitado, el estrés permanente, una mala alimentación, el estado emocional, la mala postura y, como consecuencia de lo anterior, tensión muscular que se focaliza en el cuello, el rostro y el cráneo.
Para algunas personas, las ojeras son una preocupación estética. Pero pueden ser signo de algo más: por eso, atender a estos factores resulta central a la hora de intentar combatirlas.
“Un abordaje tradicional recomendaría un tratamiento localizado en ojos: desde cremas, rellenos, hasta cirugía de párpados (blefaroplastia), no siempre con los resultados esperados o a bajo riesgo”, introduce la instructora de yoga facial y fundadora de Kaliope Glow, Carolina Winograd.
En cambio, según su perspectiva, el enfoque no tiene que ser localizado sino integral.
“Esas ojeras y bolsas nos están dando información acerca del funcionamiento de un sistema, no de un compartimento estanco. Una ojera puede estar contándonos del funcionamiento de las glándulas suprarrenales y una bolsa, del estado de nuestros músculos masticatorios y de nuestro sistema linfático”, agrega.
Y remata: “Al fin de cuentas, todo nuestro cuerpo está íntimamente conectado”.
Por qué realizar yoga facial
Por todo esto, plantea que, si lo que se busca es mejorar ojeras, párpados hinchados y también hundidos; en vez de empezar trabajando en la zona de los ojos, de lo que se trata es de liberar tensión, activando y equilibrando los músculos del cuello, del cráneo y los músculos masticatorios.
“Muchas veces, es justamente el estrés y el estado de esos músculos (muy tensionados o por el contrario, muy flácidos) los que provocan las ojeras, la hinchazón o el debilitamiento de los párpados haciendo que se vean hundidos”, sostiene.
“Además -añade-, la zona de los párpados está conectada y rodeada por músculos más pesados y fuertes que afectan la región. Si no trabajamos esos músculos más dominantes y circundantes primero, podemos hacer más mal que bien, provocando más ojeras, más arrugas y más hundimiento en la zona orbicular.”
El objetivo de estos ejercicios es entonces activar y tonificar estos músculos circundantes, “levantando el rostro, generando espacios, y abriendo canales para oxigenar nuestros tejidos, favorecer la producción de colágeno y elastina y, eliminar toxinas. Al mismo tiempo, incorporamos posturas que nos ayudan a calmar el sistema nervioso y a mejorar el funcionamiento hormonal”, explica.
Y afirma que, como resultado, se mejora naturalmente el aspecto de la mirada, el tono y luminosidad de la piel.
Dos ejercicios
1- “Ojos de gato”
“Esta postura trabaja y libera tensiones en todo el rostro pero especialmente de los músculos temporales y de los músculos maseteros, que son los músculos masticatorios”, introduce.
“En lo que a ojos concierne: combate y previene las arrugas que se forman alrededor de los ojos, levanta los párpados superiores, abre y levanta el rostro y elimina la linfa estancada del párpado inferior”, precisa.
Para realizar este ejercicio, se deben antes que nada bajar los hombros, y luego colocar las palmas de las manos sobre las sienes. Con los dedos, “abrazamos” la cabeza.
Luego, se deben presionar los músculos temporales diagonalmente, hacia atrás y hacia arriba. Cerrar los ojos y sentir la resistencia opuesta. Llevar la mirada hacia arriba.
Mantener la postura por 30 segundos y repetir dos veces. Desarmarla suavemente.
2- Ejercicio del globo
Este ejercicio sirve para trabajar los músculos más fuertes y dominantes de nuestro cuello y rostro como parte de una rutina activadora.
Para comenzar, se deben colocar tres dedos de la palma izquierda sobre los labios, con el fin de crear presión (ver foto de apertura).
Llenar la cavidad bucal con aire como si se quisiera inflar un globo.
Una vez llena de aire, empujar con la mano derecha la mejilla derecha, para que el aire genere tensión.
Llevar la mirada hacia arriba y atrás, y respirar profundamente.
Debemos mantener la postura por 30 segundos. Luego desarmarla suavemente y cambiar de lado.
Repetir una vez más de cada lado.
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