“El poder de la ignorancia o la ignorancia al poder”
El otro día fui a la pescadería y un pescadito me llamó la atención. Y le pregunto al pibe: “¿Son sardinas?” “No”, me contesta con aplomo, “son trillas”.
En mi cabeza resonaba el nombre de las trillas y me daba la sensación de haber visto algún programa gourmet donde se las apreciaba mucho. Entonces pregunté: “¿Y cómo se hacen?”. La respuesta fue lacónica: “No sé”.
¿Tiene que saber un vendedor de alimentos cómo se cocina todo lo que vende? No necesariamente. Pero me hizo sentir un viejo choto porque lo primero que pensé fue: “esto antes no pasaba”. Y estoy casi seguro de que antes no pasaba, y de estar volviéndome un viejo choto.
Y me pasa todo el tiempo. Cuando escucho que una diputada electa sostiene que la Tierra es plana, y LO DICE EN SERIO, me agarra un ataque de ganas de atragantarme con medio kilo de arena molida gruesa. Y lo dicen sin ruborizarse: es lo que yo llamo “la soberbia de la ignorancia”.
El candidato a Presidente de su partido cita permanentemente a un tipo que publicó un libro en el que dice que debería haber un mercado de compra y venta de niños. Y mucha gente lo escucha porque está citando “algo que está escrito en un libro”. Que esté publicado no lo avala. Hay muchos libros llenos de estupideces. ¡Hasta yo publiqué dos libros, llenos de estupideces! Es más: con un poco de dinero, vos te podés publicar tu propio libro. El papel y la tinta no lo convierten en algo cierto. Gutemberg, lo único que hizo, fue inventar un método industrial de publicación. No se hizo cargo del contenido de los libros que imprimió (y lo bien que hizo).
Pero juguemos al juego de la ignorancia amoral: ¿Por qué puede haber un mercado de hijos y no uno de padres? Así, una vez cumplidos los 18 años, si los padres no vendieron aún a sus hijos, los hijos pueden emanciparse y poner en venta a sus padres. Y vayamos más allá, seamos anarco capitalistas de verdad: Vendamos abuelas y abuelos. Ni te digo si tienen una buena jubilación o la prepaga al día, ya podés cobrar un 50% más que por un jubilado con la mínima. Y si sos joven, vendamos también bisabuelos, que podrían incluirse en la categoría “humanos vintage”.
Claro: surge un problema cuando hay, por ejemplo, dos hermanos, que son dueños del 50% de cada padre y uno quiere vender y el otro no. Pero supongamos que los vendés: ¿se venden así, sueltos, o se venden full-full, con herencia incluida?
¿Y por qué no incluir en la lista de favoritos a los cuñados y las cuñadas? No sé si habría compradores, pero seguramente habría mucha oferta.
Y ya que vamos a vender humanos como bienes, debemos incluir los seguros, para que los bancos no se queden afuera del negocio: ¿se puede vender un humano con garantía extendida? Y ahora que digo garantía: ¿cómo se establecería la garantía de funcionamiento de un niño, un padre o un abuelo? Y en caso de fallar antes del período establecido: ¿hay alguna empresa que se dedique al service de seres humanos? (Si, ya sé: me van a decir que los hospitales, pero como no va a haber hospitales… a menos que, como sostiene una futura supuesta canciller, si cada uno se puede hacer su cloaca, su calle, su vereda, también se pueda construir su propio hospital).
La ignorancia avanza. Sus líderes piensan, incluso, en privatizar el mar, es decir, vender cachos de mar como si fueran terrenos. Interesante, porque yo, si pudiese, me compraría una zona donde hubiera… salmones, que son ricos para comer. Pero hay un problema: los salmones migran. Y debería cercar todo el perímetro de mi mar privado, pero hay lugares en que es muy profundo el mar… Y ya debería tener, además de un barco, un submarino, para poder vigilar mi propiedad. Se me encarece el asunto.
¿Se estarán equipando ya las empresas de seguridad privada para vigilar los mares privados? ¿Cómo harán esos tótems en video para frenar una flota de barcos chinos que buscan calamar, o de japoneses que buscan ballenas, o de piratas somalíes que buscarán, sin dudas, a dueños de cachos de mar para secuestrar?
Ahora bien. Si podemos privatizar el mar, ¿por qué no privatizar el espacio aéreo? Imaginate “tener la suerte” de estar en una zona de conflicto internacional en la que permanentemente pasan drones y aviones de combate por arriba de tu casa, y que vos les pudieras cobrar peaje, ¿no sería fantástico?
¿A quién le gusta vivir cerca de un aeropuerto? A nadie, porque el ruido de los aviones es muy molesto. Y las vibraciones. Pero si vos sos dueño del espacio aéreo, se podrían hacer emprendimientos inmobiliarios más interesantes. Eso si: asegurate que el constructor entienda el concepto de “temblores y vibraciones”.
Todo parece una gran estupidez. Y lo es. Pero así es la ignorancia. En una época nos reíamos de la ignorancia. Chistes de gallegos, personajes muy brutos – aunque queribles algunos – en la televisión, “rubias taradas”… Bueno. Ya no más. Ahora la ignorancia avanza. Y no me miren .Yo no soy el responsable ni soy de los que dicen “todos somos responsables”. Yo soy un ser humano de responsabilidad limitada. Bueno, no tan limitada como la inteligencia de esta gente…