La Competencia Internacional de la 38ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata terminó este viernes con “Las almas”, de la salteña Laura Basombrío, que habló con Télam sobre su ópera prima, centrada en una mujer que soportó una vida difícil pero enfrenta el presente con una particular entereza.
La directora cuenta que cambió su proyecto, que originalmente sería una ficción y luego se transformó en un documental, a partir de conocer a Estela Quispe, la protagonista de esta historia: “Me llamó la atención que ella me contaba que soñaba con su mamá, que había muerto hacía poco, y que en esos sueños se comunicaban”, recuerda en el bar del foyer del Teatro Auditorium de Mar del Plata, luego de la proyección.
“Ahí me di cuenta de que podía profundizar esa relación para conocer a una mujer muy fuerte y, de alguna manera, continuar la relación en sus sueños a través del cine”, completa la realizadora sobre un bello documental ubicado en el Norte, en donde lo onírico se funde con la fuerza de una mujer que se plantó frente a la adversidad.
– ¿Cómo surgió la idea de retratar la vida y los sueños de una mujer de tu provincia, en donde lo ancestral sigue teniendo una presencia ineludible en el presente?
– El proyecto nació con una idea de ficción. En principio yo había escrito un corto de ficción que tenía como contexto el “Día de las Almas” que se celebra en el Norte del país. Por eso viajé a la localidad de Tolar Grande, que es una comunidad andina en la cual ese día se celebra muy intensamente, mucho más que en la ciudad de Salta, adonde yo vivo. Pero en ese pueblo conocí a Estela y cuando me puse a hablar con ella me llamó la atención que ella me contaba que soñaba con su mamá, que había muerto hacía poco, y que en esos sueños se comunicaban. La madre le daba mensajes o le decía que tenía que cuidar de su hermana y le preguntaba cosas sobre su negocio, un almacén. Ahí me di cuenta de que podía profundizar esa relación para conocer a una mujer muy fuerte y, de alguna manera, continuar la relación en sus sueños a través del cine. Sentí que quería hacer un retrato de Estela, por eso deseché la ficción.
– La película combina lo sensorial, lo onírico, con problemáticas como la violencia de género y el lugar de la mujer en la región. ¿Cómo fuiste llegando a este entrelazado en el relato?
– Empecé con la idea de narrar estos sueños de Estela con su madre muerta. Por eso está todo ese tratamiento sensorial y onírico; porque queríamos representar lo más fiel posible esos sueños. Pero, después, a lo largo de las múltiples entrevistas que le hice a Estela, durante los cinco años de rodaje, me encontré con esa violencia que ella denunciaba. Lo interesante de su historia es que ella se plantó ante esa violencia desde niña. Porque, viviendo en una casa con un padre muy violento, ella le hacía frente y defendía e incluso le decía a su madre que también se defendiera de los abusos. Así que en ella encontré una mujer muy plantada, que rechazaba toda violencia y que sabía cómo defenderse a sí misma. Y eso me pareció único, porque creo que hay como una idea de mujeres que, aunque no me gusta el término, son algo así como “mujeres objeto”, pero quizás mejor es decir que son mujeres más calladas y sometidas a las violencias de los hombres. Y en Estela encontré todo lo contrario, por eso me pareció importantísimo narrar esa fuerza en la película.
– Qué papel juegan esas creencias religiosas híbridas entre el catolicismo y cultos ancestrales en el pequeño universo que mostrás en la película?
– En esta comunidad andina hay un sincretismo total entre la fe religiosa católica apostólica romana y otro tipo de creencias, y esa mixtura se ve muchísimo en el Día de los Muertos. Todos los rezos son católicos, de hecho también se hacen misas, pero tienen una serie de rituales en los cuales celebran la muerte de una manera muy distinta a la católica. Realmente es muy emocionante ver que el Día de las Almas las familias reciben a las almas en sus casas, les cocinan sus comidas preferidas y comparten toda una jornada con ellos, es un día en que los vivos y los que ya no están físicamente comparten el mismo plano de existencia. El entremezclado de culturas es total.
– ¿En qué películas se mira “Las almas”? ¿Cuáles son tus referencias en el cine?
– Me gusta muchísimo lo que hace el portugués Pedro Costa (“Vitalina Varela”, “Juventude em Marcha”, “Cavalo Dinheiro”) o la obra del estadounidense Gianfranco Rosi (“Sacro GRA”, “Notturno”, “Fuocoammare”), supongo que sus películas me han influenciado en mi manera de pensar y hacer cine.