Vamos por la racionalidad. Creemos que las cosas hay que cambiarlas cuando están mal, no cuando están bien. En ese sentido la decisión es sencilla”, dijeron desde la Pro Tejer en la Pro Textil.23, el evento más importante a nivel nacional del sector textil e indumentario. “Como sociedad en su conjunto necesitamos pensar en el bien mayor”, sostuvo el presidente de la Fundación, Luciano Galfione, al iniciar un desayuno con periodistas, “demos más derechos”, sentenció, alejando a su espacio de las propuestas de Javier Milei. Puntualmente en materia productiva los empresarios se quejaron por la falta de insumos importados.

En esta ocasión la Pro Textil.23 conmemora los veinte años del nacimiento de la Fundación Pro Tejer, que aúna a las principales empresas del sector textil e indumentario a lo largo de toda la cadena de valor. Una cadena que es fuertemente federal: en las provincias del Norte Grande argentino es la principal generadora de empleo y en otras cuatro provincias se ubica en el segundo lugar. Es también una fuente principal para el empleo femenino. Los indicadores del sector son buenos, especialmente en comparación con otras industrias que experimentan un estancamiento mayor. A partir de agosto, no obstante, el parate aquí se tornó relevante y lo explican por la caída del poder adquisitivo de la población y la falta de divisas para la importación.

Además de la cuestión política, la remanida molestia por las trabas en las importaciones que supuso la administración de un flujo de divisas escaso durante 2023 ocupó el centro de la entrevista. “Manejamos los mismos datos que el gobierno y esperamos que en 2024 esta situación se modifique [en cuanto al balance externo] pero también tenemos deudas por importaciones devengadas”, aclaró Galfione respecto de la presión importadora de cara al año próximo. Algunos insumos puntuales del sector, que dejaron de fabricarse en el país, como la fibra sintética y ciertos colorantes, son abastecidos por el mercado externo, principalmente Brasil, China y Corea del Sur.

El retraso en la aprobación de las SIRA para importar la fibra sintética, el aumento en el precio del dólar (los empresarios aseguraron que descuentan sus costos al dólar blue) y los altos costos financieros ya que “las entidades bancarias en Argentina no están dando financiamiento para el pago de importaciones” fueron los factores clave identificados por los empresarios como motor de sus costos. A su vez marcaron una diferencia entre el comportamiento de los precios mayoristas –en donde incide el grueso de las empresas del sector- y los minoristas –donde afectan el resto de las condiciones sistémicas como los impuestos y las altas tasas de interés, los primeros crecieron 79,7 por ciento interanual en el rubro de indumentaria y calzado en septiembre y los minoristas 118,6 por ciento.

Además recordaron que la apertura de las importaciones de prendas de vestir fue en su momento aprobada por el ministro de Economía, Sergio Massa, como una estrategia para frenar la fuerte escalada de precios que experimentó el sector a la salida de la pandemia. Los empresarios se distanciaron de las propuestas aperturistas del espacio de La Libertad Avanza pero también plantearon sus reparos respecto de la coyuntura actual. Como se dijo, desde agosto la actividad se encuentra estancada y enfrenta uno de los niveles más bajos de utilización de la capacidad instalada de todo el sector industrial nacional: cerca del 40 por ciento está ociosa. Esta perspectiva se compensa al considerar los últimos tres años que fueron de crecimiento e inversiones en el sector, “desde la salida de la pandemia se crearon más de 13.000 nuevos puestos de trabajo, siendo el tercer sector industrial con más creación de empleo registrado desde 2020”, afirmaron.

No somos Roma

Esto no es Roma que hay que incendiarla al estilo Nerón”, dijo claro Jorge Sorabilla, secretario de Pro Tejer y representante del sector dentro la Unión Industrial Argentina (UIA). En ese sentido, recordó que “la decisión [política] es sencilla”. “Vamos por la racionalidad. Creemos que las cosas hay que cambiarlas cuando están mal, no cuando están bien”, agregó. Y además matizó el insistente pesimismo que transmiten quienes opinan desde la Capital Federal en contraste con las opiniones que escucha en el resto del país: “Parecería que en el interior las cosas no están tan mal, hay una mirada más optimista de las cosas”, afirmó. En general las expresiones de los empresarios fueron optimistas también respecto al futuro del país.



Fuente-Página/12