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Foto: Prensa.

Compuesta por piezas cerámicas y con la impronta de la naturaleza como gran tema, la artista visual Lucila Amatista inaugura su nueva muestra “La vida que nos anima”, el sábado próximo a las 17, en El Local, del barrio porteño de La Paternal, atípico espacio expositivo y taller que cuenta con una sala central y vidrieras a la calle que facilitan el vínculo entre artistas, el barrio y los vecinos.

La muestra curada por Cecilia Garavaglia reúne collares armados a partir de pequeñas piezas realizadas en cerámica que miden de un metro y medio a tres metros, una acuarela, composiciones que configuran un ritual, tres tótems que pueden verse desde la calle y algunas piezas sueltas. Concebido como un todo armónico, las instalaciones de las vidrieras se complementan con obras individuales puestas en diálogo, como una pieza que cuelga de la pared de la salen unas ramitas de árbol.

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Lucila Amatista (Buenos Aires, 1978) viene trabajando desde marzo en esta exposición: intercambiando textos, viendo el proceso de cada pieza, pensado “como un todo”. El título de la muestra se basa en la lectura del libro “Metamorfosis”, del filósofo italiano Emanuele Coccia: “el primer libro que leí de él fue ´La vida de las plantas´ y quedé tan fascinada que ahí surgió el nombre de una muestra anterior, ‘El soplo del mundo'”, cuenta la artista. 

“Me interesa cómo de forma más filosófica Coccia aborda temas básicos de la vida misma, como la alimentación. De allí surgió ´La vida que nos anima´”, dice Amatista. El filósofo, destaca, expresa en ese texto que “la vida que nos anima no tiene nada de individual y específica sino que un cuerpo puede permanecer en sí mismo o también salir y nutrir otros individuos de una variedad infinita de especies”. 

La artista sostiene que el trabajo con la arcilla sin forma y luego modelada “es una metamorfosis”, una transformación para crear un mundo o “un universo rebosante de vida”.

A las piezas las voy trabajando mientras leo y así se van retroalimentando las cerámicas con la pintura y las lecturas. No es un trabajo conceptual donde primero investigo y después produzco en base a eso. Más bien todo se da junto y al mismo tiempo”, afirma sobre su proceso creativo.

Según Garavaglia, “ese movimiento de contracción y relajación que está tan presente en la naturaleza, en los ritmos, en la respiración, también está en los procesos creativos de Lucila, en la tierra con la que trabaja, en su búsqueda en continua mutación”.

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“Sus formas se construyen a partir de la relación de una pieza con la otra, esas uniones son el cuerpo de su obra, se expanden, se nutren. Cada pieza es pensada de forma individual, para luego ser parte de una forma colectiva, donde una pieza sin la otra no podría funcionar”, destaca la curadora.

Amatista egresó en 2003 de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, actual Universidad de la Artes, como profesora de pintura y en paralelo estudió la carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Entre sus exposiciones individuales se destacan “El soplo del mundo” (2020), en Fundación Osde, y “Vida Primaria” (2015), en Ro Galería; y, entre las colectivas, “Desborde” en Museo de Arte Contemporáneo Argentino de Junín (2018). 

El exposición que se despliega en El local -singular espacio creado en 2019 por el artista Alejo Arcuschin- podrá visitarse hasta el 16 de diciembre, los miércoles y sábados de 17 a 20 en avenida Juan B. Justo 4238, ciudad de Buenos Aires, con reserva previa (tallerellocal@gmail.com).





Fuente Telam