El nombre de Marcelo va “casi” fundido al de Hugo, por el apellido: Dellamea. Ambos, más Ariel Sánchez en percusión, conforman el dúo-trío Dos Más Uno, cuyo devenir encuentra giras por el mundo, festivales, discos y una muy visible participación como brazo sonoro del programa televisivo La Peña de Morfi. Ahora bien. Lo de “casi” fundido es porque ambos, Marcelo y Hugo, también brillan con luz propia, por separado. En el caso del primero –porque de él se trata la cosa-, la individualización pasa hoy por Vida, disco que el guitarrista y cantautor chaqueño acaba de publicar por Virgin Music, y que estrenará en público este miércoles 8 de noviembre a las 20.30 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).
“Va a ser un concierto presentación del disco, pero también voy a tocar más canciones, porque son nueve temas y se pasa volando… siempre me gustó el desafío de salir solo al escenario y poder hacer un show a guitarra y voz, y este disco tiene esa idea”, advierte el músico, cuya necesidad de hacer un disco solo parte de que tal permite “una forma muy personal para expresarse, y para interpretar”.
Las nueve canciones que pueblan Vida fueron grabadas de una toma en estudio, y atravesadas por un fino intimismo telúrico que incluye tres composiciones propias, y un resto conformado por refrescadas visitas por Yupanqui, Tejada Gómez, Palorma, Isella, Cachilo Díaz, Mores y Discépolo. “Se trata de un disco muy personal y profundo”, define el hacedor. “Desde las piezas instrumentales hasta las cantadas, todo pasa por un clima súper íntimo, y era el objetivo del disco, que parezca que estás escuchándolo en vivo en el living de tu casa”.
-Es muy fuerte llamar Vida a un disco. ¿Qué te impulsó?
-Me impulsó un volver a la raíz, que en este caso es el folklore. De hecho, salir con el torso desnudo en la foto de portada tiene que ver con lo mismo, con conectarme con la esencia y mostrar algo transparente, porque es un disco casi sin procesos de audio, grabado en vivo y en simultáneo en guitarra y voz.
Vida llega doce años después del debut solista de Marcelo, cuyo nombre fue Calle 11. “Trabajar solo, sin mi hermano, tal vez me quita su visión global a nivel producción, pero me agrega una libertad absoluta que para este proyecto me sirve, porque es casi cien por ciento interpretativo y expresivo, y porque cada tema tiene un significado y un porqué que me ha interpelado por su melodía, su ritmo o su poesía.
-¿Cómo te interpeló “Amanecer litoral”, por tomar uno de los casos más telúricos, y compuestos por vos?
-El tema surgió llegando en un micro de gira a Corrientes y contemplando el amanecer a través de la ventana. Hacía mucho tiempo que no iba para aquellos lados, por la pandemia, y tenía una nostalgia y unas ganas muy grandes. Ver el campo me inspiró esa melodía que rápidamente pude bajar al instrumento. Es un chamamé de corte bien tradicional para guitarra solista.
-Entre las versiones figura “Al cimbrar de la vida”, de Félix Palorma. ¿La versionaste por él, o por el tema?
-Es una tonada que volví a escuchar en casa de “Tonito” Rodríguez Villar, cantada por el maestro Jorge Viñas. Automáticamente caí en la cuenta de que ya la había escuchado hacía mucho tiempo, pero no sabía el nombre ni de quién era. Me gustó tanto que le pregunté a Jorge el nombre de la canción y su autor. Ahí empecé a descubrir la grandeza de Palorma.
-La misma inquietud por Cachilo Díaz: de su acervo recreás “La Humilde”…
-Es que la versión de Atahualpa hizo que me enamore de esta chacarera. Si bien en mi versión hay claras influencias de la de Yupanqui, traté de darle mi toque personal, habilitando incluso algunos compases para la improvisación, además de sumar el bombo de Ariel Sánchez, mi hermano de la vida.