Algo más al oeste de la gran multitud que desfila hacia Plaza de Mayo, una parte de los brillos y colores del orgullo comienza a relucir en la plaza Lavalle, y arma campamento junto a las carpas improvisadas donde resiste, hace tres meses, un puñado de miembros de pueblos indígenas que buscan recuperar sus derechos luego de la reforma inconstitucional en Jujuy. El multicolor de la whipala se fusiona con el arcoíris LGTBIQ+ con un reclamo contundente y político: “A Descolonizarnos; Contra todos los genocidios”.

“Este es un abrazo del Malón del Orgullo al Tercer Malón de la Paz contra todos los genocidios, inclusive el epistémico que busca matar ideas –expresa la histórica activista travesti Marlene Wayar–. Nosotras nos corrimos hasta acá avergonzadas y entristecidas de cómo las instituciones recibieron al Malón, que defiende la democracia contra una constitución que fue impuesta de manera inconsulta y amenaza muchos derechos. Las instituciones han sido muy frías, pero lo ha sido mucho más esta sociedad. Me entristece vivir con personas que no son capaces de conmoverse y me enojan las instituciones que no dan respuesta”.

Arriba del escenario musicalizan la tarde Susy Shock, Banda de les mostres, Brotecitos, Aldana Bello, Comunidad Ballroom, Maryta de Humahuaca, Andrea Bazán, Caro Bonillo, Nayla Beltrán y otras artistas. La movida que abraza al Malón es convocada por los colectivos Las Históricas Argentinas, Futuro Trans, Mu La Vaca y Brotecitos Radio.

Detrás del escenario, una escultura de la Pacha hace las veces de patrona de la marcha. La deidad sostiene una whipala hacia adelante, lleva a su hijo en la espalda. Viste un sombrero con girasoles, gesta un planeta Tierra en la panza, tiene una lágrima que le recorre el rostro y el pecho. Además porta un pañuelo blanco en la muñeca, y se escuda con un atrapasueños y la bandera argentina. A sus pies las personas dejan donaciones de agua, arroz, yerba y polenta como si fueran ofrendas de un altar rutero.

“Agradecemos el apoyo de la comunidad LGTB, que es un orgullo ver que no estamos solos –comparte Eloy Mamani, integrante del Tercer Malón–. Nosotros como pueblos originarios estamos defendiendo los derechos de cada ciudadano. La reforma que se aprobó en Jujuy es una evasión a la constitución nacional, y una conducción provincial debería respetarla. Hace tres meses venimos pidiendo la intervención a nuestra provincia y la nulidad de la reforma”.

“El malón es un legado que nos han dejado nuestros ancestros –indica Patricia Cruz, presidenta de la comunidad aborigen de Maimará y miembro del Tercer Malón– y el objetivo es claro: que caiga esta reforma institucional que se dictaminó entre gallos y medianoche, que cercena por completo a las comunidades originarias, nos quita el derecho al territorio, al agua y a la vida. Hasta que no caiga no vamos a aflojar en la lucha”.

“Vamos a volar como mariposas que aquí todo es posible”, cantan Les Mostres a viva voz, mientras un bailarín despliega sus alas de tela de todos los colores. Y ahí nomás invocan al espíritu de la trava madrina Lohana Berkins, y resurge el cartel que determina “Milei no es mi ley” empuñado por aquella muñeca envuelta con el pañuelo verde de la marcha del orgullo Trans Villero del sábado pasado en el Mugica.

“Sentimos que hay que politizar nuestro colectivo –considera la ‘artista trans sudaca’ Susy Shock–. La lucha revolucionaria de decir ‘yo soy esto’ debería ser principio de pensarse como parte de una comunidad, un país, un mundo. Cuando eso está amenazado, ser disidente debería ser más que la parte sexo-genérica. No nos gusta que marche la derecha en sus camiones y la mariconería le aplauda y baile sin saberlo, y por eso decidimos corrernos. El malón vino a dar respuestas potentes a un montón de preguntas que nos hacíamos. Nos acercamos para hacer ese ejercicio político y amoroso de escuchar. La lucha de los pueblos originarios es nuestra lucha”.

Informe: Carla Spinelli



Fuente-Página/12