El edificio donde funcionó el boliche República Cromañon ya es Monumento Histórico Nacional. A casi 19 años de aquel 30 de diciembre de 2004, el presidente Alberto Fernández firmó este miércoles el decreto que le da protección patrimonial al conjunto que abarca al ex boliche pero también al hotel lindante y al Santuario y Paseo de los Pibes de Cromañon. Se trata de un proyecto impulsado por la Comisión Nacional de Monumentos y las organizaciones de sobrevivientes y familiares de las víctimas que celebraron la noticia aunque volvieron a reclamar la reglamentación de la ley de expropiación del lugar, aprobada hace ya más de un año.
“De tanta pelea, acá hay un fruto. Es un paso importante y significativo“. Así resume Silvia Bignami sus sensaciones por la noticia recibida a primera hora del miércoles, cuando los sobrevivientes y familiares se enteraron de la publicación del decreto en el Boletín Oficial (BO), con la firma del presidente, del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y del ministro de Cultura, Tristán Bauer. Bignami es la mamá de Julián Rozengardt, uno de los 194 fallecidos, e integra el Movimiento Cromañon. Esa agrupación fue una de las que hace más de tres años comenzó a trabajar junto a la Comisión de Monumentos el proyecto que ahora quedó aprobado con la firma presidencial.
“Lo iniciamos con la gestión anterior y ahora se retomó con la de Mónica Capano en un proyecto que va ligado al de la expropiación, en paralelo pero con puntos en común. Este es el primer crimen de la democracia que se patrimonializa: en Argentina el patrimonio es por motivos arquitectónicos o en los casos de centros clandestinos de la dictadura“, destaca Bignami. “La declaratoria de los espacios de la masacre y de los objetos que la testimonian es una ruptura con la vieja concepción del patrimonio, al superar las miradas esteticistas y hegemónicas y al dar cuenta del conflicto que entrañan las memorias del trauma“, subrayaron, en tanto, desde la Comisión.
El decreto publicado en el BO reconoce que lo ocurrido esa noche “fue producto del accionar de sujetos públicos y privados, quienes, siendo responsables de la seguridad e integridad de terceros, que se encontraban ocasionalmente a su cuidado, decidieron omitir las claras señales y reiteradas alertas en lo relativo a las condiciones del local”. También señala que es un “deber” del Estado Nacional “generar conciencia y compromiso en la comunidad mediante la constitución de ámbitos para el ejercicio de la Memoria Colectiva.
Por todo esto se declara monumento nacional al inmueble donde funcionaba el boliche, al Hotel Central Park y a la parcela a cielo abierto que da a Jean Juares al 51, a metros de la Estación Once. El Paseo, el Santuario y sus respectivos murales sobre Bartolomé Mitre fueron declarados, en tanto, lugar histórico nacional, mientras que la Colección Cromañón del Archivo Nacional de la Memoria será ahora un bien de interés histórico nacional. Esa colección se encuentra alojada en el Espacio para la Memoria de la ex-ESMA. Bignami remarcó en este sentido que el proyecto “acepta la unidad simbólica del boliche con el santuario y el archivo“.
“Ahora, con el decreto, la Comisión tiene poder de policía sobre el boliche. Literalmente se abre una puerta porque ahora se puede entrar a un lugar que está cerrado desde que pasó la masacre, y el dueño no puede seguir modificándolo”, agregó la integrante de Movimiento Cromañón. Brenda Re, sobreviviente de la masacre, subrayó en el mismo sentido que la declaración del espacio como monumento nacional “sirve para ir protegiendo el lugar mientras peleamos por la ley de expropiación“.
En un comunicado conjunto, las distintas organizaciones sostuvieron que “la declaratoria tiene un importante significado, tanto simbólico como concreto, desde el plano institucional y enriquece el mensaje de Nunca Más Cromañón“. Las agrupaciones rechazaron, en cambio, que en el decreto se haya utilizado la palabra “tragedia” en vez de “masacre”. “Cromañón fue una masacre producto de la connivencia empresarial y estatal, no una fatalidad o accidente“, advirtieron.
“Sin embargo, hoy destacamos este paso como uno más en la lucha, que debemos continuar hasta concretar la expropiación del lugar y la construcción de un Espacio para la Memoria Colectiva“, continúa el comunicado firmado por Coordinadora Cromañón, El Camino Es Cultural, Movimiento Cromañón, Ni Olvido Ni Perdón, No Nos Cuenten Cromañón, Organización 30 de Diciembre, Plaza de la Memoria Los Pibes de Cromañón, Que No Se Repita y Sin Derechos No Hay Justicia.
Más allá de la declaratoria de monumento histórico, el punto de la expropiación sigue siendo el más importante para los familiares y sobrevivientes en su lucha para que el lugar se transforme en un espacio de memoria. El paso a utilidad pública del local, que fue devuelto a Rafael Levy por el Tribunal Oral Criminal 24 en el año 2018, fue aprobado en ambas cámaras en octubre del año pasado pero todavía no fue reglamentado. Además de la expropiación, la ley también estipula que los inmuebles deben ser destinados a un espacio de memoria.
“Este es un momento importante, el decreto nos coloca mejor pese a que siempre estamos cortando clavos con los tiempos. También se acerca un cambio de mandato, por eso creemos que el Gobierno nacional tiene la responsabilidad de impulsar la reglamentación cuanto antes“, aseguró Bignami. “Creemos que este decreto es una buena señal en esa dirección, pero entendemos que hay que seguir presionando para que se haga la reglamentación porque ya pasó más de un año”, agregó Re.
La sobreviviente de la masacre concluyó que la construcción de un espacio de memoria en el lugar “es fundamental para que la memoria esté viva: que se pueda ver, tocar y sentir, y para que Cromañon no pase nunca más, ese es uno de los pilares del espacio”. El inmueble del barrio de Balvanera está cerrado desde los meses posteriores a la masacre. Las familias y los sobrevivientes no saben con qué se encontrarán el día que vuelvan a ingresar al lugar. Ese día, confían, hoy está un poco más cerca.